Artículo: El Cristianismo y La Esclavitud
El Cristianismo y La Esclavitud.
Por David Feddes
Hace dos mil años, más de la mitad de los habitantes del Imperio Romano eran
esclavos. Luego vino alguien que les dijo a sus seguidores, "porque uno es
vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos." El hombre que
dijo esto no inició una rebelión de esclavos. No cambió a la sociedad de la
noche a la mañana. Pero Jesús fue una buena nueva para los esclavos.
Dondequiera que se propagó la influencia de Jesús, los humildes fueron levantados y la institución de la esclavitud se debilitó. Jesús ha sido un trasformador del mundo de muchas formas, y esto es sin duda es cierto en el ámbito de la libertad y la dignidad. Millones de personas que ahora gozan de libertad pudieran ser todavía esclavos si no fuera por el impacto de Cristo en el mundo. La esclavitud estaba enraizada en las culturas de Europa, Asia, África, entre los nativos de América del Norte y del sur—casi en todas partes del mundo tierra. Pero de cultura en cultura, la esclavitud se marchitó y se extinguió cuando el evangelio de Cristo se enraizó y creció.
No todo el mundo que afirmaban seguir a Jesús llevaba su mensaje en el corazón. Algunos intentaron defender la esclavitud en el nombre de Dios, e insistieron en su propia superioridad sobre los demás, en lugar de considerarlos como miembros de una misma familia en Cristo. Pero en los lugares donde los seguidores de Jesús fielmente consideraban a Jesús como su único Maestro verdadero y donde se consideraban mutuamente como hermanos y hermanas, las cosas cambiaron. Los esclavos ya no se veían a sí mismos como perdedores, y los propietarios de esclavos ya no veían a sus esclavos como propiedades. Cuando los esclavos obtuvieron una verdadera dignidad humana ante sus propios ojos y ante los ojos de sus amos, la relación entera entre el amo y el esclavo cambiaría con seguridad, y la aceptabilidad de la esclavitud desaparecería con seguridad.
El apóstol Pablo fue uno de los primeros mensajeros más eficaces para Jesús. En una ciudad tras otra, Pablo predicaba el evangelio de la vida eterna a través de Cristo, y escribió cartas bajo la dirección de Cristo que forman una gran parte de la Biblia. Una de las cartas de Pablo fue escrita a Filemón, un hombre que Pablo había llevado a la fe en Jesús. Filemón poseía un esclavo, Onésimo. Este esclavo le había robado a Filemón y había huido a otra ciudad. Allí Onésimo se reunió con Pablo y se hizo cristiano. Pablo lo amó como a un hijo, pero lo envió de vuelta con su amo, Filemón, a quien Pablo también amaba. Pablo le envió una carta a Filemón con consejos sobre qué hacer con Onésimo.
En el Imperio Romano, un esclavo fugitivo podía ser castigado con la muerte. Pero eso no ocurriría con esta huida. Pablo le dijo a Filemón que recibiera a su antiguo esclavo "no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor" (Filemón 16). Filemón siguió el consejo de Pablo y conservó la carta para que otros pudieran leerla como parte de la Palabra de Dios y experimentaran su impacto. El consejo de Pablo de ver a alguien no como un esclavo sino como un hermano entrañable, era eco del principio de Jesús, "porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos".
¿Pablo Apoyaba la Esclavitud?
A veces las personas acusan a la Biblia, especialmente a las cartas de Pablo, de apoyar la esclavitud y la opresión. Después de todo, en dos de las cartas de Pablo a las iglesias, él escribió, "Esclavos, obedeced a vuestros amos terrenales" (Efesios 6:5; Colosenses 3:22). Muchos de los miembros de la iglesia eran esclavos y necesitaban la orientación de parte de Dios sobre cómo lidiar con su situación. ¿Qué hubiese pasado si Pablo les hubiera dicho a los rebeldes que huyeran? ¿Qué habría ocurrido? Innumerables esclavos cristianos habrían sido asesinados, y el Imperio Romano habría perseguido a los cristianos más encarnizadamente que nunca. Así que, en lugar de tratar de abolir la esclavitud del lugar, Pablo les dijo a los esclavos que obedecieran.
