El Síndrome del Perezoso (Dra. Feddes)
El Síndrome del Perezoso por David Feddes
Un vagabundo holgazán se encontraba en la acera pidiendo dinero cuando una mujer se detuvo y lo miró. Ella le preguntó: "¿Alguna vez le han ofrecido trabajo?".
"Solo una vez", respondió el hombre. "Con excepción de eso, solo me han mostrado bondad".
Ese es el tipo de persona que tiene el síndrome del perezoso. Él considera el trabajo como una forma de tortura. Para él, una oferta de trabajo es una forma de abuso verbal. Él celebra el Día de la Pereza, no el Día del Trabajo.
La palabra perezoso no es una palabra cotidiana, pero muchas traducciones de la Biblia en inglés usan la palabra en varios pasajes. Un perezoso no es un buen golpeador. Un buen golpeador puede ser un bateador de jonrones que golpea una pelota de béisbol y la saca del parque, o un buen golpeador puede ser un boxeador que golpea a sus oponentes y los deja inconscientes. Pero no estamos hablando de un buen golpeador; estamos hablando de un perezoso: P-E-R-E-Z-O-S-O. Los diccionarios definen a un perezoso como "una persona habitualmente holgazana e inactiva". Un perezoso adopta un enfoque lento de la vida. Un perezoso es un haragán.
En Proverbios 26, la Biblia describe varios síntomas del síndrome del perezoso. De acuerdo con Proverbios 26:13, "Dice el perezoso: El león está en el camino; el león está en las calles". No hay posibilidad de que él pueda ir a trabajar hoy. ¿Qué tal si hay un león por ahí? ¿Qué tal si algo terrible le sucede de camino rumbo al trabajo? El perezoso usa cualquier excusa, sin importar cuán ridícula sea, para evitar trabajar.
Proverbios 26:14 dice: "Como la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su cama". El Sr. Holgazán es tan aficionado a dormir que es como si estuviera permanentemente unido a su colchón. Es mucho trabajo para él solo darse la vuelta en la cama.
Proverbios 26:15 dice: "Mete el perezoso su mano en el plato; Se cansa de llevarla a su boca". Incluso la tarea más básica es demasiado para él. Él es demasiado perezoso como para alimentarse solo. ¡Él piensa que se encuentra sobrecargado de trabajo si tiene que levantar su propio sándwich desde su plato a su boca!
Proverbios 26:16 dice: "En su propia opinión el perezoso es más sabio Que siete que sepan aconsejar". ¡El perezoso piensa que es un genio! Él calcula que el trabajo es para aquellos que son demasiado estúpidos como para salirse de él. En la humilde opinión del perezoso, él es más inteligente que siete profesores universitarios brillantes. Después de todo, él sabe cómo vivir sin trabajar, y esos profesores no.
De acuerdo, entonces tal vez nadie es tan perezoso. Estos proverbios bíblicos se burlan del perezoso. Están exagerando de la misma forma en que los caricaturistas políticos del periódico dibujan una caricatura que exagera cada característica. Probablemente ningún perezoso sea tan malo (aunque algunas personas se acercan mucho). Pero la Biblia nos muestra de manera divertida y memorable cuatro síntomas básicos de una persona que está infectada con el síndrome del perezoso: (1) es un experto en excusas; (2) preferiría relajarse antes que trabajar; (3) piensa que incluso la tarea más básica es demasiado; y (4) mide su inteligencia con base al poco trabajo que puede hacer.
Debajo de la Superficie
El síndrome del perezoso es una mentalidad, un enfoque de la vida que trata la pereza casi como una virtud. El hecho de que sea una mentalidad, una actitud interna, una forma de acercarse a la vida, significa que no es posible determinar si una persona es holgazana simplemente preguntando si esa persona tiene o no un trabajo remunerado. Debes mirar debajo de la superficie.
Piensa en las personas que están desempleadas. Algunos son holgazanes que no quieren trabajar, pero muchos desempleados no lo son en absoluto. Si no tienes trabajo, puedes estar esperando encontrar un trabajo lo antes posible. Y cuando ya te sientes mal por no tener trabajo, lo último que necesitas es que alguien te etiquete de holgazán. Muchos desempleados no están buscando caridad; están buscando ayuda. Entonces, debemos evitar los juicios instantáneos. El hecho de que una persona se encuentre desempleada de ninguna es manera una prueba de que él o ella tiene el síndrome del perezoso.
