John Wesley, 1703-1791

Pietista metódico

"Alrededor de un cuarto para las nueve, mientras él describía el cambio que Dios obra en el corazón a través de la fe en Cristo, yo sentí mi corazón extrañamente cálido".


A finales de 1735, un buque se abrió paso hacia el Nuevo Mundo desde Inglaterra. A bordo se hallaba un joven ministro Anglicano, John Wesley, quien había sido invitado a servir como pastor para los colonizadores Británicos en Savannah, Georgia. Cuando el clima se complicó, el barco se vio en serios problemas. Wesley, también capellán del barco, temía por su vida.

Pero él notó que el grupo de los Moravos Alemanes, quienes se dirigían a predicar a los Indios Norteamericanos, no tenían miedo. De hecho, a lo largo de la tormenta, cantaban con calma. Cuando el viaje terminó, le preguntó al líder Moravo acerca de su serenidad y el Moravo le respondió con una pregunta: ¿El Señor Wesley tiene fe en Cristo? Wesley dijo que sí, pero luego reflexionó: "Me temo que fueron vanas palabras".

De hecho, Wesley estaba confundido por la experiencia, pero su perplejidad lo conduciría a un período de introspección y, finalmente, a una de las conversiones más famosas y consecuenciales en la historia de la iglesia.


Formación religiosa

Wesley nació en un hogar Anglicano fuerte: su padre, Samuel, era sacerdote, y su madre, Susanna, les enseñaba fielmente religión y moral a sus 19 hijos.

Wesley asistió a Oxford, demostró ser un excelente intelectual, y pronto fue ordenado al ministerio Anglicano. En Oxford, se unió a una sociedad (fundada por su hermano Charles) cuyos miembros tomaron votos para llevar una vida santa, tomar la comunión una vez a la semana, orar diariamente, y visitar regularmente las prisiones. Además, se pasaba tres horas cada tarde estudiando la Biblia y otros materiales devocionales.

Desde este "club santo" (como sus colegas estudiantes lo llamaron a manera de burla), Wesley navegó hacia Georgia para pastorear. Su experiencia resultó ser un fracaso. Una mujer que él cortejó en Savannah se casó con otro hombre. Cuando trató de imponer la disciplina del "club santo" en su iglesia, la congregación se rebeló. Un Wesley más amargado regresó a Inglaterra.


Corazón Extrañamente Cálido

Después de hablar con otro Moravo, Peter Boehler, Wesley llegó a la conclusión de que carecía de fe salvadora. Aunque seguía intentando ser bueno, seguía sintiéndose frustrado. "Realmente yo estaba luchando continuamente, pero sin ganar. … Me caía y me levantaba, y me caía de nuevo".

El 24 de mayo de 1738, él tuvo una experiencia que lo cambió todo. Describió el evento en su diario:

"En la noche, me dirigí de muy mala gana hacia una sociedad en la calle de Aldersgate, donde una persona leía el prefacio de Lutero a la epístola a los Romanos. Alrededor de un cuarto para las nueve, mientras él describía el cambio que Dios obra en el corazón a través de la fe en Cristo, yo sentí mi corazón extrañamente cálido. Sentí que confiaba en Cristo, en Cristo solamente para la salvación, y me fue dada la garantía de que él había quitado mis pecados, incluso los míos, y que me había salvado de la ley del pecado y de la muerte".

Mientras tanto, otro ex miembro del "club santo", George Whitefield, tuvo un notable éxito como predicador, especialmente en la ciudad industrial de Bristol. Cientos de personas de la clase trabajadora pobre, oprimidos por la industrialización de Inglaterra y abandonados por la Iglesia, estaban experimentando transformaciones emocionales bajo su ardiente predicación. Muchos respondieron que Whitefield necesitaba ayuda desesperadamente.

Wesley aceptó de manera vacilante el alegato de Whitefield. Él desconfiaba del estilo dramático de Whitefield; cuestionaba la pertinencia de la predicación al aire libre (una innovación radical para ese entonces) de Whitefield; se sentía incómodo con las reacciones emocionales que incluso su propia predicación despertaba. Pero el ordenado Wesley pronto le perdió el miedo al nuevo método de ministración.

