Patricio 387-460
Revista Historia Cristiana, Número 60
PATRICIO EL SANTO
Por Mary Cagney
Detrás de las leyendas fantásticas de las misiones británicas del siglo quinto, aparece un hombre digno de adorno.
UNA FLOTA DE 50 LANCHAS tejen su camino hacia la orilla, donde un joven británico romano y su familia caminaban. Su nombre era Patricio, hijo de 16 años de un juez civil y recaudador de impuestos. Él había oído historias sobre atacantes irlandeses que habían capturado esclavos y los habían llevado "hasta los confines del mundo", y a medida que estudiaba sobre las lanchas, sin duda comenzaba a imaginarse lo peor.
Sin un ejército romano que los protegiera (las legiones romanas hacía tiempo habían abandonado el Reino Unido para proteger a Roma de las invasiones bárbaras), Patricio y su ciudad no se encontraban preparados para el ataque. Los guerreros irlandeses, vestidos con cascos y armados con lanzas, descendieron sobre la playa de guijarros. Los rebuznos de los cuernos de guerra asolaron de terror el corazón de Patricio, quien empezó a huir hacia la ciudad.
Los guerreros rápidamente demolieron la aldea, y mientras Patricio corría entre el incendio de las viviendas y los gritos de las mujeres, fue capturado. Los bárbaros lo arrastraron y lo subieron a bordo de un barco con destino a la costa este de Irlanda.
Patricio, mejor conocido como Patrick, es recordado hoy como el santo que expulsó a las serpientes de Irlanda, el profesor que utilizó el trébol para explicar la Trinidad, y el homónimo de los desfiles anuales de Nueva York y Boston. Lo que es menos conocido es que Patricio fue un humilde misionero (regularmente este santo se refería a sí mismo como "un pecador") de enorme valor. Cuando evangelizó Irlanda, él puso en movimiento una serie de eventos que afectaron a toda Europa. Todo comenzó cuando fue llevado a esclavitud alrededor del año 430.
Escape del Pecado y de la Esclavitud.
Patricio fue vendido a un cruel jefe guerrero, quien sentaba a los líderes oponentes encima de palos afilados en torno a su empalizada en Irlanda del Norte. Mientras Patricio se ocupaba de los cerdos de su amo en las colinas cercanas, vivió como un animal, soportó largos ratos de hambre y de sed. Lo peor de todo, estuvo aislado de otros seres humanos durante varios meses. Los primeros misioneros de Gran Bretaña habían dejado un legado del cristianismo al que el joven Patricio había estado expuesto y que se había llevado consigo al cautiverio. Él había sido un cristiano nominal hasta este punto; ahora él se convertiría al Dios cristiano de sus padres en busca de consuelo.
"Estaría orando constantemente durante las horas del día", recordó más tarde. "El amor y el temor de Dios me rodearon más y más. Y la fe creció. Y el espíritu despertó de manera que en un solo día yo haría un centenar de oraciones, y por la noche sólo un poco menos".
En la Montaña
La leyenda sostiene que Patricio hacía sonar una gran campana (que se conserva en un relicario, en el Museo Nacional de Irlanda) en la parte superior de Eagle Mountain, que ahora se llama Croagh Patrick. Según la leyenda, la campana ahuyentaba a las serpientes de Irlanda o a sus demonios. Otra reliquia de Patricio, un bastón supuestamente dado a él por Jesús, fue quemado como objeto de superstición en 1538.
Después de seis años de esclavitud, Patricio recibió un mensaje sobrenatural. "Hacéis bien en ayunar", le dijo una voz misteriosa. "Pronto regresarás a tu patria".
Mucho tiempo antes, la voz le habló nuevamente: "Ven y ve, tu barco te está esperando." Patricio huyó y corrió 200 millas al sureste de puerto. Allí se subió a bordo de un buque de comerciantes que probablemente llevaba loberos irlandeses al continente europeo.
Después de un viaje de tres días, los hombres desembarcaron en Galia (Francia moderna), donde sólo encontraron devastación. Los godos o vándalos habían destruido las tierras de forma que no se halló ningún alimento en la que alguna vez había sido una zona fértil.
"¿Que tienes que decir a tu favor, cristiano?" El capitán del buque se burló. "Se jactan de que su Dios es todo poderoso. Estamos muertos de hambre, y no podremos sobrevivir para ver otra alma".
