Lectura obligatoria: El Libro de Rut (Dr. Feddes)
El Libro de Rut
por David Feddes
Vieja Viuda Amargada (Rut 1)
La vieja viuda estaba amargada y no trató de mantenerlo en secreto. "No tengo nada", se quejó ella, "absolutamente nada, solía estar llena de cosas buenas, pero ahora estoy vacía, solía tener una casa, un marido y dos hijos, pero ahora no tengo a nadie. Dios se ha llevado todo. Mi vida solía ser dulce, pero ahora es amarga - y todo es obra de Dios. Ese es mi mayor problema, sabes: Dios está en mi contra".
Cuando escuchas esa amarga queja, ¿cómo reaccionas? Si la vida va bien para ti, puede ser que mejor evites a esta viuda y sus quejas y no pienses más sobre ello. Pero si has sufrido muchos problemas, puedes identificarte con ella y decir: "Yo siento lo mismo. Mi vida es miserable, y no puedo evitar pensar que Dios se encuentra lejos de alcanzarme."
Así que tratemos de entender a esta mujer. ¿Qué fue lo que pasó que la volvió tan amargada? ¿Dios estaba realmente en su contra? ¿Se quedó atrapada en su amargura o las cosas dieron un giro? Su historia es emocionante, y puede mostrarnos mucho acerca nosotros mismos y sobre lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. El nombre de la mujer es Noemí, y el libro bíblico de Rut cuenta su historia, comenzando en un punto donde Noemí todavía tenía marido, hogar y familia.
Cuando Gobernaban los Jueces
La historia comienza con una mención del marco histórico en el que vivió Noemí: "En los días que gobernaban los jueces..." Detente justo ahí. Cuando oigas en los días que gobernaban los jueces, las palabras te pueden entrar por un oído y salirte por el otro. Pero es importante hacer una pausa el tiempo necesario como para notar que fue un período horrible.
El libro de la Biblia de Jueces retrata una época en la que los villanos eran terribles, y los héroes eran casi tan malos. En el libro de Jueces un hombre llamado Aod pretende ser un negociante y luego saca de repente una daga oculta y apuñala a un gobernante gordo en su vientre y lo mata. Una mujer llamada Jael le da una comida a un general agotado, lo arrulla para dormir, y luego le clava una daga en la cabeza mientras duerme. Un personaje llamado Jefté nace de una prostituta y se convierte en un bandido. Eventualmente, personas desesperadas por un liderazgo fuerte lo hacen comandante de un ejército. Jefté gana una batalla - y luego sacrifica a su única hija para mantener un voto estúpido que hizo. Un hombre llamado Sansón se acuesta con prostitutas, vandaliza y quema las cosechas de la gente que no le gusta, y mata a treinta hombres cuando está furioso por perder una apuesta. Y créanlo o no, ¡esos son los buenos!
Cuando llegas a la parte de los chicos malos en el libro de Jueces, las historias son aún más horribles. Un hombre aniquila a toda su familia - todos los setenta de ellos - para hacer avanzar sus propias ambiciones. Otro hombre sirve como un sacerdote que hace dinero proporcionando ídolos al mejor postor. La gente de un pueblo determinado participa en una brutal violación y asesinato en grupo. Luego viene la venganza, una masacre genocida de casi todos los hombres, mujeres e hijos de la tribu a la que pertenecía esa aldea. Varios cientos de hombres sobreviven a la masacre al huir al desierto. Necesitaban nuevas esposas para iniciar nuevas familias, pero no había mujeres disponibles para ellos. ¿La solución? Los hombres de otra ciudad son masacrados para que las mujeres jóvenes de la ciudad puedan ser llevadas como esposas de sus secuestradores.
El libro de Jueces termina con este sombrío resumen de todo el período: "En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía." (Jueces 21:25). Era un tiempo sin autoridad, sin estabilidad, sin ley, sin orden, sólo de gente haciendo lo que querían hacer, sin importar lo malo que fuera. Si vives hoy en un barrio infestado de delincuencia, invadido por pandillas o en una parte del mundo que está atormentada por la guerra continua a manos de ejércitos itinerantes y terroristas sin nadie a cargo, tienes una muestra de la situación de Israel durante el tiempo de los jueces. La mayoría de la gente ignoraba a Dios y hacía lo que quería.
Lo único que impidió la ruina total fue que de vez en cuando, después de décadas en que Israel se deslizaba cuesta abajo, Dios castigaría a los israelitas a través de invasores enemigos y gobernantes extranjeros crueles, y luego, una vez que Dios llamara su atención, movería a su pueblo a arrepentirse de sus pecados y levantaría héroes para rescatarlos. En muchos casos, los héroes (a menudo llamados jueces) eran bastante erráticos, pero trajeron consuelo de los opresores extranjeros y brindaron una oportunidad para que la gente agradeciera al Señor y cambiara sus caminos. El nivel general de espiritualidad y moralidad, sin embargo, permaneció terriblemente bajo entre la mayoría de la gente durante toda esa era.
El Que Se Enoja Pierde
Ahora ponte en los zapatos de Noemí. Tú adoras al Señor, pero tu sociedad está llena de religión falsa, inmoralidad y maldad de todo tipo. Eso es difícil, incluso en ocasiones aterrador. Pero al menos tienes un refugio de felicidad y seguridad privado y personal, viviendo en casa con tu esposo y tus dos hijos. Esperas poder mantener tu refugio feliz a pesar de que tu país es corrupto y tu cultura se está desmoronando. Pero eventualmente la ola de problemas se acerca a casa. El libro de Rut cuenta lo que sucedió.
En los días en que gobernaban los jueces, hubo hambre en la tierra, y un hombre de Belén de Judá, junto con su esposa y sus dos hijos, fueron a vivir un tiempo en la tierra de Moab. El nombre de aquel hombre era Elimelec, el nombre de su mujer Noemí, y los nombres de sus dos hijos eran Mahlón y Quelión. Eran Efrateos de Belén de Judá. Y fueron a Moab y vivieron allí.
En nuestro mundo de hoy algunas hambrunas son resultado de las condiciones climáticas, mientras que otras vienen cuando las bandas y la anarquía arruinan una economía o cuando los políticos y los ejércitos usan la comida como un arma y tratan de matar de hambre a sus enemigos. Eso encajaría con el tiempo de los jueces, pero la Biblia no dice lo que causó el hambre que afectó a Noemí y a su familia. Cualquiera que fuese la causa, la hambruna fue real. Incluso la ciudad natal de Noemí, Belén fue duramente golpeada. El nombre Belén significa "cesto de pan", por lo que Belén bien pudo haber sido considerado el "cesto de pan" de la región. Pero incluso el cesto de pan Belén estaba atrapado en la hambruna.
¡Qué horrible debió haber sido! Si te has acostumbrado a sentirte muy seguro, es espantoso descubrir que de repente no tienes ninguna fuente de ingresos constantes para tu familia y no sabes de dónde vendrá tu próxima comida. Las cosas parecían tan sombrías para el esposo de Noemí, Elimelec, que decidió que su mejor oportunidad era salir de Belén y abandonar la tierra de Israel por un tiempo y ver si podían encontrar trabajo y comida en el país extranjero de Moab. Azotados por el hambre, arrancados de su patria, viviendo como refugiados en un país extranjero, eso sería bastante malo, pero lo peor estaba por venir. La Biblia dice,
Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido. (Rut 1:3-5)
El esposo de Noemí murió y la dejó viuda. Si eres una persona que ha perdido un cónyuge, sabes lo abrumador que es perder a alguien que has amado y de quien has dependido durante tanto tiempo. Pero ni siquiera eso fue el fin de los problemas de Noemí. Sus hijos, probablemente contrario a sus deseos, se casaron con Moabitas, mujeres paganas que habían crecido sirviendo a otros dioses, no exactamente el tipo de esposas que una madre temerosa de Dios querría con las que sus hijos se casaran. Pero los dos hijos, Mahlón y Quelión, eran hombres adultos en ese momento, tomando sus propias decisiones, y se casaron con las mujeres con las que querían casarse. Aunque pudo haber sido una pena para Noemí, ella aprendió a llevarse bien con sus nueras. Pero luego vino el golpe final: Mahlón y Quelión murieron. Ponte en el lugar de Noemí: Eres una refugiada en una tierra extraña, tu marido ha muerto y tus hijos están muertos. ¿No te sentirías completamente devastada?
