Permaneciendo Por Encima del Conflicto por Ken Sande
Permaneciendo Por Encima del Conflicto, por Ken Sande
http://peacemaker.net/project/slippery-slope/
El conflicto dañino generalmente se desencadena por deseos insatisfechos. "¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis" (Santiago 4:1-2). Incluso los buenos deseos pueden evolucionar hacia demandas de control o hacia ídolos que pueden llevarnos a juzgar a los demás y luego evitarlos o castigarlos hasta que obtengamos lo que queremos (ver Lucas 10:38-42). Esta progresión a menudo comienza con pequeñas diferencias, pero antes de que nos demos cuenta nos encontramos deslizándonos por un terreno resbaladizo de conflicto que puede llevarnos hacia dos direcciones.
Respuestas de Escape
Las personas tienden a usar respuestas de escape cuando están más interesadas en evitar personas o situaciones desagradables que en resolver diferencias.
Fuga--Otra forma de escapar de un conflicto es fugarse. Esto puede tomar la forma de alejarse de una relación, abandonar un trabajo, solicitar el divorcio o cambiar iglesias. La fuga puede ser legítima en circunstancias extremas (ver 1 Sam. 19:9-10), pero en la mayoría de los casos solo pospone una solución adecuada a un problema. Negación--una forma de escapar de un conflicto es pretender que el problema no existe. Otra forma es negarse a hacer lo que se debe hacer para resolver un conflicto adecuadamente. Estas respuestas solo brindan alivio temporal y generalmente empeoran las cosas (ver 1 Samuel 2:22-25).
Suicidio--cuando las personas pierden toda esperanza de resolver un conflicto, pueden tratar de escapar de la situación (o pedir desesperadamente ayuda) intentando quitarse la vida (ver 1 Sam. 31:4). El suicidio nunca es una forma correcta de lidiar con el conflicto
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Respuestas de Ataque
Las personas tienden a usar respuestas de ataque cuando están más interesadas en controlar a los demás y en salirse con la suya que en preservar una relación.
Agresión--algunas personas intentan vencer a un oponente mediante diversas formas de fuerza o intimidación, como ataques verbales (incluidos chismes y calumnias), violencia física o esfuerzos para dañar a una persona económica o profesionalmente (ver Hechos 6:8-15) Tal conducta siempre empeora el conflicto.
Litigios--aunque algunos conflictos se pueden llevar legítimamente ante un juez civil (ver Hechos 24:1- 26:32; Ro. 13:1-5), los juicios generalmente dañan las relaciones, disminuyen nuestro testimonio cristiano y, a menudo, no logran obtener justicia. Esta es la razón por la cual a los cristianos se les ordena hacer todos los esfuerzos posibles para resolver sus diferencias dentro de la iglesia en lugar de en los tribunales civiles (ver Mateo 5:25-26; 1 Cor.6: 1-8).
Asesinato--en casos extremos, las personas pueden estar tan desesperadas por ganar una disputa que tratarán de asesinar a quienes se opongan a ellas (ver Hechos 7:54-58). Si bien la mayoría de la gente en realidad no mataría a alguien, seguimos siendo culpables de asesinato ante los ojos de Dios cuando abrigamos ira o desprecio en nuestros corazones hacia otros (ver 1 Juan 3:15; Mateo 5:21-22).
El Evangelio--La Clave para la Paz
La clave para cambiar la forma en que manejamos los conflictos es el evangelio--las buenas nuevas de que Dios hizo las paces con nosotros y entre nosotros al enviar a su Hijo a morir por nuestros pecados y darnos nueva vida mediante su resurrección (Col 1:19 -20, Efesios 2:14-16). Cuando creemos en Jesús, recibimos el perdón y nos unimos con Cristo y con los demás (Hechos 10:43; Filipenses 2:1-2). Dios entonces comienza a transformarnos a la semejanza de su Hijo, permitiéndonos liberarnos de los hábitos pecaminosos de escapar y de atacar, y madurar como pacificadores que reflejan la gloria del amor reconciliador de Dios en medio del conflicto (2 Cor. 3:17- 18; Col. 3:12-15).
