¿Qué Hay de Malo con las Apuestas? Por David Feddes

Casi en cualquier lugar al que vayas hoy en día, tienes la oportunidad de apostar. En el trabajo, puedes poner dinero en un grupo de apuestas de la oficina. En la tienda, puedes comprar un puñado de boletos de lotería. En algunos restaurantes, puedes jugar con las máquinas. En tu buzón de correo, puedes encontrar la última oferta de sorteos. En tu computadora, puedes ingresar a las apuestas por Internet. En algunas iglesias, puedes jugar al bingo. En tu tiempo libre, puedes abrir el periódico y leer la última línea de apuestas de todos los eventos deportivos principales. Durante las vacaciones, puedes visitar un casino, una embarcación o un hipódromo.

Hubo un tiempo en que el gobierno era hostil a las apuestas, pero ahora muchos gobiernos permiten muchas formas de apostar e incluso las patrocinan. El gobierno organiza loterías y las promueve agresivamente. ¿Por qué aumentar los impuestos cuando el gobierno puede ganar millones simplemente dejando que los ciudadanos prueben su suerte? Cuando el propio gobierno patrocina las apuestas, no les puede decir que no a otros que quieren hacerse ricos con alguna empresa de apuestas. Así que las apuestas pasaron de ser una actividad secreta y vergonzosa a convertirse en un negocio respetado y próspero.

¿Qué hay de malo en ello? A muchas personas les gusta jugar y parecen divertirse mucho. Las empresas que brindan oportunidades de apuestas proporcionan trabajos a sus empleados. El gobierno gana dinero a través de los impuestos sobre las apuestas legales, y las escuelas obtienen una parte del dinero de las loterías. ¿Quién podría oponerse a tales cosas?

Persiguiendo al Conejo

¿Qué hay de malo con las apuestas? Bueno, piensa en términos de una carrera de perros. En una carrera de perros, un grupo de galgos persiguen a un conejo mecánico alrededor de una pista. Esos perros corren como locos, pero no importa qué tan rápido corran, el conejo corre más rápido y nunca lo atrapan. Creen que van a atraparlo, pero no lo hacen. Siempre permanece fuera de su alcance. ¿Pero es eso lo más estúpido de esos perros-- que persiguen algo que no pueden atrapar? No, lo más tonto es que incluso querer atraparlo en primer lugar. ¿Se supone que uno de esos galgos realmente atraparía al conejo alguna vez? ¿Y luego qué? El pobre perro masticaría un conejo falso. Se quedaría tan hambriento como siempre.

Esos perros que persiguen a un conejo falso son como apostadores que persiguen al dinero. Puedes correr detrás de ese dinero fácil, pero estás persiguiendo un premio que probablemente no alcanzarás. El dinero sigue fuera de tu alcance. Las probabilidades están en tu contra. Una pegatina para el parachoques define a la lotería como "un impuesto a las personas que son malas para las matemáticas". Eso es cierto para casi todas las formas de apuestas: es una manera de quitarle dinero a las personas que son malas en matemáticas.

Pero supongamos que le pegas al gordo. ¿Y luego qué? Descubres que el dinero no te hace tan feliz como creías. Eres como un galgo que finalmente atrapa al conejo mecánico, solo para descubrir que no es tan sabroso ni tan nutritivo. Alguien hizo una encuesta de ganadores de lotería. La encuesta descubrió que los ganadores del premio mayor tuvieron un estallido de emoción cuando ganaron por primera vez, pero un año después no eran más felices de lo que eran antes de ganar la lotería.