“¡Dios Está En Mi Contra!”
Para entonces Noemí había vivido en Moab durante unos diez años. Entonces llegaron noticias de su tierra natal: Israel estaba prosperando nuevamente.
Cuando oyó en Moab que el Señor había venido en socorro de su pueblo ofreciéndoles comida, Noemí y sus nueras [Rut y Orfa] se prepararon para regresar a casa. Con sus dos nueras dejó el lugar donde había estado viviendo y partió al camino que las llevaría de regreso a la tierra de Judá.
Entonces Noemí dijo a sus dos nueras: "Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido."
Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron, y le dijeron: “Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo."
Y Noemí respondió: “Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos? Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí.” (Rut 1:6-13)
Noemí le estaba diciendo a Rut y Orfa: "Aprecio su preocupación y amabilidad, pero por su propio bien, es mejor que me dejen. No tienen futuro conmigo, porque yo no tengo futuro".
¿Por qué Noemí pensó que no había futuro a su lado? Una de las razones tenía que ver con una costumbre de ese tiempo. Si un hombre moría sin dejar hijos, su hermano o pariente más cercano se casaría con su viuda y tendría hijos con ella. El primer hijo que tenían juntos sería contado como el del difunto y heredaría la tierra del difunto. Pero, ¿qué esperanza de esta costumbre había para Rut y Orfa? Los hijos de Noemí estaban muertos; no tenía otros; y no podía pensar en ningún otro pariente de su marido que se casara con Rut u Orfa. Así que si estas mujeres jóvenes querían tener cualquier esperanza de un marido o familia, era mejor que se olvidaran de Noemí y empezaran de nuevo en otro lugar. Esa fue la primera razón de Noemí para decirles que la dejaran y regresaran a Moab.
Pero Noemí tenía una segunda y más fuerte razón: "Dios está en mi contra, tengo mala suerte, estoy bajo maldición. Háganse un favor y empiecen de nuevo sin mí. Soy un callejón sin salida, Dios está en mi contra, y si se quedan cerca de mí, también pueden salir afectadas. Ustedes jóvenes damas merecen algo mejor. Merecen otra oportunidad de tener una buena vida, y que el Señor las bendiga. Pero es peor para mí que para ustedes. Ustedes todavía tienen posibilidades; yo no. ¿Cómo puedo tener un futuro cuando estoy bajo ataque del Señor mismo?"
“Tu Dios Será Mi Dios”
Cuando Noemí les dijo a Rut y Orfa que regresaran, ¿realmente lo dijo en serio? A veces decimos cosas que realmente no queremos decir, o decimos cosas que una parte de nosotros quiere decir, pero que otra parte de nosotros no está tan segura de ello. ¿Realmente Noemí quería que Rut y Orfa la dejaran, o simplemente les estaba ofreciendo la oportunidad de irse, esperando secretamente que dijeran: "No, nos quedaremos contigo"?
Lo que sea que Noemí pudiera haber estado pensando, sus palabras fueron suficientes para convencer a Orfa de que la abandonara. Orfa se preocupaba por su suegra y se sentía mal por ella, pero quería continuar con su vida. Después de que Noemí terminara la petición de ser abandonada diciendo, " la mano de Jehová ha salido contra mí", la Biblia dice:
Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella.
Y Noemí dijo: “He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.”
Respondió Rut: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.” Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más. (Rut 1:14-18)
¡Qué asombroso desarrollo! ¡Qué amor y lealtad de parte de Rut! ¿Cómo es que Rut se unió tanto a Noemí y al Dios de Noemí? Al principio Rut no comenzó amando a Noemí tanto, y no comenzó con fe en Dios. Ella inició como una adoradora de ídolos que se encontró con un hombre llamado Mahlón y se casó con él. En ese momento, Rut probablemente vio a Noemí y al Señor como partes mínimas del paquete matrimonial. Debido a que Rut quería casarse con Mahlón, estaba dispuesta a soportar su familia y su religión, pero no empezó como algo profundo o sincero. Entonces, cuando su marido murió, ¿por qué Rut no se marchó? Eso fue lo que hizo Orfa. Cuando Orfa se casó con Quelión, ella tomó la familia y la religión que vino con él, pero cuando Quelión murió, ella estaba lista para encontrar una nueva familia y seguir cualquier religión que pareciera necesaria. Pero Rut no. Rut empezó con un interés mínimo en el Dios de Israel, pero en algún lugar de la línea, ya sea a través de su marido o de su suegra, Rut descubrió al Dios vivo, y llegó al punto en el que ella no dejaría ir al Señor o a la familia que la trajo hacia Él, sin importar nada.
Muchas personas aún en estos días entran en contacto con Dios en formas que parecen casi accidentales. Te casas con alguien, y su religión casi no tiene sentido. Sus creencias no te molestan lo suficiente para rechazar el matrimonio, e incluso acompañas los rituales que son necesarios, pero parece ser una de las partes mínimas del paquete matrimonial. Pero a medida que las cosas se desarrollan, llegas a un momento decisivo. Tienes que elegir de una u otra forma, de una vez por todas, si el Dios y Padre de Jesucristo es realmente tu Dios o no. Tienes que responder a la pregunta: "¿El Dios que yo conocí por primera vez como el Dios de otra persona ahora también será mi Dios?" Para Orfa la respuesta fue no. Para Rut la respuesta fue sí, ¡un sí absoluto y resonante! ¿Cuál es tu respuesta? ¿Es el Dios de la Biblia tu Dios? ¿Es posible que el Jesús que conociste por primera vez como el Señor de alguien más, sea también tu Dios, personalmente, totalmente y para siempre?
El compromiso de Rut con Noemí y con el Señor Dios es asombroso, y es aún más sorprendente a la luz de lo que Noemí le había estado diciendo. Noemí dijo: "Dios está en mi contra". La respuesta de Rut fue: "Tal vez sea así, pero él es el Dios vivo y verdadero, el único Dios que existe, así que sea él o nosotros, su Dios es mi Dios". Noemí gritó: "Soy un callejón sin salida." Rut respondió: "Tal vez sea así, pero si usted es un callejón sin salida, entonces moriré donde usted muera y seré enterrada también allí." ¡Qué amor! A veces las personas deprimidas intentan alejar a sus amigos y familiares, pero los verdaderamente leales se quedan con ellos incluso en su miseria. Noemí no tenía nada que ofrecerle a Rut, excepto una actitud amarga y un futuro vacío, pero Rut la amaba demasiado como para dejarla, y amaba demasiado al Dios de Israel como para volver a sus propios dioses.
El Todopoderoso
Las dos mujeres continuaron hasta que llegaron a Belén. Cuando llegaron a Belén, todo el pueblo se movilizó por causa de ellas, y las mujeres exclamaron: ¿No es ésta Noemí?
