Revista La Historia De La Iglesia, Número 28

Tito Destruye Jerusalén

Cuando el general romano Saqueó el Templo, los judíos fueron forzados a vivir en una nueva era--y así mismo los cristianos.

Gessius Florus amaba el dinero y odiaba a los judíos. Como procurador romano, gobernó Judea, preocupándose poco de sus sensibilidades religiosas. Cuando los ingresos fiscales eran bajos, confiscó la plata del templo. A medida que creció el descontento en su contra, en el año 66 D.C., envió tropas a Jerusalén, las cuales masacraron a 3,600 ciudadanos. La acción de Florus desencadenó una rebelión explosiva--la Primera Rebelión Judía-que se había estado gestando durante algún tiempo.


Iniciando La Rebelión

La rebelión judía inició--y alcanzó su amargo final--en Masada, un pedazo de roca que mira hacia el Mar Muerto. Los romanos habían construido una fortaleza prácticamente impenetrable. Pero las atrocidades de Florus inspiraron a algunos fanáticos locos a atacar a Masada. Sorprendentemente, ganaron, acabando con el ejército romano. En Jerusalén, el jefe del templo mostró solidaridad con la rebelión al detener los sacrificios diarios para el César. Pronto, toda Jerusalén se encontraba en una rebelión, expulsando o matando a las tropas romanas. Después toda Judea se halló en rebelión; seguido por Galilea.

Cestio Galo, el gobernador romano de la región, marchó desde Siria con veinte mil soldados. Sitió a Jerusalén durante seis meses, sin embargo, fracasó. Dejó a seis mil soldados romanos muertos, por no mencionar el armamento que los defensores judíos tomaron y utilizaron.

El Emperador Nerón envió entonces a Vespasiano, un general condecorado, para sofocar la rebelión de Judea. Vespasiano sofocó la oposición en Galilea, en Transjordania y en Idumea. Él rodeó a Jerusalén. Pero antes del golpe de gracia, Nerón murió. Vespasiano se envolvió en una lucha de liderazgo que concluyó con los ejércitos orientales llamándolo a ser emperador. Uno de sus primeros actos imperiales fue nombrar a su hijo Tito para dirigir la guerra judía.


Aplastando La Rebelión

Para entonces, Jerusalén se encontraba aislado del resto de la nación, y los grupos al interior de la ciudad pelearon con estrategias defensivas. A medida que el asedio avanzaba, las personas comenzaron a morir de hambre y a causa de la peste. La esposa del sumo sacerdote, quien alguna vez se deleitó en lujos, se hallaba buscado migajas en las calles.

Mientras tanto los romanos empleaban nuevas máquinas de guerra para lanzar piedras contra los muros de la ciudad. Atacaron las fortificaciones con arietes. Los defensores judíos luchaban durante todo el día y se empeñaban en reconstruir las paredes durante la noche. Eventualmente los romanos irrumpieron a través de la pared exterior, después por el segundo muro, y finalmente por el tercer muro. Aún así lucharon los judíos, huyendo hacia el templo como su última línea de defensa.

Ese fue el fin para los valientes defensores judíos y para el templo. El historiador Josefo afirma que Tito quería preservar el templo, pero sus soldados estaban tan enfadados con sus adversarios que lo quemaron. Los judíos fueron sacrificados o vendidos como esclavos.

La banda de los Zelotes que habían tomado Masada, la conservaron durante al menos tres años más. Cuando los romanos finalmente construyeron su rampa de asedio e invadieron la fortaleza del monte, hallaron muertos a los defensores--se habían suicidado para evitar ser capturados por los extranjeros.


Resultados De La Rebelión

La rebelión judía marcó el fin del estado judío hasta los tiempos modernos. La destrucción del templo también significó un cambio en el culto de los judíos (aunque ese cambio había comenzado por lo menos desde hace seiscientos años a medida que los judíos se habían estado esparciendo por todo el mundo). La primera destrucción del templo por los babilonios en el año 586 A.C., obligó a los judíos a convertirse en Gentes del Libro. El triste final del templo le cerró la puerta al sistema sacrificial judío. Ellos habiéndose adaptado, por supuesto, crearon nuevos rituales para el hogar y la sinagoga. Pero el Sanedrín fue disuelto, y el centro de la religión judía se trasladó a las instituciones educativas de Jamnia.

¿Dónde estaban los cristianos? Fuera de la ciudad, básicamente. Muchos habían sido expulsados de Jerusalén por la persecución de décadas anteriores. Eusebio escribió que cuando la revuelta comenzó, en el año 66 D.C., algunos de los cristianos judíos restantes huyeron a Pella, una ciudad del Río Jordán.

Se podría decir que estos eventos arrojaron el equilibrio de poder de la joven Iglesia a favor de los Gentiles. Los misioneros como Pablo originalmente habían tratado con una fuerte (y conservadora) iglesia judía, con sede en Jerusalén. Pero la no participación de los judíos cristianos' condujo a una barrera entre ellos y sus homólogos tradicionales. Después del año 70 D.C., los cristianos no estaban permitidos en las sinagogas. La caída de Jerusalén, entonces, diferenció aún más a los cristianos de los judíos e impulsó a la iglesia a desarrollarse en medio de los Gentiles.

 

Modifié le: jeudi 21 septembre 2017, 10:52