Respuestas de Pacificación
Los pacificadores son personas que respiran gracia. Inspirados por el Evangelio, recurren continuamente a la bondad y al poder de Jesucristo, y luego exhalan su amor, misericordia, perdón y sabiduría para disipar la ira, mejorar la comprensión, promover la justicia y modelar el arrepentimiento y la reconciliación.
Las seis respuestas encontradas en la parte superior de la pendiente resbaladiza se pueden dividir en dos categorías: respuestas personales de pacificación y respuestas asistidas de pacificación:
PACIFICACIÓN PERSONAL
Hay tres formas bíblicas de resolver conflictos personal y privadamente, solo entre tú y la otra parte.
Pasar por alto una ofensa--muchas disputas son tan insignificantes que deben resolverse a través de pasar por alto tranquilamente una ofensa. "La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar por alto la ofensa" (Prv. 19:11). Pasar por alto una ofensa es una forma de perdón e implica una decisión deliberada de no hablar de ello, de insistir en ello o dejar que se convierta en amargura o enojo reprimido.
Reconciliación--si una ofensa es demasiado grave para ser pasada por alto o ha dañado nuestra relación, debemos resolver problemas personales o relacionales a través de la confesión, de la corrección amorosa y del perdón. "[Si] tu hermano tiene algo contra ti ... anda, reconcíliate" (Mateo 5:23-24). "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre" (Gálatas 6:1; ver Mat.18:15). "De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros" (Col. 3:13).
Negociación--incluso si resolvemos con éxito problemas relacionales, es posible que aún tengamos que tratar con problemas materiales relacionados al dinero, la propiedad u otros derechos. Esto debe hacerse a través de un proceso de negociación cooperativa en el que tú y la otra persona busquen llegar a un acuerdo que satisfaga las necesidades legítimas de cada parte. "No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:4).
PACIFICACIÓN ASISTIDA
Cuando una disputa no se puede resolver personalmente, Dios nos llama a buscar la ayuda de otros creyentes.
Mediación--si dos personas no pueden llegar a un acuerdo en privado, deben solicitarle a una o más personas externas objetivas que se reúnan con ellos para ayudarlos a comunicarse de manera más efectiva y a explorar posibles soluciones. "Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos" (Mateo 18:16). Estos mediadores pueden hacer preguntas y dar consejos, pero las partes conservan la responsabilidad de tomar la decisión final sobre cómo resolver sus diferencias.
Arbitraje--cuando tú y un oponente no pueden llegar a un acuerdo voluntario sobre algún asunto importante, puedes designar uno o más árbitros que escuchen sus argumentos y tomen una decisión vinculante para resolver el problema. "Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia" (1 Corintios 6:4).
Rendición de cuentas--si una persona que profesa ser cristiano se desvía del Señor al negarse a reconciliarse y a hacer lo que es correcto, Jesús les ordena a los líderes de la iglesia que intervengan amorosamente para hacer que rindan cuentas ante las Escrituras y para promover el arrepentimiento, la justicia y el perdón: "Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? ... Si no te oyere … dilo a la iglesia" (Mateo 18:12,17).
Como puedes ver, las respuestas de escape solo posponen una solución adecuada a un problema, y las respuestas de ataque generalmente dañan las relaciones y empeoran los conflictos. Por lo tanto, generalmente primero debes intentar manejar el conflicto personal y privadamente mediante una de las tres primeras respuestas de conciliación (pasar por alto, discusión o negociación). Para aprender cómo llevar a cabo estos pasos de una manera bíblicamente fiel, consulta Las Cuatro G's.
Si los esfuerzos repetidos en el establecimiento de la paz personal no resuelven un asunto, entonces es posible que debas buscar una de las otras respuestas de conciliación (mediación, arbitraje o rendición de cuentas), lo cual requerirá la asistencia de otras personas de tu iglesia o de tu comunidad. Para obtener más información sobre estas respuestas asistidas, consulta Resolviendo el Conflicto a Través de la Conciliación Cristiana.