Y ella les respondía: “No me llaméis Noemí [que significa agradable o dulce], sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?" (Rut 1:19-21)
¿Qué hacemos con esta viuda deprimida que quiere desechar su nombre, Dulce Noemí, y en cambio ser llamada Amarga Mara, porque el Todopoderoso estropeó su vida? Bueno, para ser justos con Noemí, reconozcamos que tenía razón en dos cosas. En primer lugar, tenía razón en que había sido una década amarga. No se puede negar la agonía y el dolor que sufrió en la hambruna, la muerte de su querido esposo y la muerte de sus dos hijos. Los años y las lágrimas habían afectado a Noemí de tal manera que la gente que la conoció diez años antes apenas podía reconocerla.
Noemí también tenía razón acerca de otra cosa. Tenía razón al ver la mano de Dios en sus amargas experiencias. Hoy en día muchas personas pretenden que Dios no tiene nada que ver con las partes dolorosas de la vida. Pueden creer en un dios de cualquier tipo, pero su dios es demasiado agradable para lastimar una mosca, y nunca enviaría un dolor tan tremendo a la vida de su pueblo. Noemí lo sabía. Ella sabía que su Dios era el Todopoderoso, el Señor vivo que dirige todos los acontecimientos, incluso los dolorosos. Él gobierna incluso la más salvaje de las naciones y la más malvada de las situaciones. Nada de lo que sucede puede escapar de su plan y propósito. Todas las cosas vienen a nosotros no por casualidad, sino por su mano. Él envía comida, y Él envía hambre. Él da marido, y Él quita ese marido. Él da niños, y él se lleva a esos niños. Absolutamente nada nos puede suceder fuera de su voluntad. Este Dios de Noemí es el mismo Dios revelado por Jesús cuando dijo que ni un pájaro puede caer del cielo y ni un pelo puede caer de tu cabeza fuera de la voluntad del Padre celestial. Así que, aun en su amargura, Noemí tenía razón al ver la poderosa mano de Dios como la fuerza gobernante y rectora en todas las cosas.
Pero Noemí no tenía razón al pensar que Dios estaba en su contra. Ella soportó tal tristeza que es comprensible que se sintiera de esa manera, pero eso no significa que ella tuviera razón. Incluso cuando Dios le hizo la vida difícil y parecía estar en contra de ella, él estaba planeando y arreglando las cosas para el bien de Noemí, Rut y todo el pueblo de Dios.
No Tan Vacía Después de Todo
Noemí no estaba en lo cierto cuando dijo que Dios estaba en su contra, y no tenía razón cuando dijo que Dios la había dejado vacía. ¿Vacía? ¿Qué hay de Rut, que le demostró su amor y lealtad y juró quedarse con ella sin importar nada? ¿Cómo podría Noemí decir que no tenía nada cuando tenía a Rut? ¿Cómo le hizo sentir eso a Rut? La gente como Noemí puede estar tan desesperada y deprimida que parecen no notar o valorar a la gente que todavía les ama. En momentos como ese, sus seres queridos deben tratar de no tomárselo demasiado personal, y en lugar de ello aceptarlos hasta que lleguen tiempos mejores.
Las personas afligidas a menudo exageran sus problemas y olvidan lo que todavía hay para ellas. Noemí pasó por alto a Rut, y también pasó por alto a otra persona. ¿Recuerda cómo Noemí antes les dijo a sus nueras que su familia era un callejón sin salida y que no había parientes con los que se casaran? Bueno, se había olvidado de alguien. Justo después de que la Biblia registra la amarga queja de Noemí acerca de que Dios estaba en su contra, dice que Rut estaba con ella y que la cosecha estaba recién comenzando en Belén, y agrega: " Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.” Noemí se había olvidado de Booz. Pero Dios no lo había hecho.
A medida que se desarrollaban los acontecimientos, Dios dispuso que Rut conociera a Booz, y a partir de allí comenzaron a suceder grandes cosas. Llegaremos a ello más adelante. Por hora digamos que a la mitad del libro de Rut, Noemí está alabando al Señor y diciendo: " Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto" (2:20). Y al final de la historia, las mujeres de Belén (que estaban sorprendidas ante la devastación anterior de Noemí) están alabando a Dios y felicitando a Noemí por un bebé recién nacido en la familia y por tener una nuera mejor que siete hijos (4:14-15).
Como resultó, Noemí no estaba tan vacía, después de todo. Dios no estaba en su contra, después de todo. Noemí vino a ver que sus seres queridos muertos estaban en la mano de Dios, y que los vivos aún estaban en su mano. Hay vida después de la muerte, tanto para los que han muerto como para los que tienen que seguir viviendo. Justo cuando Noemí pensaba que no tenía a nadie quien se quedara con ella, Dios le dio a Rut. Justo cuando Noemí pensó que estaba vacía, Dios estaba iniciando una nueva cosecha. Justo cuando Noemí se olvidó de Booz, Dios trajo a este hombre rico y piadoso a la historia. Justo cuando Noemí pensó que el futuro de su familia estaba acabado, Dios estaba haciendo planes para traer a Noemí, Rut y Booz a una línea familiar que se convertiría en la línea familiar más grande de la historia humana.
¿Qué nos dice esto a ti y a mí? Dice que el Dios que a veces hace de la vida difícil y amarga por momentos, está haciendo cosas mayores de lo que tú y yo podemos imaginar. Él tiene un plan centrado en Jesucristo en el que incluye a todos los que confían en él y lo aman. En Romanos 8:28, la Biblia dice: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados".
Si eres un hijo de Dios que ha soportado casi más de lo que puedes soportar, si no tienes esperanza para el futuro y piensas que Dios está en tu contra, ten ánimo. Cuando estés al final de tu cuerda, recuerda que Dios está en el otro extremo. Si de alguna manera pudieras llamar al cielo y hablar con Noemí ahora mismo, ella te diría: "Mira lo que pasó en mi vida, Dios estaba haciendo todas las cosas para mi bien y el bien de su pueblo, incluso cuando yo era una amargada vieja viuda y pensé que estaba en mi contra.”
Dios mueve de una forma misteriosa
sus maravillas para actuar;
Él planta sus pasos en el mar
y cabalga sobre la tormenta.
profundamente en minas insondables
de destreza sin fin
Él atesora sus brillantes diseños
y obra Su soberana voluntad.
Vosotros, santos temerosos, tomen fresco valor;
las nubes que tanto temen
son grandes en misericordia y se romperán
en bendiciones sobre su cabeza.
No juzgues al Señor por el débil sentido,
mas confía en Él por Su gracia;
detrás de una providencia fruncida
Él oculta una sonriente cara.
Sus propósitos madurarán rápidamente,
desplegándose a cada hora;
el brote puede tener un amargo sabor,
pero dulce será la flor.
La ciega incredulidad está segura de errar
y escudriñar su obra en vano;
Dios es su propio intérprete,
y lo volverá claro.
(William Cowper)
Una pareja improbable (Rut 2-3)
El viejo rico soltero y la joven viuda pobre no tenían casi nada en común. Él era un hombre; ella era una mujer. Él se estaba haciendo viejo; ella era todavía joven. Él era un ciudadano prominente de la comunidad; ella no era nadie. Él tenía tierra, dinero y empleados; ella no tenía nada. Él era nativo; ella era inmigrante. Él heredó la propiedad familiar y el prestigio que se remontaba por generaciones; ella llegó a una tierra nueva sin parientes de sangre, sin conexiones, sin conocer a nadie que viviera ahí. Él era de una raza; ella era de otra raza. La gente de Booz había estado a menudo en conflicto con la gente de Rut. Él y ella parecían totalmente opuestos, y sin embargo los dos de alguna manera se conocieron y llegaron a admirarse mutuamente y eventualmente... bueno, averigüemos qué pasó.