Por medio de sus habilidades organizativas, Wesley se convirtió rápidamente en el nuevo líder del movimiento. Pero Whitefield era un firme Calvinista, mientras que Wesley no podía digerir la doctrina de la predestinación. Además, Wesley sostenía (contra la doctrina Reformada) que los Cristianos podían disfrutar de la santificación completa en esta vida: amar a Dios y a sus vecinos, la mansedumbre y la humildad de corazón, abstenerse de toda presencia del mal, y hacer todo para la gloria de Dios. Al final, los dos predicadores se separaron.


De "metodistas" al Metodismo

Wesley no tenía la intención de fundar una nueva denominación, pero las circunstancias históricas y su genio organizativo conspiraron en contra de su deseo de permanecer en la Iglesia de Inglaterra.

Los seguidores de Wesley se reunieron por primera vez en "sociedades" privadas. Cuando estas sociedades se volvieron demasiado grandes como para que los miembros se cuidaran el uno al otro, Wesley organizó "clases", cada una con 11 miembros y un líder. Las clases se reunían semanalmente para orar, leer la Biblia, hablar de su vida espiritual, y para recolectar dinero para obras de caridad. Los hombres y las mujeres se reunían por separado, pero cualquiera podía convertirse en dirigente de una clase.

El fervor espiritual y moral de las reuniones se halla expresado en uno de los aforismos más célebres de Wesley: "Haz todo el bien que puedas, por todos los medios que puedas, de todas las maneras que puedas, en todos los lugares en los que puedas, en todos los momentos que puedas, a todas las personas que puedas, mientras puedas".

El Movimiento creció rápidamente, al igual que sus detractores, quienes llamaron a Wesley y a sus seguidores "metodistas", una etiqueta que llevaban con orgullo. Se puso peor que simplemente llamarlos en ocasiones de esa forma: los metodistas con frecuencia enfrentaban violencia mientras rufianes pagados irrumpían en las reuniones y amenazaban la vida de Wesley.

Aunque Wesley programaba su predicación itinerante para no perturbar los servicios Anglicanos locales, el obispo de Bristol todavía se oponía. Wesley respondió, "El mundo es mi parroquia."—una frase que más tarde se convirtió en el lema de los Misioneros Metodistas. De hecho, Wesley nunca bajó el ritmo, y durante su ministerio viajaba más de 4,000 kilómetros al año, habiendo predicado unos 40,000 sermones a lo lardo de su vida.

Algunos sacerdotes Anglicanos, como su hermano compositor de himnos Charles, se unieron a estos Metodistas, pero el grueso de la carga de la predicación recaía sobre John. Finalmente se vio forzado a emplear predicadores seculares, a quienes no se les permitía servir la Comunión sino solamente servir para complementar el ministerio ordenado de la Iglesia de Inglaterra.

Entonces Wesley organizó a sus seguidores en una "conexión", y a una serie de sociedades en un "circuito" bajo la dirección de un "superintendente". Las reuniones periódicas del clero metodista y de los predicadores seculares acabarían convirtiéndose en la "conferencia anual", donde aquellos que estaban sirviendo en cada circuito, generalmente eran designados por un plazo de tres años.

En 1787, Wesley fue obligado a registrar a sus predicadores seculares como no Anglicanos. Mientras tanto, del otro lado del Atlántico, la Revolución Norteamericana aisló a los metodistas Yanquis de sus conexiones Anglicanas. Para apoyar el movimiento Norteamericano, Wesley independientemente ordenó a dos predicadores seculares y nombró a Thomas Coke como superintendente. Con estas y otras acciones, el Metodismo gradualmente salió de la Iglesia de Inglaterra—aunque Wesley siguió siendo Anglicano hasta su muerte.

Una indicación de su genio organizativo lo vemos exactamente en cuántos seguidores tenía Wesley cuando murió: 294 predicadores, 71,668 miembros Británicos, 19 misioneros (5 en las estaciones misioneras) y 43,265 miembros Norteamericanos con 198 predicadores. Hoy en día los Metodistas son alrededor de 30 millones en todo el mundo.

 

Última modificación: martes, 31 de octubre de 2017, 11:01