Patricio respondió con total confianza. "Nada es imposible para Dios. Vuélvanse a él y él nos enviará alimentos para nuestro viaje".
En ese momento, apareció una manada de cerdos que, "parecían bloquear nuestro camino." A pesar de que Patricio instantáneamente paso a ser "bien considerado ante sus ojos", sus compañeros ofrecieron sus nuevos alimentos en sacrificio a sus dioses paganos.
Patricio no participó.
El Hijo Prodigo Regresa
Muchos estudiosos creen que Patricio pasó un período de formación para el ministerio en Lerins, una isla al sur de Francia, cerca de Cannes. Pero su confesión autobiográfica incluye una enorme brecha después de su huida de Irlanda. Cuando su historia es retomada nuevamente "después de unos pocos años," él se encuentra de vuelta en Gran Bretaña con su familia.
Fue allí donde Patricio recibió su llamado a evangelizar Irlanda—una visión como la del apóstol Pablo en Tróade, en la que un hombre macedonio declaró, "¡ayúdanos!".
"Tuve una visión en mis sueños sobre un hombre que parecía venir de Irlanda", Patricio escribió. "Su nombre era Victoricio, y llevaba consigo incontables cartas, una de los cuales me la entregó a mí. Leí en voz alta donde empezaba: "La Voz de los Irlandeses". Y cuando empecé a leer estas palabras, me pareció oír la voz de los mismos hombres que vivían junto al bosque de Foclut . . . Y ellos me gritaban a una sola voz, "Te hacemos un llamamiento, santo siervo, para venir y caminar entre nosotros." Me emocionó profundamente en el corazón y no pude continuar leyendo, así que me desperté".
A pesar de su reputación, Patricio realmente no fue el primero en llevar el cristianismo a Irlanda. El Papa Celestino I envió a un obispo llamado Paladio a la isla en el año 431 (alrededor del tiempo en que Patricio fue capturado como esclavo). Algunos eruditos creen que Paladio y Patricio son la misma persona, pero la mayoría considera que Paladio no tuvo éxito (posiblemente fue martirizado) y Patricio fue enviado en su lugar.
En cualquier caso, el paganismo aún era dominante cuando Patricio llegó al otro lado del Mar de Irlanda. "Yo habito entre los gentiles", escribió, "en medio de los bárbaros, paganos adoradores de ídolos, y de cosas impuras".
Los Demonios y los Druidas
Patricio no les exigía a los nativos irlandeses renunciar a sus creencias sobre seres sobrenaturales. Sólo debían considerar estos seres bajo una nueva perspectiva, como demonios. El temor de las antiguas deidades se transformó en odio a los demonios. Si el cristianismo hubiera llegado a Irlanda sólo a través de doctrinas teológicas, la esperanza de la vida inmortal, y de ideas éticas—sin milagros, misterios y ritos—nunca hubiera podido haber seducido el corazón céltico.
Predeciblemente, Patricio se enfrentó a la oposición de la mayoría de los druidas, que practicaban la magia, que estaban capacitados en el aprendizaje secular (especialmente en derecho e historia) y que aconsejaban a los reyes irlandeses. Las Biografías del santo están llenas de historias de druidas que "deseaban matar a Patricio el santo".
Peregrinos
El último domingo de cada mes de julio, entre 25,000 y 30,000 peregrinos pasaban a la estatua del santo y subían a la cima de Croagh Patrick, conmemorando el ayuno del santo durante 40 días y noches. La datación por carbono de las ruinas de la iglesia a los 2,710 pies de la cumbre ha demostrado que ésta data de la época de Patricio, apoyando la leyenda que dice Patricio subió.
"Diariamente espero el asesinato, el fraude o la cautividad", escribió Patricio, "pero no temo a ninguna de estas cosas debido a las promesas del cielo. Yo mismo me he arrojado en las manos de Dios todopoderoso que gobierna en todas partes".
De hecho, Patricio casi se deleitaba en tomar riesgos para el evangelio. "Debo tomar esta decisión haciendo caso omiso de los riesgos implicados y dar a conocer los dones de Dios y su eterna consolación. Tampoco debemos temer sobre cualquier riesgo de predicar fielmente el nombre de Dios con confianza en cada lugar, de modo que incluso después de mi muerte, pueda ser dejado un legado espiritual para mis hermanos y mis hijos".