Primeras Impresiones
El capítulo 2 del libro de Rut cuenta cómo Rut conoció por primera vez al hombre que le era opuesto de muchas maneras. La Biblia dice:
Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec [su esposo], el cual se llamaba Booz
Y Rut la moabita dijo a Noemí: “Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia.”
Y ella le respondió: “Vé, hija mía.” Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec.
Y he aquí que Booz vino de Belén, y dijo a los segadores: “Jehová sea con vosotros.”
Y ellos respondieron: “Jehová te bendiga.”
Y Booz dijo a su criado el mayordomo de los segadores: “¿De quién es esta joven?”
Y el criado, mayordomo de los segadores, respondió y dijo: “Es la joven moabita que volvió con Noemí de los campos de Moab; y ha dicho: Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas. Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento.” (2:1-7)
Así fue como Booz captó su primera impresión de Rut. Vio a una encantadora joven a la que nunca había visto antes trabajando arduamente en la humilde tarea de recoger los pedacitos de grano que caían al suelo detrás de la tripulación de cosechadores. Sólo los más pobres de los pobres trataban de conseguir su comida de esta manera. Recoger las sobras de otras personas era un trabajo duro, un trabajo caluroso y era un trabajo humillante. Pero Rut estaba dispuesta a trabajar incluso en el trabajo más humilde para proveerse a sí misma y a su suegra. Eso es lo que Rut estaba haciendo la primera vez que Booz la vio, y esa primera impresión dijo mucho sobre ella.
Al mismo tiempo, la primera impresión de Rut sobre Booz habló mucho de él. Booz estaba haciendo las rondas de los varios campos que poseía y comprobando cómo iba el trabajo. Cuando llegó al campo en el que Rut estaba espigando, ¿qué fue lo primero que hizo? Saludó a sus cosechadores con calidez y dijo: "¡Jehová sea con vosotros!" Eso dice mucho sobre Booz. Booz era el jefe, pero sabía que debía responder a un jefe más alto, el Señor Dios. Booz sabía que cada uno de sus obreros era valioso para Dios, y por eso quería que experimentaran la cercanía y la bondad de Dios.
Si quieres saber cómo es un hombre realmente, no lo mires cuando está en la iglesia. Obsérvalo cuando esté en el campo o en la oficina. Observa cómo se conduce cuando está haciendo su trabajo. Mira cómo trata con otras personas. Booz sabía que Dios no es sólo alguien a quien adorar un día de la semana; El Señor era supremo en la vida de Booz todos los días, y lo demostraba en su conducta y conversación, en sus negocios y en cómo se relacionaba con sus empleados. Como resultado, sus trabajadores lo apreciaron y honraron a Dios como lo hizo Booz, su jefe.
Era una época en la que la mayoría de la gente era impía, inmoral y hacía lo que quería. Era la época salvaje y malvada de los jueces. Pero Booz no fue absorbido por el mal. Siguió siendo un hombre firme e íntegro y aparentemente afectó a los que lo rodeaban. Él los bendijo en nombre del Señor y ellos a su vez le deseaban la bendición de Dios. Ese es un cuadro de lo que puede ser la vida cuando el jefe y los trabajadores honran al Señor y se valoran mutuamente.
Entonces, Rut vio por primera vez a Booz como un hombre piadoso que se relacionaba bien con sus obreros, y Booz vio primero a Rut como una mujer que no era demasiado orgullosa ni demasiado floja para trabajar duro.
Aprecio y Respeto
Entonces Booz dijo a Rut: “Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas. Mira bien el campo que sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, vé a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados.”
Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?”
Y respondiendo Booz, le dijo: “He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes. Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.”
Y ella dijo: “Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.” (Rut 2:8-13)
No estoy seguro si ese primer encuentro entre Booz y Rut fue amor a primera vista, pero claramente fue aprecio y respeto a primera vista. Rut estaba profundamente impresionada por la bondad de Booz. Ella no era más que una pobre extranjera, una desconocida más baja que la menor de sus criadas, y sin embargo, aquel hombre importante que no la conocía personalmente y que no le debía nada estaba ansioso por ayudarla. Booz sabía que había mucha gente áspera y despiadada alrededor, y que una mujer joven soltera podría ser fácilmente maltratada o ultrajada si se apareciera en el lugar equivocado. Booz le dijo que se quedara en sus campos y permaneciera con las mujeres que trabajaban para él y bebiera toda el agua que quisiera para que no tuviera que ir al pozo a conseguirla.
Rut no resentía la riqueza de Booz y su posición. Ella estaba humildemente agradecida por su ayuda. Algunas personas que han sufrido desventajas debido a su raza o género o clase social se amargan hacia aquellos que están mejor. Si alguien los trata bien, no se sienten agradecidos; sienten que es su derecho, tienen el derecho legal a ello. Pero Rut era diferente. No estaba resentida con la vida. En las profundidades de la pobreza estaba dispuesta a hacer cualquier trabajo que fuera necesario para sobrevivir, y cuando alguien le mostró su bondad, estaba genuinamente sorprendida y agradecida. “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?”
El respeto y el aprecio de Rut por Booz fueron excelentes, pero el respeto y el aprecio de Booz por Rut fueron igualmente grandes. No quería que ella pensara en sí misma como una desconocida. Le dijo que había oído hablar de cómo había dejado todo por amor a su suegra y cómo había depositado su fe en el Dios viviente y se había refugiado bajo sus alas. La fe y el carácter de Rut eran más importantes para Booz que la raza, el género y la clase. Booz deseó para Rut grandes recompensas y bendiciones del Dios en quien confiaba, y Booz estaba decidido a ser un canal que Dios usaría para traer sus bendiciones.
Ahora, si Booz simplemente hubiera declarado una bendición piadosa, no habría significado mucho. Pero el hecho de haberle mostrado su respeto genuino y de haberle ofrecido comida, agua y protección y muchas otras bondades lo reflejó como un hombre piadoso, no sólo iba a hablar de la bendición de Dios; él iba a ser la bendición de Dios.
Pariente Redentor
Más tarde, Booz invitó a Rut a reunirse con él y con el resto de los cosechadores para una comida, y le dio a ella las grandes porciones que le quedaban para llevar a casa y compartir con su suegra, Noemí. Booz también ordenó a sus trabajadores que se aseguraran de que la recolección de Rut fuera buena, dejándole a propósito muchos tallos de cebada a su paso. De esta manera, aquella pobre viuda estaría segura de conseguir lo que necesitaba sin haber pisoteado su dignidad. Rut no se sentiría como si estuviera recibiendo una gran cantidad de grano como limosna. Ella estaría trabajando duro para conseguirlo, y Booz iba a asegurarse de que su trabajo valiera la pena. No hace falta decir que el resto del día estuvo bien para Rut, y ella regresó esa noche a casa con Noemí con una asombrosa cantidad de cebada.
Y le dijo su suegra: “¿Dónde has espigado hoy? ¿y dónde has trabajado? Bendito sea el que te ha reconocido.”
Y contó ella a su suegra con quién había trabajado, y dijo: “El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz.”
Y dijo Noemí a su nuera: “Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos.”
De repente las cosas estaban volviendo a su lugar. Noemí había estado fuera de Israel durante diez años, y no creía que hubiera parientes vivos de la familia de su difunto esposo. O se había olvidado de Booz o había asumido que había muerto. Pero Booz estaba vivo, y Rut lo había conocido, aparentemente por casualidad, en su primer día al ir a los campos de otras personas buscando comida. Noemí supo inmediatamente que no era una coincidencia que Rut se hubiera metido en un campo perteneciente a Booz. Fue obra de Dios. Anteriormente Noemí se había quejado amargamente acerca de que Dios estaba en su contra y la había dejado vacía, pero ahora se había dado cuenta de que Dios no la había abandonado, después de todo Jehová "no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto", exclamó.