Entonces el juego es una tontería al menos por dos razones. Primero, es una tontería porque rara vez recibes el dinero que estás persiguiendo. En segundo lugar, es una tontería perseguirlo en un principio. El dinero no puede satisfacer tus necesidades más profundas. Puedes disfrutar de la emoción de tratar de vencer las probabilidades, pero con demasiada frecuencia, las probabilidades te golpean. Las apuestas te hacen soñar con ser rico, pero en lugar de eso te empobrecen--más pobre en términos de dinero y también más pobre en tu alma. La realización no se encuentra en la emoción del dinero fácil. La realización se encuentra en Dios. Si perseguimos la felicidad en cualquier lugar que no sea Dios, dice la Biblia, estamos "afligiendo el espíritu" (Eclesiastés 2:11).

¿Hacerse Rico Rápidamente?

Hace algún tiempo, una persona me envió una larga lista de solicitudes de oración por correo. Noté que la mayoría de las solicitudes tenían que ver con el dinero: Él quería que orara para que fueran liquidadas sus facturas sin pagar, para que obtuviera un mejor trabajo, para que el arrendador redujese las demandas del alquiler y, finalmente, ¡quería que orara para que Dios lo ayudara a ganar la lotería!

Le respondí y le sugerí que podría pagar más de sus cuentas si dejaba de tirar su dinero en la lotería. También le sugerí que comenzara a orar por la ayuda de Dios para seguir a Jesús, en lugar de pedir la ayuda de Dios para ser un apostador exitoso. La Biblia advierte contra aquellos "que toman la piedad como fuente de ganancia" (1 Timoteo 6:5). ¿Qué forma más descarada de utilizar la piedad como un medio para obtener ganancias financieras que utilizar el acto sagrado de la oración como un esfuerzo por ganar toneladas de dinero que proviene de los bolsillos de otras personas?

La Biblia nos ofrece ideas importantes sobre nuestra relación con el dinero en 1 Timoteo 6, diciendo:

            Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (I Timoteo 6:6-10)

No se mencionan los juegos de azar en este pasaje, pero hay algunas ideas valiosas que se aplican a las apuestas y nos ayudan a verlas como lo que son. El versículo 9 es especialmente revelador: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición".

El deseo de hacerse rico rápidamente, de obtener algo sin trabajar por ello, es una de las principales atracciones de las apuestas. Esperas enriquecerte y empobrecer a alguien más en el proceso. La perspectiva de hacerte rico es lo suficientemente atractiva, y es aún más emocionante cuando sientes el desafío competitivo de superar las probabilidades y de ganar dinero a expensas de alguien más. Las apuestas son una bebida embriagadora que mezcla la codicia con una dosis de competencia dura.

El deseo de hacerse rico, según la Biblia, da lugar a "muchas codicias necias y dañosas". Esto es cierto acerca de la codicia en general, pero es especialmente cierto para los juegos de apuestas--son necias y dañosas. Irónicamente, los juegos de azar a menudo comienzan con el amor al dinero y, sin embargo, el resultado final casi siempre es una pérdida de dinero. Un amigo mío dice que a veces, cuando está en una tienda de conveniencia, le preguntan si quiere comprar boletos de lotería. Por lo general, él solo dice que no quiere ninguno, pero de vez en cuando dice: "No, preferiría simplemente quemar mi dinero".

Apostar es una mala apuesta. Tienes más posibilidades de ser alcanzado por un rayo que de ganar a lo grande en la lotería. Las apuestas están amañadas y las probabilidades se calculan para que casi todos los que jueguen pierdan dinero. Los perdedores superan en número a los ganadores. ¿De qué otra manera la lotería podría ser una gran fuente de dinero para el gobierno? ¿De qué otra manera podrían ser tan lucrativos los casinos y los hipódromos? La triste ironía de los juegos de azar es que comienzas queriendo ganar algo de dinero fácil, pero terminas perdiendo el dinero ganado con el sudor de tu frente. Te gustaría ganar algo por nada, pero en cambio obtienes nada por algo.