¿Eso quiere decir que Pablo apoyaba la esclavitud? No, en absoluto. El habló de los "traficantes de esclavos" como "impíos y pecadores" (1 Timoteo 1:9-10). Él les dijo a los esclavos, "si puedes hacerte libre, procúralo más" (1 Corintios 7:21). Si a los esclavos les era ofrecida la libertad, debían aceptarla, y si podían comprar su libertad, debían hacerlo.
Mientras tanto, aquellos que permanecieron en esclavitud fueron instruidos a hacer bien su trabajo, no sólo a complacer a sus amos terrenales sino a agradar a Cristo. Trabajen "como siervos de Cristo", Pablo dijo, "sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre" (Efesios 6:6, 8).
Los esclavos no fueron los únicos que Pablo instruyó. También se refirió a los amos que se habían convertido en cristianos. Él les dijo que no amenazaran a sus esclavos (Efesios 6:9). En cambio, Pablo les mandó, "Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos" (Colosenses 4:1). Ahora, ¿Qué hubiera pasado si los amos cristianos hubieran considerado a los esclavos como hermanos en lugar de propiedades? ¿Qué hubiera pasado si los amos hubieran pagado salarios justos y no hubieran amenazado a los esclavos o los hubieran forzado a ser empleados en contra su voluntad? La esclavitud ya no existiría. Y eso es lo que sucedió a medida que el Espíritu de Cristo trabajó en las vidas de las personas.
Pero ¿Qué pasa con los esclavos cristianos con amos inconversos? ¿Debían sentir lástima por ellos mismos y odiar a sus amos? No, Pablo les enseñó a preocuparse más por la salvación de sus amos que por su propia esclavitud. Sería mucho peor para un amo inconverso sufrir en el infierno para siempre que para un esclavo cristiano soportar unos años malos. Los esclavos cristianos, dice Pablo, deben hallarse colaborando y "mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador." (Tito 2:9-10). La principal preocupación no era sólo la igualdad social y política, sino el llevar a las personas hacia la salvación y convertirlos en hermanos y hermanas en la familia de Dios.
Pablo exhortó a los esclavos cristianos a centrarse más en el privilegio de pertenecer a Cristo que en el problema de la esclavitud.
"¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres." (1 Corintios 7:21-24).
Cualquiera que había sido comprado por la sangre de Jesús y atesorado por Dios no podía pensar en sí mismo como un mero esclavo y un don nadie. No sólo era un esclavo de alguien; era un hijo del Rey del universo. Pablo a menudo fue maltratado y pasó mucho tiempo en prisión a causa de su fe, pero incluso encadenado vivía en la libertad de Cristo, y quería que otros tuvieran esa misma libertad cristiana, incluso en situaciones difíciles.
En esas primeras décadas después de la venida de Cristo, las condiciones económicos, sociales y raciales importaban muy poco en la iglesia. Lo más importante era ser amados por Dios y adoptados como sus hijos. Como Pablo dijo, "pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre... ... porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús..." (Gálatas 3:26-28). "Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean… esclavos o libres" (1 Corintios 12:13). No solo se trataban de las propias ideas de Pablo. Esto fue revelado por Dios y reflejaba la mente de Cristo. Jesús no derrocó instituciones con violencia; él transformó relaciones por medio de la verdad y del amor.
La Grandeza de Servir
A través de la fe en Jesús, un esclavo podía convertirse en un príncipe en el reino de Dios. Incluso si el mundo a su alrededor lo trataba como esclavo, él sabía que era mucho más que eso. La Biblia dice, "El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación" (Santiago 1:9). El honor de ser hijo de Dios y ciudadano del cielo le daba alegría y dignidad incluso al esclavo más humilde. A medida que la iglesia creció, la fraternidad cristiana y el respeto a las personas de todas las clases sociales tuvieron un efecto de transformación no sólo en las personas, sino en toda la civilización.