Los muertos estaban en las manos de Dios, y también los vivos. Dios estaba con Noemí y Rut, cuidando de ellas, y estaba proveyendo un hombre especial para cuidar de ellas. Booz era un familiar, un pariente redentor. En ese tiempo un pariente redentor era un hombre que, cuando un pariente moría y dejaba una viuda, buscaría a la viuda, que podría encontrarse débil, sin hijos e indefensa. El pariente redentor pagaría las deudas que la viuda hubiera heredado de su difunto marido. Si ella o alguno de sus hijos eran vendidos como esclavos por deudas, el pariente redentor compraría su libertad. Si ella tenía enemigos, el pariente redentor la defendería y protegería. Y si hubiera quedado sin hijos, el pariente redentor se casaría con ella, y su primer hijo heredaría la tierra del fallecido y mantendría los bienes que pertenecían a la familia en las provisiones del pacto de Dios.
En muchos sentidos, el papel de un pariente redentor era una figura del último redentor, Jesucristo, que vino a pagar nuestra deuda de pecado, nos liberó de la esclavitud, nos protegió de Satanás y de todos nuestros enemigos, y nos dio un nuevo nacimiento y vida, así como una herencia para el futuro.
La historia de Rut tuvo lugar mucho antes de Jesús, por supuesto, y en ese momento la buena noticia para Rut y Noemí fue simplemente que el Señor estaba mostrando bondad y que lo estaba haciendo a través del hombre de su elección, Booz un hombre amable y temeroso de Dios.
Casamentera
Así que Rut pasó sus días en la seguridad y generosidad de los campos de Booz y pasó el resto de su tiempo con Noemí. Un día, Noemí decidió que era hora de actuar de casamentera. Era hora de averiguar si Booz podría estar interesado en tener a Rut como esposa. Noemí le dijo a Rut que se bañara, se perfumara y se pusiera sus mejores ropas. Hasta ahora, Booz había visto a Rut como una persona humilde y trabajadora que creía en Dios. En esta ocasión era hora de que la viera como una mujer encantadora y atractiva que estaba interesada en él, y de esta manera considerara si querría ser su redentor y marido.
A Rut le gustó la sugerencia de Noemí, pero iba a ser delicada, incluso un poco arriesgada. Tenía que ser lo más seductora y, al mismo tiempo, tenía que encontrar una manera de reunirse con Booz cuando estuviera en el mejor estado de ánimo posible y en privado, sin nadie más que pudiera escuchar. Así que Rut se preparó de una manera en la que sacaría a relucir toda su belleza femenina. Luego esperó hasta que fuera de noche y todo el mundo se habría ido a dormir después de una feliz fiesta de cosecha. Se dirigió en silencio a donde Booz estaba durmiendo, descubrió sus pies y se acostó. Allí, en medio de la noche, Booz despertó de repente para encontrar a una mujer tendida a sus pies.
Entonces él dijo: “¿Quién eres?”
Y ella respondió: “Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.”
Y él dijo: “Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos. Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa.”
Booz estaba absolutamente encantado de que Rut quisiera ser su esposa. Era un hombre humilde, y se sorprendió de que una joven encantadora quisiera convertirse en su esposa. Esa es una de las maravillas del amor. El hombre no se ve a sí mismo como un buen partido, y la mujer no se ve como una gran mujer. ¡Pero él la ve como una gran mujer! ¡Y ella lo ve como un gran partido! Cada uno piensa que el otro es mejor de lo que tenían derecho a esperar. Vimos antes cómo Rut se preguntó por qué Booz le prestaría atención en absoluto. Ahora vemos a Booz expresando su asombro debido a que Rut lo quería.
Los dos eran opuestos en muchas maneras. Él era rico; ella era pobre. Él era viejo; ella era joven. Él era importante; ella no era nadie. Él era nativo; ella era extranjera. Pero todas esas diferencias se disolvieron cuando vieron en cada uno a una persona de carácter noble, una persona que era el regalo amoroso de Dios.
Siguiendo el Patrón Correcto
En este punto, si se tratara de un romance moderno o de un drama de televisión, Rut y Booz inmediatamente se tomarían el uno al otro y pasarían una noche de pasión juntos. Pero Booz no era ese tipo de hombre, y Rut no era esa clase de mujer. Ellos estaban solos, era la mitad de la noche, las estrellas brillaban por encima de ellos, nadie sabía nada al respecto, pero Booz y Rut se respetaban demasiado, y reverenciaban a Dios demasiado, para hacer lo que sabían era pecaminoso. Estaban decididos a hacer lo que era correcto, no sólo a hacer lo que quisieran. Así que se abstuvieron de entregar su cuerpo el uno al otro, porque aún no estaban casados.
De hecho, Booz tenía un sentido tan fuerte del deber que no sólo mantuvo sus impulsos bajo control; también sintió que tenía que decirle a Rut acerca de otro hombre, un pariente más cercano que tenía el derecho preferente de casarse con ella bajo la costumbre de la época. Booz amaba a Rut y le dijo que estaba encantado de que ella quisiera casarse con él, pero no podían seguir adelante hasta que le hubiera dado al otro hombre la oportunidad legítima de redimir la propiedad de la familia y casarse con Rut.
¿Puedes creerlo? Booz la ama, pero mantiene sus manos lejos de ella. Él quiere casarse con ella, pero insiste en hacer lo correcto, incluso si eso significa perderla por otro hombre. A veces es molesto hacer lo correcto, ¿no? Es mucho más fácil ir y tomar algo que queremos y que simplemente está ahí, en lugar de dejar que nuestra conciencia se interponga en el camino. Pero más fácil no significa mejor. Si tener algo vale la pena, vale la pena esperar. Si Dios realmente quiere que eso ocurra, se asegurará de que suceda. Así que no tomes atajos en hacer lo que es correcto. Sigue el camino de Dios. Puede haber giros, vueltas y obstáculos a lo largo del camino, pero Dios se asegurará de que llegues a donde él quiere que vayas.
Cuando el sol salió a la mañana siguiente, Booz y Rut seguían siendo puros. Mantuvieron su discusión de medianoche en secreto, y esperaron a ver lo qué pasaría después. Efectivamente, Dios arregló las cosas para ellos. El último capítulo de Rut nos dice más acerca de esto, pero por ahora, resumamos cuatro cosas que podemos aprender acerca de cómo esta pareja improbable, Rut y Booz, fue reunida.
1. Dios está a cargo.
Dios está a cargo de las pequeñas coincidencias, como lo está de los milagros impresionantes. Cuando Rut vino al campo de Booz, no tenía ninguna razón para ir a ese campo en particular. Tenía que empezar por alguna parte, y resultó ser ese el campo que eligió. Parecía un accidente. Pero con Dios no hay accidentes. Él está a cargo, y hace algunas de sus mejores obras cuando nadie lo nota, cuando nadie se da cuenta de lo que está haciendo. Sólo más tarde se hace evidente que estaba a cargo, poniendo las cosas en orden. Si has caminado con Dios por un tiempo, sabes de lo que estoy hablando. Si aún no confías en Dios, es hora de que lo hagas, y descubrirás de qué te estoy hablando. Es un tremendo alivio saber que Dios está a cargo de cada paso en tu viaje.