Las apuestas son necias y dañosas, y cuanto más fuerte es su control, más dañinas se vuelven. Recuerdo haber hablado con una mujer angustiada que me dijo que su familia estaba teniendo problemas financieros. Luego me dijo el salario de su esposo. ¡Era enorme! Cualquiera que sea el problema que tenía con el dinero, no era porque sus ingresos no fueran lo suficientemente altos. Pero por alguna razón, sus altos ingresos no parecían lo suficientemente altos para él, y su sueldo constante no era lo suficientemente emocionante. Este hombre quería emociones. Quería pegarle a lo grande y ser muy rico. Y así gastaba varios cientos de dólares cada semana en la lotería. Él no ganó nada, pero logró rezagarse irremediablemente en pagar sus cuentas. Sus apuestas lo lastimaron, y lo que es peor, lastimaron a su esposa e hijos. Como dice la Biblia, "Alborota su casa el codicioso" (Proverbios 15:27).

Un ex apostador me dijo que acumuló deudas de más de $300,000. Tenía un ingreso comercial excelente, pero sus ingresos no podían mantener el ritmo de sus apuestas. Casi arruinó su matrimonio. Sabía que estaba fuera de control cuando comenzó a recibir amenazas de usureros y mafiosos. En ese punto, las apuestas ya no eran divertidas. El hombre se liberó de las apuestas, se conectó con Dios y recuperó su relación con su esposa e hijos. Pero estuvo muy cerca de perder a su familia, e incluso su vida, antes de que finalmente se diera cuenta. Tales situaciones se están volviendo muy comunes. Cada vez más personas son esclavizadas por las apuestas y ponen en peligro su propio bienestar.

Un Proxeneta del Pecado

Incluso el gobierno es adicto a las apuestas--o al menos al dinero que proviene de ellas. Los gobiernos equilibran los presupuestos utilizando dólares provenientes de la lotería e impuestos sobre las compañías de apuestas. Las campañas electorales son financiadas por medio de montones de contribuciones de empresas de apuestas millonarias.

A pesar de los hogares destruidos y de las vidas arruinadas, el gobierno todavía trata a las apuestas como algo grandioso. Los oficiales presumen de las cosas buenas que logran los dólares de la lotería. Algunos proclaman los beneficios económicos que los casinos aportan a una comunidad. ¡Qué ridículo! Un gobierno que intenta resolver problemas promoviendo las apuestas es como un departamento de bomberos que trata de apagar un incendio rociándolo con gasolina. Un periodista lo expresó de esta manera:

            Las apuestas explotan una debilidad humana. Las apuestas son paralelas a su compañera constante, la prostitución, al sugerir que uno puede comprar la felicidad. Cuando los juegos de azar no solo son condonados, sino que también son respaldados oficialmente por funcionarios de la ciudad y del estado a través de loterías y de salones autorizados, el gobierno se ha convertido en un proxeneta del pecado.

"Un proxeneta del pecado". Esa es una declaración dura--pero es verdad, y sucede cada vez que el gobierno insta a la gente a apostar.

Las apuestas patrocinadas por el gobierno en realidad son un impuesto a la insensatez y a la debilidad, una forma de perjudicar a las personas para ayudarlas. Una gran cantidad de dinero de la lotería es tomada de personas con bajos ingresos, quienes viven en la pobreza y que en vano esperan poder comprar un boleto para salir de su situación. A la mayoría de las personas que hacen fila para comprar boletos de lotería en las tiendas locales les conviene más gastar el dinero en un nuevo par de pantalones o en algunos comestibles. Pero apuestan en su lugar, y su situación desesperada se vuelve aún más desesperada.

Por supuesto, no todos los que apuestan tienen bajos ingresos. Algunos, como hemos visto, ganan mucho dinero. Pero incluso muchos que tienen grandes ingresos realmente no pueden darse el lujo de apostar. Lo que comienza como un divertido juego que mordisquea unos pocos dólares se convierte en una obsesión que devora sus vidas. Por lo tanto, incluso si el gobierno usa el dinero de las apuestas para algunas causas buenas, nunca compensará el daño que está haciendo.