En la cultura clásica durante los primeros años del cristianismo, más de la mitad de los habitantes eran esclavos, y las personas de clase alta en el Imperio Romano despreciaban a los esclavos. Los políticos y los intelectuales pensaban en torno a los argumentos del famoso filósofo Aristóteles, quien dijo que la esclavitud era buena porque "El maestro obtenía un trabajador, y el esclavo se situaba bajo la guía de un ser superior y razonable." Según Aristóteles, "el esclavo es una herramienta viva, al igual que un instrumento es un esclavo inanimado. Por lo tanto, no puede haber amistad con un esclavo siendo esclavo".
La iglesia cristiana era diferente. A los amos que se volvieron cristianos se les enseñó a ver sus esclavos como hermanos amados. Los esclavos eran amados y atesorados como miembros valiosos de la iglesia. Los esclavos adoraban al lado de los nobles. Los esclavos recibían el mismo bautismo que los ricos. Los esclavos comían de la Cena del Señor en la misma mesa que los poderosos. Algunos de los que fueron esclavos en la sociedad se hicieron líderes de la iglesia. Uno de los antiguos esclavos, Calixto, incluso llegó a ser Obispo de Roma. La Iglesia, siempre fue fiel a Jesús, era amorosa, liberadora y estimulante para las personas, no importando de qué nivel de la sociedad provenían.
¡Qué contraste entre la iglesia y la cultura a su alrededor! No es de extrañar que muchos esclavos fueran atraídos a Cristo y a su iglesia. Y todavía hoy, cualquier trabajador de fábrica o campesino o despachador de hamburguesas o trabajador de cubículo que se siente como un esclavo o como un don nadie, descubre que en la iglesia de Jesucristo todos son importantes.
Jesús enseñó que no había grandeza en ser autoritario y en mirar hacia abajo a los demás, y que no había ninguna vergüenza en trabajar duro para servir a los demás. Jesús definió la diferencia entre el mundo de clase consciente y la actitud cristiana cuando dijo,
"Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Marcos 10:42-45).
Jesús enseñó que un esclavo cuya labor cumplía con algo útil era mayor que un gobernante orgulloso y mimado que no hacía nada sino ordenar a otras personas a su alrededor. Jesús estableció la pauta no sólo a través de sus palabras, sino también con su ejemplo. Aunque él era el rey de los cielos, se hizo como siervo para atender las necesidades de las personas que necesitaban la salvación. Si el Señor del universo podía servir tan humildemente, sus seguidores podían ver el servicio humilde como algo glorioso.
Liberando
a los Esclavos
A medida que más y más personas se volvían cristianas y aceptaban esa manera de pensar, los esclavos obtenían estatus y dignidad en la iglesia, y muchos cristianos ricos liberaban a sus esclavos. Cuando Jesús enseñó, "porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos", y cuando enseñó la regla de oro: "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos" (Mateo 7:12), Jesús sembró las semillas para la liberación de los esclavos. Cuando un propietario de esclavos se volvía cristiano, aprendía la regla de oro, y consideraba a los demás como hermanos, ¿Cómo podía mantener a los esclavos bajo servidumbre en contra de su voluntad? Los historiadores señalan que en el segundo y tercer siglo después de la venida de Jesús, el acto de liberar a los esclavos fue más frecuente en los hogares urbanos dirigidos por cristianos que en cualquier otro lugar. El acto oficial de liberación generalmente tenía lugar en la iglesia con un obispo observando.