Sin embargo, Patricio evitaba periódicamente esos enfrentamientos al pagar dinero de protección: "Patricio pagó en oro y plata el precio de 15 almas, para que ninguna persona malvada les impidieran viajar directamente al rededor de toda Irlanda," escribió un biógrafo.
Patricio estaba tan plenamente convencido, al igual que los celtas, que el poder de los druidas era real, pero él trajo la noticia de un poder más fuerte. La famosa Lorica (o "Coraza de Patricio"—Ver Intervengo Hoy), una oración de protección, pudo no haber sido escrita por Patricio (al menos en su forma actual), sin embargo expresa perfectamente la confianza de Patricio en Dios para protegerlo contra "despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma, contra conjuros de falsos profetas, contra las leyes negras de los paganos, contra las falsas leyes de los herejes, contra las obras y astucia de la idolatría, contra los encantamientos de brujas, forjas y hechiceros".
Según la leyenda, eso funcionó. El Rey, Loiguire, montó una trampa para matar a Patricio, pero conforme el obispo se acercaba, todo lo que el rey pudo ver fue un ciervo. (Así la coraza también habría sido conocida como el Grito del Ciervo).
Probablemente hubo un enfrentamiento entre Patricio y los druidas, pero los estudiosos se preguntan si fue tan dramático y mágico como lo contaron más tarde las historias. Un biógrafo de finales de los años 600, Muirchoe, describió a Patricio desafiando druidas a concursos en Tara, en los que cada parte intentaba superar a la otra en obrar maravillas ante de la audiencia:
"La costumbre se basaba en que cualquiera que encendiera fuego delante del rey durante aquella noche del año [vigilia de Pascua] sería condenado a muerte. Patricio encendió el fuego pascual ante el rey en la colina de Slane. La gente vio el fuego de Patricio a lo largo de la llanura, y el rey ordenó 27 carros para ir y prender a Patricio . . . .
"Viendo que los paganos impíos estaban a punto de atacarlo, Patricio se levantó y dijo claramente y en voz alta, 'Que Dios suba para dispersar a sus enemigos, y aquellos que lo odian huyan de su rostro." Por este desastre causado por la maldición de Patricio en presencia del rey a causa de la orden del rey, siete veces siete hombres cayeron. . . . Y el rey, impulsado por el temor, vino y dobló sus rodillas ante el hombre santo. . . .
"[Al día siguiente], en un despliegue de magia, un druida invocó demonios y trajo una niebla oscura sobre la tierra. Patricio le dijo al druida, 'haz que la niebla se disperse. ' Pero fue incapaz de hacerlo. Patricio oró y dio su bendición, y de repente la niebla se esfumó y el sol brilló. . . . Y a través de las oraciones de Patricio llamas de fuego consumieron al druida.
"Y el rey se enfureció enormemente con Patricio a causa de la muerte de su druida. Patricio le dijo al rey, "Si no crees ahora, morirás al instante, porque la ira de Dios desciende sobre tu cabeza".
"El rey convocó a su consejo y dijo, "para mí es mejor creer que morir." Y él creyó como muchos otros en ese día".
Pero el mayor enemigo de Patricio fue uno con el que había estado familiarizado íntimamente —la esclavitud. Él era, de hecho, el primer cristiano en hablar abiertamente en contra de la práctica. Los eruditos concuerdan que él es el verdadero autor de una carta que excomulga a un tirano británico, Coroticus, que había llevado a algunos de los convertidos de Patricio a la esclavitud.
"Los lobos arrebatadores han devorado el rebaño del Señor que era prospero en Irlanda", escribió, "y toda la iglesia clama y se lamenta por sus hijos e hijas." Él llamó la obra de Coroticus "impía, tan horrible, tan impronunciable," y le dijo que se arrepintiera y que liberara a los conversos.
Se desconoce si tuvo éxito en liberar a los esclavos de Coroticus, pero en vida (o poco después), Patricio terminó totalmente con el comercio de esclavos irlandeses.
Misionero Real
Patricio concentró la mayor parte de su esfuerzo misionero en el país de un centenar de reyes tribales. Si el rey se convirtiera en cristiano, razonaba, el pueblo también lo haría. Esta estrategia fue un éxito.