Es hora de enfrentar el hecho de que las apuestas se han convertido en una poderosa fuerza que impregna a toda nuestra sociedad. Han tomado la vida de muchas personas, convirtiéndolas en apostadores compulsivos. Tal vez eso le haya pasado a alguien que conoces, o incluso a ti. Y las apuestas no solo han tomado el control de muchas personas, sino que también se han infiltrado en nuestras principales instituciones. Son una gran parte de la estrategia de marketing para muchas compañías diferentes, desde tarjetas para raspar y ganar, hasta loterías y sorteos. Están estrechamente relacionadas con casi todos los eventos deportivos: Ningún informe deportivo está completo sin mencionar las probabilidades o la diferencia de puntos. Las ciudades, los estados y las provincias son cada vez más dependientes de los ingresos de las apuestas. Incluso muchas organizaciones benéficas e iglesias confían en las salas de bingo y en las rifas como parte de su estrategia de recaudación de fondos.

Para algunas personas, esto puede parecer un paraíso para los apostadores, pero cualquier individuo o sociedad que caiga bajo el poder de las apuestas está en un gran problema. Como dice la Biblia, "los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición". Observa la progresión: primero eres tentado; luego eres atrapado; y luego te encuentras hundiéndote de cabeza en la destrucción, incapaz de ayudarte o de detener la zambullida. El resultado final no solo es la ruina financiera sino la ruina espiritual.

El Rey Dinero, La Señora Suerte

El Rey Dinero y La Señora Suerte pueden parecer atractivos y agradables al principio, pero antes de que te des cuenta, te tienen atrapado y están dominando y arruinando tu vida. El amor al dinero, el deseo de ser rico, puede emplear un poder en sí mismo. El Rey Dinero y la Señora Suerte son más que simples formas de hablar. La Biblia habla de misteriosos poderes espirituales que pueden controlar a los individuos y dominar las estructuras sociales (Efesios 6:12, Romanos 8:38). Estos poderes logran un terrible control sobre muchas personas. Distorsionan los valores y las prioridades de sociedades enteras. En definitiva, compiten con Dios mismo por nuestra lealtad y confianza.

Es por eso que la codicia es un asunto tan serio. No es solo un pequeño error o una pequeña debilidad. La avaricia, según la Biblia, es rendirse a un poder espiritual. Es idolatría (Efesios 5:5, Colosenses 3:5). Es confiar y adorar algo fuera de Dios. Jesús mismo dijo: "No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24). Esas son riquezas con una "R" mayúscula--el dinero ya no es una mercancía útil, sino una potencia dominante. El juego es solo una de las muchas maneras en las que podemos caer bajo el poder letal del Rey Dinero, y cuando lo hacemos, nos hace desleales ante Dios y arruina nuestra relación con él. Además, cuando el Dinero es el rey, arruina nuestra relación con otras personas. Dios nos creó para amar a las personas y para usar el dinero, pero amamos el dinero y usamos a las personas.

El dinero puede ser un siervo útil, pero es un amo mortal. Cuando el dinero gobierna tu vida, adquiere un poder mortal que nunca debió tener. "Los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición". "Porque", como dice la Biblia, "raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". Lo que hacen las apuestas en tu cuenta bancaria es solo parte del problema. La peor parte es esta: puedes obsesionarte tanto con el dinero que esto te impide buscar un tesoro en el cielo. El juego puede ser una parada en el camino hacia el infierno. ¿Y qué beneficios obtendrás si alcanzas el premio mayor, pero pierdes tu alma?