Juan Crisóstomo fue el predicador cristiano más importante del mundo a mediados de los años 300. Por esa época el cristianismo estaba tan generalizado que algunas personas iban a la iglesia, incluso si no estaban verdaderamente entregadas a Cristo. Entre los feligreses había personas de clase superior que poseían un gran número de esclavos. Algunos decían que la esclavitud era necesaria para la sociedad y era buena para los mismos esclavos. Crisóstomo recriminó que era el orgullo y el egoísmo, y no la preocupación por la humanidad, lo que los hacía tener esclavos. Eran muy orgullosos como para llevar a cabo un trabajo honrado y eran muy orgullosos como para ver a todas las personas como sus iguales ante Dios.
Crisóstomo señaló que Dios nos había dado las manos y los pies para que pudiéramos llevar a cabo nuestro propio trabajo sin que tuviéramos siervos que lo hicieran todo por nosotros. Él dijo que si Dios hubiera querido que el pueblo tuviera esclavos, hubiera creado un esclavo para Adán. La esclavitud vino al mundo como un efecto maldito del pecado, dijo Crisóstomo, "pero cuando Cristo vino, Él puso fin también a eso." Crisóstomo insistía en que los esclavos nunca debían ser azotados o encadenados. De hecho, él dijo que realmente solo existía una forma de poseer esclavos de manera cristiana. "Compren un esclavo", dijo Crisóstomo, "enséñenle una habilidad para que pueda ganarse su propio sustento y enseguida, libérenlo".
Alrededor del año 400, un adolescente británico llamado Patricio fue capturado por piratas y vendido como esclavo al jefe pagano de una tribu irlandesa. Éste fue uno de los grandes puntos de inflexión en la historia. Después de seis años de esclavitud, Patricio obtuvo su libertad. Él se pudo haber quedado en Gran Bretaña, pero estaban tan dedicado a Cristo y se preocupó tanto por la tierra que lo había esclavizado que regresó a Irlanda como misionero. Ahí Patricio llevó a miles de irlandeses a los pies de Cristo y se hizo conocido en la historia como San Patricio. Habiendo sido esclavo, Patricio condenó todas las formas de esclavitud y les enseñó a los nuevos cristianos irlandeses a liberar a los esclavos.
No todos los cristianos y los funcionarios de la iglesia liberaron a los esclavos. Algunos todavía tenían esclavos y defendían la esclavitud. Su pensamiento estaba moldeado más por el mundo que por la Palabra de Dios. Pero el principio bíblico de ver a las personas no como esclavos sino como hermanos tuvo un efecto que siguió creciendo. El profesor Alvin Schmidt escribe, "Durante varios siglos, los obispos y los consejos recomendaron la redención de los esclavos cautivos, y desde hace más de cinco siglos, los monjes Trinitarios redimieron a los esclavos cristianos de la servidumbre morisca. En el siglo XII eran raro encontrar esclavos en Europa, y para el siglo XIV la esclavitud era casi desconocida en el continente".
La
Esclavitud Revivida y Abolida
Es triste decirlo, las sociedades influenciadas por el cristianismo a veces daban vuelta atrás y desperdiciaban los logros de la civilización cristiana. Por ejemplo, el aborto y la matanza de los recién nacidos eran comunes en el Imperio Romano y luego desaparecieron bajo la influencia del cristianismo, sólo para reaparecer siglos más tarde cuando la gente abandonó la doctrina cristiana a favor de las prácticas paganas. De manera similar, la esclavitud que había desapareció bajo la influencia del cristianismo, siglos más tarde regresó cuando la gente poderosa puso las finanzas por delante de Cristo. En el año 1600, las potencias de Europa decidieron que sus colonias prosperarían mediante el uso de esclavos, la mayoría de ellos capturados de África.