Del mismo modo, el hecho de que las personas tengan un trabajo remunerado no es prueba de que no tengan el síndrome del perezoso. ¿Qué pasa con las personas que recogen su cheque de sueldo cada semana, pero no comparten el peso de la carga, aquellos que tienen buenos trabajos, pero hacen un trabajo deficiente? El director de una empresa de Nueva York puso un mensaje en el tablón de anuncios de la compañía:
En algún momento entre el inicio y el final del día, sin infringir los períodos de almuerzo, las pausas para tomar café, los períodos de descanso, los relatos de historias, la venta de boletos, la planificación de vacaciones y las pláticas sobre los programas de televisión del día anterior, pedimos que cada empleado trate de encontrar tiempo para un descanso laboral. Esto puede parecer radical, pero podría ayudar a un empleo estable y a asegurar pagos regulares.
Hay hombres y mujeres que registran su asistencia todos los días, pero entre registrar su entrada y su salida, hacen lo mínimo posible. Así que está claro que el síndrome del perezoso no puede medirse simplemente por si tienes o no un trabajo remunerado. Algunas personas que no tienen trabajo están dispuestas a trabajar, mientras que otras que sí tienen trabajo son flojas.
No solo eso, sino que puedes tener un trabajo remunerado y trabajar muy duro y aun así no estar libre del síndrome del perezoso. Un hombre acude a su trabajo con gusto. Él es ambicioso; él es activo; él se conduce con esfuerzo. Él se enorgullece de su trabajo, y lo hace bien. Miras al hombre, y la palabra "perezoso" es lo último que te viene a la mente. Pero cuidado con él cuando llega a casa. Se deja caer en su silla acolchada y abre una cerveza. Si su esposa le pide que haga incluso la cosa más mínima, él murmura y gruñe, gime y se queja. Si sus hijos quieren que juegue o que lea un libro con ellos, la tarea es demasiado abrumadora. No tiene ganas de estudiar la Biblia o de brindarle liderazgo espiritual a su familia. Nunca ofrece ni un minuto de su tiempo para el servicio comunitario o para trabajar en su iglesia.
Cuando este tipo está en el trabajo, puede ser el trabajador más arduo, pero en cualquier otra parte de su vida, es tan perezoso como los holgazanes descritos en Proverbios 26. Bien, entonces él no habla de un león en la calle para salir a trabajar. Pero tiene muchas excusas creativas para hacer lo menos posible por su familia y por su comunidad. Puede no estar bastante articulado a su cama, pero una vez que llega a casa, parece más bien ligado a su sillón reclinable. Él puede tener suficiente energía como para levantar la comida del plato a su boca, pero eso es todo. Pídele que vaya por algo al armario o que ayude a limpiar la mesa después de la cena, y actúa como si el estrés le causara un ataque al corazón. Puede que no pretenda ser más inteligente que siete eruditos, pero sí cree que es bastante listo como para evitar cualquier tarea en el hogar que no esté directamente relacionada con su carrera.
Espero que quede claro que cuando pensamos en el síndrome del perezoso, no podemos centrarnos en las personas que prefieren los cheques de asistencia social a los cheques de pago. Pueden ser los perezosos más flagrantes, pero ciertamente no son los únicos. Las personas que tienen trabajos, pero los hacen con un esfuerzo mínimo también son perezosos. E incluso las personas que son adictas al trabajo en lo que respecta a su carrera pueden ser perezosos cuando se trata de otros aspectos importantes de sus vidas.
Fracaso Triple
La Biblia dice mucho sobre lo que sucederá si el síndrome del perezoso no se controla. El resultado final se puede resumir en una palabra: fracaso. El fracaso es triple: te fallas a ti mismo, les fallas a otras personas y le fallas a Dios.