El dinero es un dios falso. Otro dios falso del apostador es la Señora Suerte, o la probabilidad. Algunas personas apuestan no solo por el dinero en sí sino porque quieren sentir que la Señora Suerte está de su lado. La Biblia habla de la providencia de Dios, la forma en que Dios controla todas las cosas y provee para su pueblo. Pero con demasiada frecuencia, preferimos pensar en la suerte que en Dios. Después de todo, si la suerte es buena para nosotros, no tenemos que ser agradecidos o responsables. Podemos hacer lo que queramos. Pero si un Dios personal y viviente es bueno para nosotros, entonces debemos vivir una vida de gratitud y responderle.

Las apuestas, entonces, tienden a involucrar la adoración de al menos dos ídolos diferentes: el Rey Dinero y la Señora Suerte. Muchos de nosotros preferiríamos ser ricos que santos. Preferimos ser afortunados que buenos. Entonces nos alejamos del Dios santo y bueno y nos dedicamos al dinero y a la suerte.

Contentamiento en Cristo 

La Biblia nos muestra un mejor camino. Si las apuestas o el amor al dinero se han convertido en una potencia dominante en tu vida, tienes que ser puesto en libertad, y vas a necesitar un poder superior a ti mismo para hacer eso. Debes entregar tu vida al cuidado de Jesucristo. Si quieres disfrutar de la verdadera alegría, necesitas salir del reino donde el Dinero es Rey y la Señora Suerte es la reina, y necesitas ser parte del dominio donde Jesús es el Señor, donde él es quien está a cargo de tu vida.

En 1 Timoteo 6, después de advertir acerca de cuán necio, dañoso y destructivo es adorar el dinero, la Biblia dice: "Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado... " (6:11-12). Estas son las prioridades de Jesús para nosotros. Esto es vivir en Su poder. Tenemos que darnos cuenta de que el gran premio de la vida no es un premio mayor de la lotería. El premio mayor es nada menos que la vida eterna en la presencia de Dios. Dios nos llama a tomar ese premio. Y ese premio no es una apuesta. Es un regalo, un regalo que viene solo a través de la fe en Jesucristo.

Cuando Jesús murió en la cruz, él superó los poderes mortales que nos atraen hacia el desastre. La Biblia dice: "Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Colosenses 2:15). No tienes que ser dominado por las apuestas, por el amor al dinero o por la confianza en la suerte. No tienes que ser dominado por cualquiera de los poderes demoníacos que buscan corromper y destruir tu alma. Jesús ha vencido los poderes. Y cuando el Espíritu Santo de Jesús entra en tu corazón, él te hace parte de la victoria de Jesús. Cuando perteneces a Dios, no puedes perder. "Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento", dice la Biblia. Cuando Jesús controla tu vida, la piedad reemplaza la avaricia, y la satisfacción reemplaza la codicia. En Filipenses 4:19, la Biblia dice: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús". El Señor suple todas nuestras necesidades, tanto materiales como espirituales. Sin embargo, no lo olvides: Dios suple nuestras necesidades, no nuestra avaricia. Jesús nos enseñó a orar por nuestro pan de cada día; ¡él no nos enseñó a orar por el premio semanal!

En resumen, debemos estar atentos al hecho de que en nuestra sociedad las apuestas no solo son un pasatiempo inofensivo. Se han convertido en un poder espiritual amenazante, una fuerza que despierta deseos necios y dañosos, que se apodera de los individuos y de las instituciones, que tienta, atrapa y hunde en la ruina a las personas. Compite con Dios mismo por el control de la vida de las personas.

Pero cuando tu fe está en Jesús, ya no eres dominado por el Rey Dinero o por la Señora Suerte. Cuando tu corazón está lleno de Cristo, no hay lugar para ningún competidor. Cuando estés entregado a Cristo y bajo su control, tendrás un tesoro en el cielo, y también experimentarás satisfacción aquí en la tierra. Entonces, si tienes que apostar, apuesta todo por Jesús. Ora a él y pídele que te perdone y que gobierne tu vida. Eso no es una apuesta. Es algo seguro.

Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios Internacional. Usado con permiso.

 

Последнее изменение: вторник, 16 января 2018, 09:06