Ahora, la esclavitud no era nada nuevo para los africanos. La mayoría de las sociedades africanas tenían esclavos y esclavas e incluso consideraban a los esclavos como una unidad monetaria. El graduado de Yale, Lamin Sanneh nació en África occidental y es un experto en la historia de la esclavitud en África. Él dice que la esclavitud "era parte integrante del sistema de valores africanos." La compra y venta de esclavos tribales atrajo a los comerciantes del mundo árabe, y los Árabes Musulmanes contaron con un comercio de esclavos exitoso en África durante al menos 700 años antes de que los europeos decidieran que podrían beneficiarse de ello. La mayoría de los esclavos africanos eran vendidos a la esclavitud por sus compañeros africanos. Más de cuatro millones de esclavos africanos fueron exportados a los países islámicos, incluso antes de que se descubriera América.
La esclavitud de los africanos no fue iniciada por Europa y sus colonias americanas, pero se adentraron en el negocio, y su responsabilidad es especialmente grave porque debieron haber actuado mejor. Contaban con el evangelio y con la herencia de siglos en la que la esclavitud había desaparecido prácticamente bajo la influencia cristiana. Muchos europeos y americanos entraron en la trata de esclavos africanos simplemente porque había dinero que hacer.
Pero siempre hubo cristianos que resistieron esto. "Cristo murió por todos," dijo Quaker Christian George Fox, "por los negros tanto como por los que se dicen blancos." George Whitefield, el mayor predicador americano de los años 1700 (y quizás de cualquier época) les dijo a los blancos que pensaran en los niños esclavos como niños iguales a los suyos. "¿Creen que sus hijos son de algún modo por naturaleza mejor que los pobres negros? ¡No! ¡De ninguna manera!" exclamó Whitefield. En 1774, el evangelista Juan Wesley vociferó en contra de los mercaderes de esclavos, ¿Ustedes nunca sienten el dolor de otra persona? ¿No tienen compasión?" esa fue la forma de Wesley de aplicar esta afirmación de Jesús, "Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos."
En 1787, un pequeño grupo de cristianos comenzó una campaña pública en contra de la participación británica en la trata de esclavos africanos. William Wilberforce, un devoto seguidor de Jesús y un talentoso miembro del Parlamento encabezó el esfuerzo, y unas décadas más tarde, Gran Bretaña finalmente prohibió el comercio de esclavos en todos los territorios británicos.
Muchos políticos y líderes empresariales lucharon aguerridamente para preservar el comercio de esclavos. Una objeción era que la oposición a la esclavitud estaba motivada por la religión. "Las cosas han llegado a una situación crítica", se quejó Lord Melbourne, "cuando se le permite a la religión invadir la vida pública". En los Estados Unidos, un congresista a favor del esclavismo tenía una queja similar sobre la mezcla de la religión y la política, se quejaba de que los cristianos afirmaban comprender los derechos humanos mejor que el resto del mundo. Hoy escuchamos quejas similares en contra de los cristianos que le dan valor a los bebés a punto de nacer y que se oponen al aborto, a la clonación humana y a la destrucción de embriones para fines de investigación. "No mezclen la religión y la política"—ese es un estribillo entre las personas que ignoran la Biblia y la historia cristiana para tratar a los seres humanos como propiedades en lugar de tratarlos como personas.
En cualquier caso, el cristianismo era demasiado fuerte en Inglaterra y en los Estados Unidos como para que la esclavitud hubiera podido prevalecer. En Inglaterra, se prohibió el comercio de esclavos, y a mediados de la década de 1800, el movimiento en contra de la esclavitud en América estaba creciendo fuertemente, a menudo liderado por predicadores cristianos y autores cristianos como Harriet Beecher Stowe, autora de La Cabaña del Tío Tom. La esclavitud probablemente hubiera terminado finalmente en América, incluso sin la Guerra Civil, pero ese conflicto trajo un final decisivo para la esclavitud americana.