2. Dios obra a través de la gente.
Cuando Rut era adoradora de ídolos y Dios quería traerla a la fe, usó a Noemí para darle a conocer al Señor. Cuando Dios quiso ayudar a la pobre y desconsolada Noemí después de que perdió a su esposo y a sus hijos, el Señor usó a Rut para ayudar a Noemí cuando no tenía a nadie más. Cuando Rut y Noemí necesitaban comida, Dios usó a Booz para satisfacer sus necesidades. Y al final, por supuesto, Dios usó a Booz y a Rut para ser bendiciones de por vida el uno para el otro. Booz habló de Rut encontrando refugio bajo las alas de Dios (2:12), y más tarde, cuando nuestra versión muestra a Rut pidiendo a Booz que extendiera el borde de su capa sobre ella (3:9), lo que realmente ella pide (en el Hebreo original) es que Booz extendiera su ala sobre ella. Así que Dios extendió su ala sobre Rut al hacer que Booz extendiera su ala sobre ella. Dios obra a través de la gente. ¿Qué significa esto para nosotros? Significa que tú y yo debemos estar atentos a las formas en que Dios puede trabajar a través de nosotros para bendecir a otros. También significa que cada vez que alguien nos bendice, no solo debemos estar agradecidos con esas personas bondadosas sino también con el Señor que nos ha bendecido a través de ellas.
3. Dios bendice la obediencia.
Rut obedeció a Dios aun cuando parecía que no producía nada más que angustia y pobreza; Booz obedeció a Dios aunque la sociedad a su alrededor a menudo era vil, incluso a pesar de que ninguna mujer parecía interesarse por él. Rut obedeció a Dios en las cosas cotidianas como trabajar duro y comportarse educadamente; Booz obedeció a Dios en las cosas cotidianas, como su manera de hablar con sus trabajadores y la manera en que trataba a los extranjeros pobres. Booz y Rut obedecieron a Dios al seguir el camino de la pureza cuando se enamoraron el uno del otro, y se negaron a tomar algún atajo. No fue fácil, pero fue agradable a Dios, y el Señor los bendijo. Booz y Rut valoraban a Dios por encima de todo. Su fe y piedad brillaban en su carácter y conducta, y los atraía entre sí a pesar de sus diferencias. Dios bendijo su obediencia. Él bendijo a esta pareja improbable, y también puede bendecirte cuando confías en el Señor Jesús y obedeces su Palabra en la Biblia.
4. El favor de Dios es un regalo, no un derecho
Cuando le sucedieron cosas buenas a Booz y a Rut, no dijeron: "¡Ya es hora de que obtenga la felicidad que merezco!" No, fueron humildes y agradecidos por las cosas buenas que Dios les había dado y por las cuales no habían hecho nada para ganarlas. Por lo tanto, tú y yo también tenemos que darnos cuenta de que todo lo bueno que disfrutamos, ya sea nuestra próxima comida, o un cónyuge amoroso, o la vida eterna en el cielo, es un don de la gracia asombrosa de Dios. El favor de Dios en Jesús es un regalo, no un derecho. Acéptalo por fe, y disfrútalo con humildad y gratitud.
El Redentor (Rut 4)
Si eres una mujer sin un hombre - sin padre, sin marido, sin un hijo adulto que cuide de ti - la vida puede ser difícil. Los estudios indican que si eres una mujer sin un hombre, es más probable que tengas problemas financieros, más probable que vivas en un hogar pobre, eres más propensa a ser molestada, acosada y perjudicada por hombres que se aprovechan de las mujeres vulnerables. Por mucho que hablemos de los derechos de las mujeres, sin importar cuántas leyes adoptemos contra el abuso y el hostigamiento, no importa cuánto dinero gaste nuestro gobierno para la ayuda de las mujeres, lo cierto es que a menudo es difícil, incluso peligroso, ser mujer sin un hombre fuerte que se preocupe por ti y que te defienda. Esto es especialmente cierto si vives en un barrio donde la mayoría de la gente no respeta la ley y en su lugar hacen lo que quieren hacer, donde las estructuras domésticas y familiares se han derrumbado y los hombres ven a las mujeres principalmente como objetos sexuales para ser usadas y abandonadas. Es una época sin restricciones para que las mujeres sean maltratadas.
Ahora bien, si eso es cierto incluso en las sociedades modernas y desarrolladas con un gobierno estable, una policía bien entrenada y programas de ayuda de mil millones de dólares, imagínate ser una mujer sin un hombre en una sociedad subdesarrollada sin un gobierno estable, sin fuerza policiaca en absoluto y sin dinero destinado a ayudar a los desprotegidos. En tal sociedad, tu única seguridad sería la familia; tu única protección contra la pobreza y los depredadores sería un hombre con suficiente fuerza y firmeza para ver por ti. Sin la familia y sin un hombre fuerte - un padre, un marido, o un hijo adulto - estarías en un problema muy profundo.
Ese fue el problema de las dos viudas Noemí y Rut. Vivieron en un tiempo en la historia de Israel cuando no había gobierno central y "cada uno hacía lo que bien le parecía" (Jueces 21:25). Noemí era una viuda ya mayor que había perdido a su marido y a sus dos hijos, mientras que su nuera Rut era una viuda más joven cuyo marido había muerto, dejándola sin hijos. Sin un hombre, estas dos viudas estarían atascadas tratando de vivir de las sobras de otras personas, tratando de evitar el abuso de cualquiera de los acosadores que querían molestarlas, tratando de lidiar con la angustia de poder morir sin dejar hijos y nietos.
Noemí y Rut necesitaban un hombre. Y Dios les dio uno.
En aquello que parecía un encuentro accidental, Rut se encontró con un hombre mayor llamado Booz. Él era un hombre de reputación e importancia. Cuando Rut no tenía nada, Booz la ayudó; Y cuando Rut se sintió nadie, Booz la alentó. Booz también “resultaba” ser pariente del difunto marido de Noemí, lo que lo convirtió en candidato bajo la antigua costumbre bíblica de ser lo que la Biblia llama un pariente redentor, un hombre que podría mantener la propiedad familiar y mantener la línea familiar al casarse con una viuda sin hijos y tener hijos con ella.
Eventualmente Rut fue con Booz y le preguntó si él estaría dispuesto a casarse con ella. Booz estaba encantado de que Rut lo quisiera, y él inmediatamente dijo que sí. Pero luego agregó que no era realmente el primero en la fila. Había un pariente más cercano al difunto marido de Noemí, y tenía el derecho prioritario de comprar la propiedad de la familia y casarse con Rut. Después de decirle esto a Rut, Booz prometió resolver el asunto al día siguiente. Luego la envió de regreso con Noemí cargada con un generoso regalo de granos.
La Biblia habla de este desarrollo en los primeros tres capítulos del libro de Rut. Ahora veamos el cuarto capítulo de Rut y averigüemos cómo resultó todo. Al principio de la historia, el problema era que Rut y Noemí no tenían un hombre que les sirviera como redentor. Para el momento en que el capítulo 4 inicia, sin embargo, el problema ha cambiado: ahora tienen demasiados redentores. Está Booz, el hombre amable que está ansioso por ser el marido de Rut porque la ama. Pero también hay otro hombre que tiene el derecho prioritario de ser un redentor, pero no es el hombre que Rut realmente quiere de marido. Rut y Noemí sólo podían esperar y preguntarse con quién terminará Rut.
¿Quién Redimirá?
Booz subió a la puerta y se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le dijo: “Eh, fulano, ven acá y siéntate.” Y él vino y se sentó.
Entonces él tomó a diez varones de los ancianos de la ciudad, y dijo: “Sentaos aquí.” Y ellos se sentaron. Luego dijo al pariente: “Noemí, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec. Y yo decidí hacértelo saber, y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti.”