Veamos primero cómo te fallas a ti mismo cuando eres perezoso. Si puedes salirte con la tuya al a ser perezoso, puedes pensar que eres más inteligente que siete genios, pero es más probable que no tengas la inteligencia de un bicho. La Biblia dice en Proverbios 6,
Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado. (6:6-11)
¡Un perezoso ni siquiera tiene el cerebro de un bicho! La hormiga es al menos lo suficientemente inteligente como para mirar hacia el futuro, mientras que el perezoso solo piensa en lo que es más fácil en este momento; él no ve que la pereza actual significa fracaso en el futuro. Si eres demasiado perezoso incluso como para buscar un trabajo, estarás atrapado en una vida de pobreza, tropezando de una crisis a otra. Si tienes trabajo pero no trabajas realmente, es probable que termines siendo despedido y que te encuentres sin sueldo.
El tablero de anuncios de una oficina comercial de Detroit publicó este aviso:
La gerencia lamenta que haya llamado su atención que los trabajadores que mueren en el trabajo no logran derrumbarse. Esta práctica debe detenerse, ya que es imposible distinguir entre la muerte y el movimiento natural del personal. Cualquier empleado encontrado muerto en una posición vertical será eliminado de la nómina.
¡Ay! El síndrome del perezoso puede detener tu cheque de pago y bloquear tu flujo de caja.
Y el lugar de trabajo no es el único lugar donde nos fallamos a nosotros mismos al ser perezosos. Ya hemos visto que el síndrome del perezoso puede infectar más que solo nuestro desempeño laboral. Si eres demasiado perezoso como para esforzarte en tu matrimonio, no te sorprendas si un día te despiertas para encontrarte a solas o de lo contrario, te mueves de un lado a otro sin ningún tipo de emoción o romance. Si no le dedicas tiempo y esfuerzo a la crianza de tus hijos, puedes lamentarlo cuando ellos no representen nada más que problemas. Y si no pones ningún esfuerzo en estudiar tu Biblia o en trabajar para Dios, tu vida espiritual puede terminar en ruinas. Cuando te acercas a cualquier parte de la vida o a cualquier relación importante con una actitud perezosa, te estás engañando a ti mismo.
¿Esto significa que cada vez que fallamos, debemos haber sido perezosos? No, el trabajo duro no siempre garantiza el éxito. Muchas cosas en la vida están más allá de nuestro control. Aun así, aunque el trabajo arduo no garantiza el éxito, la pereza generalmente trae fallas.
Cuando eres perezoso, no solo te fallas a ti mismo, sino que también les fallas a los demás. Proverbios dice: "Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían" (10:26). Muchas cosas en la vida son irritantes. Una bocanada de vinagre agrio puede hacer que tu boca se frunza. El humo y el hollín pueden picar tus ojos y ponerlos húmedos. ¿Pero hay algo más irritante que cuando cuentas con alguien que resulta perezoso y poco confiable? "Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, Así es el perezoso a los que lo envían."
Pregúntale a cualquier persona de negocios sobre las frustraciones de tener empleados que no hacen el trabajo como deberían. Pregúntale a cualquiera que esté casado con un perezoso qué frustrante puede ser descubrir que se casó con un parásito en lugar de con un compañero. Pregúntale a un niño cuánto le duele tener padres que no dedicarán tiempo y esfuerzo en sus hijos. La pereza no solo irrita a los demás; es francamente dañina. Proverbios 18:9 dice: "El que es negligente en su trabajo es hermano del hombre disipador". En otras palabras, un perezoso no es mucho mejor que un vándalo. Su pereza es destructiva, tanto para sí mismo como para otras personas.
Pero tal vez el fracaso más serio del perezoso es que le falla a Dios. Cada persona tiene un propósito en el plan de Dios. Cada uno de nosotros tiene oportunidades dadas por Dios para honrarlo, y debemos aprovecharlas al máximo. Cada vez que hacemos menos que lo mejor, le fallamos al Dios que nos creó y que nos dio esas oportunidades. Los Cristianos, especialmente, deben evitar el síndrome del perezoso. Portamos el nombre de Cristo, y si somos perezosos, eso no se refleja bien en aquel a quien reclamamos como nuestro maestro. Jesús te llama a ser un siervo, no un gorrón.