Poder
de Esclavo
Mientras tanto, a medida que la gente blanca en Gran Bretaña y en los Estados Unidos discutían sobre la esclavitud, ¿Qué estaban haciendo los propios esclavos? Muchos se estaban volviendo cristianos. Escuchaban verdades bíblicas acerca de la libertad y la dignidad, sobre perder las cadenas de la opresión, sobre ser hijos de Dios, y encontraban consuelo y valor. Sojourner Truth habló de la tristeza de la esclavitud y del consuelo de Cristo cuando dijo, "He tenido trece hijos y parece que todos fueron vendidos como esclavos, y cuando grité con el dolor de una madre, nadie más que Jesús oyó." Sus amos pudieron haberlos tratado como inferiores, pero la palabra de Dios decía que todos los hombres eran iguales en Cristo. Muchos esclavos creyeron en la verdad de Dios, no en la falsedad de sus amos. La fe en Cristo, consolaba a los afligidos, y la vida de la iglesia brindaba un entorno donde los esclavos utilizaban sus talentos y habilidades de liderazgo, los cuales aplicarían en otros ámbitos de la vida más allá de la iglesia. Se convirtieron en personas de fortaleza y dignidad, y nada los empoderaba más que sus iglesias y la buena noticia de la vida nueva en Cristo Jesús.
¿Y cómo empezó a salir de la esclavitud África? El profesor Lamin Sanneh narra la emocionante historia de lo que ocurrió en los años 1800 después de que algunos ex esclavos americanos volvieran a la tierra de sus raíces y trajeran el cristianismo a muchos que aún eran esclavos en África. Los esfuerzos misioneras anteriores en África se habían centrado en un enfoque de arriba hacia abajo, convirtiendo a los jefes para cristianizar al resto de la tribu. Pero los ex esclavos trabajaron de abajo hacia arriba, enseñándoles a los esclavos y a los antiguos esclavos de diversos países africanos acerca de Cristo. Les mostraron la estructura cristiana para la familia. Empoderaron a las personas de un nivel inferior de la sociedad a través de esfuerzos educativos y de la ayuda a los pobres por parte de las sociedades. Como resultado, la esclavitud se hizo menos común en África.
Antes de eso, dice la doctora Sanneh, la esclavitud se encontraba arraigada en la sociedad africana. Nada podía cambiarla—excepto la "crisis moral" que surgió a medida que los antiguos esclavos le enseñaron a los demás la dignidad de toda persona ante Dios. En palabras de Sanneh, "los cautivos africanos adoptaron este tipo de religión con gusto. La abrazaron. Puedes ver por qué: en sus propias sociedades, una vez que eran esclavos siempre serían esclavos. Siempre llevarían contigo este estigma. Esta doctrina decía que el estigma se disolvía en la sangre de Cristo." Una vez más las palabras de la Biblia fueron confirmadas: "no hay esclavo ni libre; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús".
En tiempos más recientes, la esclavitud fue revivida durante un tiempo en las naciones que idolatraban al gobierno en lugar de seguir a Cristo. Los campos de concentración nazis y los campamentos de trabajo comunistas esclavizaron a millones. Incluso hoy en día en algunas partes del mundo, la gente trabaja bajo condiciones pesadas para obtener un pago apenas suficiente para comprar comida. Algunos gobernantes brutales permiten que sus propias fuerzas esclavicen a sus enemigos. Y todavía hoy, Cristo revela un mejor camino, y los cristianos se encuentran a la vanguardia del respeto y de la libertad para todos los hombres.
El transformador del mundo, Jesucristo, una vez dijo, "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres... si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Juan 8:36). Jesús estaba hablando en primer lugar de ser liberado de la esclavitud del pecado. ¿Confías en Jesús como tu Salvador y te arrepientes de tus pecados? Eso es lo que todos necesitamos más de cualquier otra cosa: la liberación de la culpa, de la vergüenza y de la esclavitud de la maldad dentro de nosotros, y la libertad de vivir en la alegría del perdón y la vida eterna. Y eso no es todo. Cuando Cristo libera a las personas del pecado, el impacto tiene repercusiones en todas las sociedades y naciones. Dondequiera que la gente confíe en Jesús y se tome en serio sus palabras, "porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos", la esclavitud desaparece y la discriminación muere.