Y él respondió: “Yo redimiré.” (Rut 4:1-4)
¡Oh no! Justo cuando parecía que la historia de amor tendría un final feliz, este hombre quería ser el redentor en lugar de Booz. Cuando se enteró de la oportunidad de obtener más tierras para sí mismo al comprarlas de Noemí, aprovechó la oportunidad. Noemí era demasiado mayor para casarse y tener más hijos, por lo que este hombre pensó que podría conseguir las tierras sin responsabilidades adicionales.
Entonces replicó Booz: “El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión.”
Y respondió el pariente: “No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir.” (4:5-6)
Amaba las tierras, pero no amaba a la dama. Quería más propiedad, no más responsabilidad. Quería mantener su propio nombre, no el de otro. ¿No es irónico, entonces, que permanezca sin nombre en la historia? La Biblia no se molesta en registrar el nombre de este hombre que estaba tan enfocado en su propio nombre y propiedades.
Una vez que el hombre descubrió que comprar la tierra significaba que Rut fuera su esposa, le dijo a Booz: "Tómalo tú". Él lo hizo oficial quitándose su sandalia y dándosela a Booz, que era su manera de ratificar el contrato.
Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: “Vosotros sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón. Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy.”
Booz sabía que Dios había diseñado el papel de redentor con un número de cosas en mente. Uno tenía que ver con el pedazo de tierra que Dios repartió a cada familia israelita. Dios poseía toda la tierra prometida de Israel, y quería que cada familia entre su pueblo tuviera su propio lugar duradero en su tierra. En Levítico 25:23,25 el Señor dijo: "La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo... Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido." Como redentor Booz estaba pagando el precio necesario para impedir que una familia destituida perdiera su herencia y su lugar en la tierra prometida. Rut y Noemí no podían pagar el precio ellas mismas, pero su redentor podía, y lo hizo.
Y, por supuesto, Booz no sólo estaba pagando por su lugar en la tierra prometida; también se estaba casando con Rut. Él la amaría y sería su constante y fiel compañero. Como su redentor y su esposo, él supliría sus necesidades, la protegería de todos los enemigos y con ella buscaría producir vida nueva, hijos, un futuro y un nombre duradero para una familia que de otro modo habría perecido. Como redentor volvería de nuevo a la vida el nombre y la familia de los difuntos.
¡Qué alivio y bendición para Rut y Noemí! Ya no serían pobres. Ya no vivirían de las sobras. Su herencia en la tierra prometida ya no estaría en peligro. Ya no estarían sin esperanza de vida nueva, descendencia futura y un nombre duradero entre el pueblo de Dios. Sus maridos difuntos ya no estarían muertos ni olvidados. Su amable y fiel redentor lo cambió todo.
Promesas Públicas y Oraciones
Nota que Booz no dijo que trataría de ser redentor y marido por un tiempo y ver cómo resultaba. ¡Él hizo una promesa! Booz confió en un Dios que hace y cumple promesas, así que Booz estuvo dispuesto a hacer y cumplir las promesas. Y Booz no mantuvo sus promesas en secreto. En estos días, algunas personas piensan que está bien que un hombre y una mujer vivan juntos siempre y cuando ambos estén dispuestos. Pero Booz sabía algo mejor. Sabía que el matrimonio no sólo es privado; es público. Implica la estructura de la comunidad, y pide que los testigos lo hagan oficial. Sabía que algo anda mal con un amor que se niega a ser público y a hacer promesas permanentes delante de los testigos. Así que Booz pidió a los ancianos y al pueblo de Belén que fueran sus testigos.
Ellos con mucho gusto estuvieron de acuerdo: "Testigos somos". Y no se detuvieron con eso. Añadieron una oración entusiasta por la bendición de Dios sobre Rut y Booz. Esa es una de las grandes cosas de un matrimonio público entre el pueblo de Dios. Los testigos te mantienen responsable y también te apoyan y oran por ti. Estos testigos oraron para que Rut fuese como Raquel y Lea, las madres de la nación israelita, y oraron para que Booz fuera prominente y famoso en Belén y produjera un linaje familiar con Rut que sería comparable a la tribu principal en Judá.
¿Por qué oraron de esta manera? Bueno, ellos vieron a Booz y Rut como una pareja especial, y al mismo tiempo sabían que Booz y Rut necesitaban oraciones especiales. Ahora que Rut y Booz se estaban casando, ¿habría algo bueno en términos de descendencia? A pesar de que Rut todavía era de edad fértil, era un hecho preocupante que había estado casada con su primer marido durante varios años sin tener hijos. Y no ayudaba que Booz fuera un hombre mayor, mucho más allá de su época de alta fertilidad. Las posibilidades de tener hijos no se veían muy bien. Pero la gente oró por su gran descendencia de todos modos. Ellos sabían por el pasado de Israel, que Dios tenía el hábito de comenzar las líneas familiares más grandes entre aquellos que al principio parecían incapaces de tener hijos. Lo hizo con Abraham y Sara, con Isaac y Rebeca, con Jacob y Raquel, entonces ¿por qué no hacerlo con Booz y Rut?
Rey
Redentor
Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. Y las mujeres decían a Noemí: “Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos.”
Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: “Le ha nacido un hijo a Noemí”; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David.
David, ¡El rey más grande de Israel! Lo que comenzó como una historia de dos viudas pobres en una situación desesperada resultó ser la historia de cómo Dios estaba sentando las bases para la llegada de un rey. Verás, Rut y Noemí no eran las únicas que necesitaban un redentor; todo el pueblo de Israel en ese momento estaba en una situación desesperada y necesitaba un redentor. La nación pecadora, confundida y oprimida necesitaba un salvador y protector. Y Dios les dio uno en la persona del rey David. Casi todo el camino a través del libro de Rut, suena como si estuviéramos escuchando una historia pintoresca que tiene lugar entre la gente común, pero resulta que se dirige al héroe más poderoso de Israel: David, el vencedor del gigante Goliat, aquel que derrotó a los enemigos de Israel y unió a las tribus en desacuerdo, el poeta y compositor que trajo el avivamiento religioso y volvió a la nación pecadora al único Dios verdadero.
Aquí vemos un hilo que recorre toda la Biblia, comenzando en Génesis: la promesa de Dios de un niño que salvaría a su pueblo. El libro de Rut retrata a Booz como un redentor, pero tan pronto como nació su hijo Obed, el pueblo de Belén comenzó a referirse al recién nacido como un redentor, rogando que se hiciera grande en Israel. Esa era la manera en que su fe estaba orientada hacia el futuro, hacia los descendientes, hacia el redentor. Sus esperanzas y oraciones por un redentor fueron contestadas de manera asombrosa a través de David, el redentor de la nación; Pero aun así, David no fue la última respuesta de Dios. Dios prometió a David que alguien de su linaje, un futuro hijo de David, eventualmente redimiría y gobernaría no sólo a Israel sino al mundo.
Y Dios mantuvo esa promesa en Jesús. Hemos visto que un número de nacimientos en el linaje de la promesa que conduce a Jesús ocurrió sólo después de que Dios hizo concebir a las parejas que no tenían muchas esperanzas de tener hijos. Pero en la concepción de Jesús, sucedió algo aún más asombroso: una mujer concibió sin ningún hombre. A través de un milagro del Espíritu Santo, la virgen María concibió y dio a luz al Salvador del mundo. ¿Y dónde nació Jesús? En Belén, la ciudad misma que fue el hogar de Booz, Rut y David. El nombre Belén significa "casa de pan", y fue allí donde nació Jesús, el pan de vida que sacia nuestra hambre más profunda.