A medida que los reyes se convertían, ellos les entregaban a sus hijos a Patricio como parte de una vieja costumbre irlandesa para educar e "impulsar" (Patricio, por su parte, cumplió con sus obligaciones, distribuyéndoles regalos a estos reyes). Finalmente, los hijos e hijas de los irlandeses fueron persuadidos a convertirse en monjes y monjas.
De reino en reino (Irlanda todavía no tenía ciudades), Patricio trabajó casi de la misma manera. Una vez que convertía a cierto número de paganos, construía una iglesia. Uno de sus nuevos discípulos era ordenado como diácono, sacerdote u obispo, y lo dejaba a cargo. Si el encargado había sido lo suficientemente amable como para conceder sitio para un monasterio, así como una iglesia, ésta también era construida y funcionaba como una estación misionera.
Antes de partir, Patricio les daba a los nuevos conversos (o a sus pastores) un compendio de la doctrina cristiana y de los cánones (reglas).
Dudas en Sí Mismo
A pesar de su éxito como misionero, Patricio estaba consciente, especialmente de sus antecedentes educativos. "Yo todavía me apeno y temo más que cualquier otra cosa que mi falta de aprendizaje salga a la luz", escribió en su confesión. "Porque soy incapaz de expresarles mis ideas a las personas estudiadas".
No obstante, él da gracias a Dios, "quien me despertó, un tonto, de entre quienes se consideran sabios y entendidos en la práctica de la ley, así como convincentes en sus discursos y en todos los demás sentidos y por delante de los demás, me inspiró, a quien es tan despreciado por el mundo".
Una y otra vez, Patricio escribió que él no era digno de ser obispo. Él no era el único con dudas. En algún punto, los ancianos eclesiásticos de Gran Bretaña enviaron una delegación para investigar su misión. Una serie de inquietudes fueron planteadas, incluyendo un momento de erupción de pecado (no especificado) de su juventud.
Su confesión, en realidad, fue escrita en respuesta a esta investigación. Recuperado de las acusaciones, Patricio obtuvo fuerzas de Dios: "Ciertamente Él me sostuvo, aunque fui pisoteado de tal manera. Porque, aunque fui derribado y avergonzado, no vino demasiado daño a mí".
Si Patricio no estaba seguro acerca de sus propios defectos, poseía un profundo sentido de la participación íntima de Dios en su vida. "Yo he reconocido a Dios como mi autoridad, porque él conoce todas las cosas, incluso antes de que las haya hecho", escribió. "Él frecuentemente me previene de muchas cosas por su respuesta divina".
De hecho, Patricio registró ocho sueños que consideraba mensajes personales de parte de Dios. Y a lo largo de su confesión hay homenajes dispersos sobre la bondad de Dios para él: "incansablemente, doy gracias a mi Dios que me mantuvo fiel en el día en el que fui probado, para que hoy me pueda rendir a él, el Señor Jesucristo, el sacrificio de mi alma. Él me salvó de todos los peligros y riesgos . . . . Por tanto, lo que venga a mi vida, bueno o malo, igualmente lo afrontaré, dando siempre gracias a Dios".
Según los anales irlandeses, Patricio murió en el año 493, cuando él habría tenido unos 70 años. Pero no sabemos con certeza cuándo, dónde o cómo murió. Los monasterios en Armagh, Downpatrick y Saúl han reclamado sus restos. Su fiesta se registra el 17 de marzo del año 797, con la anotación; "La llama de un sol espléndido, el apóstol de la virginal Erin [Irlanda], Patricio con muchos miles sea el refugio de nuestra maldad".
Modelo Definitivo
Es difícil separar la realidad de la ficción en los relatos de los biógrafos de Patricio. Sin embargo, es históricamente evidente que Patricio fue uno de los primeros grandes misioneros que llevó el evangelio más allá de los límites de la civilización romana. Según la tradición, él había establecido obispos en todo el norte, centro y este de Irlanda. Sólo Munster, en el sur, iba a permanecer pagano hasta un siglo después de la muerte de Patricio.
Patricio fue el modelo definitivo de los cristianos celtas. Se dedicó a la oración continua. Fue cautivado por Dios y amaba las sagradas Escrituras. También tenía una imaginación poética abundante con apertura para escuchar a Dios en sueños y visiones, y era amante de la naturaleza y de la creación.
Él es, entonces, más digno de la denominación de santo, como alguien "apartado" para una misión divina. Como tal, se convirtió en un ejemplo inspirador. Cientos de monjes celtas, emulando a Patricio, dejaron su patria para esparcir el evangelio en Escocia, Inglaterra y en la Europa continental.