En el momento en que el apóstol Pablo estaba escribiendo sus epístolas del Nuevo Testamento, algunas personas de la iglesia en la ciudad griega de Tesalónica decidieron dejar de trabajar. Decían que Jesús podría regresar en cualquier momento y que su trabajo no importaría de todos modos. Entre tanto, mientras esperaban a que Jesús volviera, pagaban sus cuentas dependiendo de la generosidad de otras personas. En una carta a los Tesalonicenses, Pablo se los aclaró. Les dijo que eran tontos por fijar una fecha para la venida de Jesús, y les dijo a sus lectores que la pereza es un pecado grave, tan serio que deberían distanciarse de los perezosos hasta que esas personas vuelvan a sus cabales. Paul escribió,
Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros... "Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma".
Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien (2 Tesalonicenses 3:6,10-13).
Energía Renovada
Si queremos evitar fallarnos a nosotros mismos, a los demás y a Dios, tenemos que deshacernos del síndrome del perezoso. Y para hacer eso necesitamos energía renovada. En la raíz del síndrome del perezoso se encuentra la falta de energía, una apatía profunda, la falta de motivación y la falta de propósito. ¿Cómo se puede renovar tu energía? A través de una relación renovada con Dios y de una visión renovada sobre el trabajo.
Una relación vibrante con Dios cambia las actitudes y crea energía. Una vez que conoces a Dios por medio de Jesucristo, obtienes una nueva alegría y vitalidad. Sabes que Dios está trabajando en ti y que tienes un lugar especial en su plan. ¿Cómo puedes carecer de energía cuando Dios te da energía? ¿Cómo puedes sentir que no tienes sentido cuando sabes que Dios te creó con un propósito definido en mente? ¿Cómo puedes estar satisfecho de fallarte a ti mismo, fallarles en los demás y fallarle en Dios, cuando sabes que Jesús entregó su vida para vencer tus fracasos?
La Biblia dice: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10). Cuando te das cuenta de que eres hechura de Dios, querrás producir mano de obra de la más alta calidad. Cuando descubres que Dios preparó de antemano las buenas obras que harás, querrás que la excelencia caracterice todo lo que hagas.
Una relación renovada con Dios produce una visión renovada sobre el trabajo. Entonces, si te sientes arrastrado por el síndrome del perezoso en cualquier dimensión de tu vida, echa un vistazo a tu relación con Dios. Si todavía no estás comprometido con Cristo, si nunca has dicho realmente: "Te entrego toda mi vida a ti, Señor", entonces ahora es el momento de hacerlo. Vuelve tu vida a Jesús. Descubre qué diferencia puede hacer Jesús en tu vida y en tu trabajo cuando comienzas a vivir y a trabajar para él.
Y si ya eres Cristiano pero te has vuelto blando y perezoso como una babosa, es hora de redescubrir quién eres en Cristo. Eres su hechura. Ten en cuenta que aprovechar al máximo su trabajo se lo debes a él, a los demás y a ti mismo. Incluso si tus deberes no son emocionantes, son importantes para Dios, y deberían ser importantes para ti. Una relación renovada con el Señor y una visión renovada del trabajo te darán energías renovadas.
Más Que Un Trabajo
Y recuerda: Dios está hablando de algo más que tu trabajo; él está hablando de tu labor. Tu labor es más que tu empleo pagado. Es más que tu carrera. Tu labor involucra cada parte de tu vida. Tienes que ver todo lo que haces bajo la luz del plan de Dios. Entonces, si te pagan por hacer un trabajo, hazlo tan bien como te sea posible, pero al mismo tiempo asegúrate de no ser flojo con respecto a la otra labor no pagada que Dios te ha encomendado.