¿Ahora ves por qué la historia de Rut y Booz es tan importante? A los historiadores les gusta porque les da una idea de la historia y costumbres judías de hace 3,000 años, pero no es por eso que está en el Libro de Dios. Las autoridades literarias, como el gran Goethe, le han llamado la historia corta perfectamente más elaborada de la literatura mundial, pero no es por eso que está en la Biblia. El libro de Rut tiene un lugar en la Palabra de Dios porque muestra que Dios tiene un plan y un camino para cada persona de su pueblo; da una idea y una señal de lo que un redentor puede hacer por nosotros; Y muestra el despliegue de otra etapa en el plan de Dios para proveer al gran redentor que estaba por venir. El regalo de Dios de Booz como redentor de Rut y Noemí fue sólo el comienzo. Su regalo de David como redentor para sitiar a Israel fue el siguiente gran paso. Y todo conducía hacia el regalo del propio hijo de Dios para ser el redentor de gente de toda lengua, pueblo y nación.
Lo que hizo Booz como redentor, Jesús lo hace de una manera mucho más grande. Como redentor Jesús asume la responsabilidad de lidiar con nuestros problemas. Como redentor paga la deuda por el pecado que nunca podríamos haber pagado, dando su preciosa sangre por nosotros. Como redentor, Jesús rescata y protege a su pueblo de todos los que nos acosan y nos hacen daño, haciendo retroceder incluso a nuestros enemigos más terribles, Satanás y sus demonios. Como redentor Jesús asegura un lugar permanente en la tierra prometida de Dios a todos los que confían en él, y a través de su resurrección él garantiza una herencia eterna en el cielo. Como redentor Jesús da a los cristianos y a sus familias un nombre duradero en el libro de la vida del pacto de Dios. Y como redentor, Jesús no sólo proporciona estas bendiciones y beneficios, sino que (como Booz) se convierte en el amoroso y tierno esposo, y compañero de su novia, la iglesia.
Genealogía
El libro de Rut muestra que Dios tiene un misterioso pero maravilloso plan para proveer un redentor a aquellos que confían en él. Es toda una historia, con escenas de dolor y angustia, de bondad y generosidad, de esperanza renovada y confianza, de romance y amor, de bebés, madres y abuelas. Está lleno de todos los giros de la trama y las emociones que hacen una gran historia, y luego, a medida que nos acercamos al final, llegamos a una última persona maravillosa cuando aprendemos que Obed, el bebé de Rut y Booz resultó ser el abuelo del Rey David y el antepasado de Jesús.
Pero el libro no está concluido. La última parte del libro de Rut es una genealogía, una lista de diez nombres que cubren varios cientos de años que conducen a David: Fares, Hezrón, Ram, Aminadab, Naasón, Salmón, Booz, Obed, Isaí, David. ¿No es una decepción? Después de una historia llena de emoción y llena de sorpresas, el libro parece terminar con un ruido sordo. ¿Por qué terminar una historia emocionante con una aburrida lista de nombres? En realidad, la Biblia contiene muchas genealogías en varios libros. Si nos preguntamos por qué una historia fascinante como el libro de Rut termina con una aburrida lista de nombres, también tendremos que preguntarnos por qué la fascinante historia de Jesucristo que se encuentra en el evangelio de Mateo comienza con una lista de nombres. Podríamos encontrar tediosas estas listas de nombres, pero Dios parece pensar que son importantes. ¿Por qué? ¿Qué está tratando de decir?
Una cosa que Dios está diciendo es que se preocupa por cada persona. Podríamos ver una lista seca de nombres de la que conocemos poco; pero Dios conoce cada nombre, conoce a la persona que tenía ese nombre, conoce todos los detalles de la vida de esa persona, y para cada nombre Dios conoce un alma eterna que todavía es una persona en este momento y que permanecerá para siempre. No todos los nombres de las listas de la Biblia son grandes líderes, pero cada uno le importa a Dios y tiene un lugar en su plan. Gente como Rut y Booz no eran realmente dirigentes y agitadores en su tiempo. Vivieron en un período en el que los encabezados pertenecían a pandillas desagradables, políticos extranjeros despiadados, y héroes violentos y coloridos. Dios tenía una mano en esas personas y en los acontecimientos que figuraban en los encabezados, como el Libro de la Biblia de los Jueces lo aclara, pero Dios también estaba trabajando en las vidas de la gente común que no se encontraban entre los dirigentes y agitadores. Los acontecimientos en el libro de Rut y la lista de nombres al final son la prueba de que las personas le importan inmensamente a Dios.
Pero hay un segundo gran mensaje que Dios nos da en esa lista de nombres. El mensaje es este: Cada historia es parte de una historia más grande. El libro de Rut nos habla de ciertos acontecimientos, acciones y sentimientos de pocas personas viviendo en cierta época, pero en la genealogía final, Dios muestra que aunque cada individuo le importa, ningún individuo es toda la historia. Booz es un nombre en la lista, pero es uno entre muchos.
Algunos de nosotros actuamos como si nada en este mundo importara, excepto lo que me sucede a mí y a las pocas personas que conozco. Pero el plan de Dios no es sólo sobre mí y sobre las personas que conozco; su plan es tan amplio como el mundo, tan amplio como el universo entero. Algunos de nosotros tenemos la mala costumbre de actuar como si el mundo hubiera comenzado cinco minutos antes de que naciéramos y desaparecerá en el momento en el que muramos. Pero el plan de Dios es mucho más grande que la vida de cualquier persona. El Dios eterno, Todopoderoso obra no sólo en momentos, días y años sino en generaciones, siglos, milenios y ¡eternidades! El significado completo de mi vida y mis acciones puede no ser evidente en mi vida. Puede que no aparezca hasta unas pocas generaciones en el camino, o incluso hasta la eternidad. Mientras tanto, camino por fe, no por vista. No siempre veo dónde encajo en la gran fotografía, pero Dios si lo ve.
Quizás por eso el libro de Rut termina con una lista de nombres que pasan de generación en generación. Esto no es sólo una historia emocionante de tragedia personal seguida de un final feliz; es una historia del plan de Dios que se despliega en la vida de la gente común y la hace parte de algo asombroso y glorioso. Es una historia de personas comunes enfrentando problemas, confiando en Dios, haciendo promesas, manteniendo promesas, haciendo oraciones, viendo la respuesta de Dios a esas oraciones, haciendo lo que pueden y contando con Dios para ser bendecidas, y de alguna manera, ser alcanzadas por el plan glorioso de Dios y vinculadas al gran Redentor de Dios.
Ese mensaje de un plan divino y un fiel redentor para la gente común es lo que tú y yo necesitamos más que cualquier otra cosa. Sin saber que Dios tiene un plan, tu vida puede parecerte sin sentido. Al no saber que tienes un Redentor que paga tus deudas, provee para tu futuro, te da vida nueva y te ama para siempre, terminarás desdichado, indefenso y desesperado.
Así que cree en el Libro de Dios, la Biblia, y pon tu fe en su Hijo Jesucristo. Date cuenta que todo en tu vida sucede de acuerdo con el plan de Dios para ti, y que su plan personalmente para ti es parte de un gran y glorioso plan que él tiene para todo el universo. Date cuenta que todo se relaciona con tu Redentor, el Señor Jesucristo, y que camina contigo a cada paso del camino. Puedes encontrar muchos giros y vueltas a lo largo del camino, pero todo es parte del camino que Dios ha planeado para ti. Podrás soportar muchos problemas y obstáculos en tu camino hacia la gloria, pero llegarás ahí. Tu Redentor se asegurará de ello.