Este es un legado del que Patricio se enorgulleció: "Dios me dio tanta gracia, que muchas personas a través de mí renacieron en Dios y después se confirmaron y fueron llevados hacia la perfección. Y entonces era ordenado un clero para ellos en todas partes".
Más Recursos
El mejor punto de partida para aprender acerca de Patricio es a través de sus propias palabras. Pocos dudan de su autoría en la Confesión autobiográfica y en su arrebatada Carta a Coroticus, disponible en varios libros, incluyendo una nueva traducción de John O'Donohue.
Las obras también están disponibles en El Mundo de San Patricio de Liam de Paor. Que combina documentos de fuente primaria con una "introducción" informativa de 50 páginas, que debería estar en la biblioteca de cualquier persona interesada en este tema.
Si estás interesado en mayores detalles, echa un vistazo a la biografía En los Pasos de San Patricio de Brian De Breffny.
Mary Cagney, una antigua residente editorial de Christianity Today, ha
escrito un guion titulado Un Rey Celta. La autora de esta obra, Mary
Cagney, es una ex residente editorial del departamento de noticias de Christianity
Today, para el que escribió varios artículos sobre el proceso de paz en Irlanda
del Norte.
Me Levanto Hoy
Por Patricio
La oración Celta más famosa demuestra por qué los celtas son conocidos por exaltar tanto a la creación como al creador.
ME LEVANTO HOY
por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad,
por medio de la Fe en sus Tres Personas,
por medio de la confesión de la Unidad
del Creador del universo.
Me levanto hoy,
por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo,
por medio de la fuerza de su crucifixión y de su sepulcro,
por medio de la fuerza de su resurrección y su asunción,
por medio de la fuerza de su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy
por medio de la fuerza del amor de Querubines,
en obediencia de los Ángeles,
en servicio de Arcángeles,
en la esperanza que la resurrección encuentra recompensa,
en las oraciones de los Patriarcas,
en las palabras de los Profetas,
en las prédicas de los Apóstoles,
en la inocencia de las Santas Vírgenes,
en las obras de todos los hombres de bien.
Me levanto hoy
por medio del poder del cielo:
Luz del sol,
Esplendor del fuego,
Rapidez del rayo,
Ligereza del viento,
Profundidad de los mares,
Estabilidad de la tierra,
Firmeza de la roca.
Me levanto hoy
por medio de la fuerza de Dios que me conduce:
Poder de Dios que me sostiene,
Sabiduría de Dios que me guía,
Mirada de Dios que me vigila,
Oído de Dios que me escucha,
Palabra de Dios que habla por mí,
Mano de Dios que me guarda,
Sendero de Dios tendido frente a mí,
Escudo de Dios que me protege,
Legiones de Dios para salvarme de trampas del demonio,
de tentaciones de vicios,
de cualquiera que me desee mal,
lejanos y cercanos,
solos o en multitud. Yo invoco éste día todos estos poderes entre mí y el
maligno,
contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma,
contra conjuros de falsos profetas,
contra las leyes negras de los paganos,
contra las falsas leyes de los herejes,
contra las obras y astucia de la idolatría,
contra los encantamientos de brujas, forjas y hechiceros,
contra cualquier conocimiento corruptor del cuerpo y del alma.
contra venenos, contra quemaduras,
contra sofocación, contra heridas,
de tal forma que pueda yo recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo, Cristo delante mí, Cristo detrás de mí,
Cristo dentro de mí, Cristo debajo mí, Cristo sobre mí,
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda,
Cristo cuando me acuesto, Cristo cuando me siento, Cristo cuando me levanto,
Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura,
Cristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí,
Cristo en la boca de todo hombre que hable de mí,
Cristo en los ojos de todos los que me ven,
Cristo en los oídos de todos los que me escuchan.
Me levanto hoy
por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad,
por medio de la Fe en sus Tres Personas,
por medio de la confesión de la Unidad
del Creador del universo.
Porque al Señor le pertenece
la salvación,
y al Señor le pertenece la salvación
y a Cristo le pertenece la salvación.
Que tu salvación, Señor, esté con nosotros siempre.--"La Coraza de San
Patricio", Antigua oración irlandesa del siglo VIII.