Tu trabajo es solo una parte de tu labor total, y puede que ni siquiera sea la parte más importante. Tomemos al apóstol Pablo: él ganaba su dinero haciendo tiendas de campaña, ese era su "trabajo", pero su "labor" era mucho más grande que eso. Su enfoque principal era hablarle a la gente sobre Jesús e iniciar nuevas iglesias. El mayor impacto de Pablo no fue en las tiendas que hizo sino en las muchas personas que condujo a Cristo. O mira a Jesús mismo: Jesús pudo haber trabajado como carpintero, pero eso no es lo más importante que hizo. Sin duda, cuando Pablo trabajaba en la fabricación de una tienda de campaña, hacía todo lo posible para producir un producto de calidad. Sin duda, cuando Jesús estaba haciendo algo de madera, hacía un excelente trabajo. Pero los trabajos de fabricación de carpas y de carpintería eran solo una parte, y no la parte más importante, de su labor en general.
Algunas personas que no tienen ningún trabajo, sin embargo, tienen una labor muy importante. En muchas familias, un padre opta por quedarse en casa cuando los niños son pequeños mientras que el otro continúa ocupando un puesto. A veces es el hombre el que se queda en casa, pero más a menudo es la mujer. A veces una mujer dirá: "No trabajo. Solo soy una ama de casa". No existe tal cosa como "solo una ama de casa". ¿Cómo puedes decir que no trabajas? Tú trabajas, como se debe. Simplemente no te pagan por eso. Es difícil imaginar cualquier trabajo más importante o más desafiante que la formación de la vida de un hijo. Así que vamos a deshacernos de la idea de que el único trabajo que vale la pena es el trabajo que es pagado al hacerlo.
Y, por cierto, si te has retirado de tu trabajo, no pienses ni por un momento que ahora tienes derecho a retirarte de tu labor. Hay más en la vida después de los 65 que un campo de golf. Algunas de las oportunidades más ricas para servir a Dios y a otros, vienen cuando las exigencias diarias de un trabajo ya no te impiden buscar otras posibilidades.
Aliento para los Desempleados
¿Qué sucede si te encuentras desempleado en este momento y estás buscando trabajo? Bueno, incluso entonces, no pienses que eres inútil o que no hay trabajo para ti. En la revista La Mujer Cristiana de Hoy, Annie Oeth contó que su marido Ed perdió su trabajo debido a los recortes en la empresa para la que trabajaba. Ed se sintió devastado. Se trataba de una preocupación financiera seria, por supuesto, pero también era un golpe aplastante para su dignidad. Ed y Annie se preguntaban cómo un Dios amoroso podía dejar que algo tan horrible les sucediera. Algunos días estuvieron bien mientras que Ed buscaba un nuevo trabajo, pero otros días, dice su esposa Annie, Ed "se quedaba en la cama hasta el mediodía, se dejaba crecer la barba y miraba la televisión toda la tarde y hasta la noche". El dolor y el desánimo de estar desempleado podrían haber llevado a Ed a contraer el síndrome del perezoso.
Pero con el paso del tiempo, dijo Annie, sucedió algo:
Por primera vez en nuestro matrimonio, mi esposo y yo teníamos mucho tiempo para pasar juntos. Empezamos a caminar y nos quedábamos hablando hasta tarde. Nuestro hijo mayor se convirtió en la sombra de su padre, siguiéndolo e imitándolo siempre que le era posible. Mi esposo pudo ver crecer a sus hijos día tras día, algo que se había perdido cuando viajaba y ganaba un gran salario.
Annie continúa contando cómo jugaban juntos como familia, y cómo su esposo "pudo pasar un tiempo precioso con su padre, que se estaba muriendo de cáncer". Al mismo tiempo, ellos también aprendieron a sentir una profunda compasión que no habían sentido antes por los desempleados y por las personas sin hogar.
Cuando finalmente Ed diez meses después consiguió un buen puesto nuevo, no solo tuvo una nueva emoción y aprecio por su trabajo, sino que también tuvo una participación renovada en todas las demás relaciones y labores importantes que Dios le había dado. Al perder su trabajo, descubrió su labor. Al principio, la experiencia del desempleo había hecho que Ed se sintiera inútil, pero Dios finalmente usó esa experiencia para hacer que Ed fuera más útil que nunca.
Entonces, cualquiera que sea tu situación en este momento, no cedas ante el síndrome del perezoso. Dios tiene una labor para que desempeñes. La Biblia dice: "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" (Colosenses 3:23-24).
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios Internacional. Usado con permiso.