Dios Ama Su Gloria (John Piper)
Dios Ama Su Gloria
Por John Piper
Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. . . . Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro. (Isaías 48:9, 11).
El objetivo principal de Dios es glorificar a Dios y disfrutar de su gloria para siempre.
Dios ama su gloria más de lo que nos ama a nosotros, y este es el fundamento de su amor por nosotros.
Crecí en un hogar donde 1 Corintios 10:31 era casi tan básico para nuestra
familia como Juan 3:16. "Ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis
cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (LBLA). Pero
hasta que tuve veintidós años no escuché a nadie decir que el primer compromiso
de Dios es hacia su propia gloria y que éste es la base para el nuestro. Nunca
había escuchado a nadie decir que Dios también hace todo por su gloria, y es
por eso que debemos hacerlo. Nunca había escuchado a nadie explicar que el
papel del Espíritu Santo es alumbrar en mí lo que Él ha estado alumbrando por
toda la eternidad: el amor de Dios para Dios. O más precisamente, el
deleite de Dios Padre en el panorama de Sus propias perfecciones reflejadas
como una imagen perfecta en Su Hijo.
Nadie me había preguntado: "¿Quién es la Persona más centrada en Dios del universo?" Y luego respondido: "es Dios". O, "¿Dios es un idólatra?" Y luego respondido: "No, no tiene otros dioses delante de él." O, "¿Cuál es el objetivo principal de Dios?" Y luego respondido: "El principal objetivo de Dios es glorificar a Dios y disfrutar de su gloria por la eternidad." Así que nunca fui confrontado con fuerza con el egocentrismo de Dios hasta que me senté bajo las enseñanzas de Daniel Fuller y fui dirigido por él hacia los escritos de Jonathan Edwards.
Desde aquellos explosivos días de descubrimiento a fines de los años sesenta, he trabajado para comprender las implicaciones de la pasión de Dios para su gloria. Ese es ahora el título de un libro que escribí como un tributo a Jonathan Edwards, la mitad del cual es una reproducción de su libro, El fin Para el Cuál Dios Creó el Mundo. La tesis de Edwards en ese libro es esta:
[Dios] tenía respeto por sí mismo, como su último y más alto fin en esta obra; porque el es digno en sí mismo de serlo, de ser infinitamente el mejor y el más grande de los seres. Todo lo demás, con respecto a la dignidad, a la importancia y a la excelencia, es perfectamente nada en comparación con él. . . . Todo lo que es mencionado en las Escrituras como el fin último de las obras de Dios se incluye en esa única frase, la gloria de Dios.
¿Por qué es importante estar sorprendidos por el enfoque de Dios centrado en Dios? Porque muchas personas están dispuestas a estar centradas en Dios siempre y cuando sientan que Dios está centrado en el hombre. Eso es un peligro sutil. Podemos pensar que estamos centrando nuestras vidas en Dios cuando realmente estamos haciendo de él un medio para la autoestima. Frente a este peligro, les pido que reflexionen sobre las implicaciones, hermanos, de que Dios ama su gloria más de lo que nos ama a nosotros y que este es el fundamento de su amor por nosotros.
"Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?" (Isa. 2:22). "No confiéis en los príncipes, Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación" (Sal. 146:3). "Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo" (Jer. 17:5). "He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas. . . . Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es" (Isa. 40:15, 17).
El máximo compromiso de Dios es hacia sí mismo y no hacia nosotros. Y ahí radica nuestra seguridad. Dios ama su gloria sobre todo. "Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. . . . Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro" (Is. 48:9, 11).
Dios lleva a cabo la salvación por causa de sí mismo. Él justifica a las personas llamadas por causa de Su nombre para que Él pueda ser glorificado.
"Por tanto, dí a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová. . . . No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien; avergonzaos y cubríos de confusión por vuestras iniquidades, casa de Israel" (Ezequiel 36:22-23, 32).
Esta no es una nota aislada en la sinfonía de la historia redentora. Es el motivo recurrente del compositor todo suficiente. ¿Por qué Dios nos predestinó en amor para ser Sus hijos? Para que la gloria de su gracia fuera alabada (Efesios 1:6, 12, 14). ¿Por qué Dios creó un pueblo para Sí mismo? "para gloria mía los he creado" (Isaías 43:7). ¿Por qué hizo de una sola vasija vasos de honra y vasos de deshonra? Para mostrar Su ira, dar a conocer Su poder y revelar las riquezas de Su gloria para los vasos de misericordia (Romanos 9:22-23). ¿Por qué Dios levantó a Faraón, endureció su corazón y liberó a Israel con brazo poderoso? Para que sus maravillas se multiplicaran por encima de Faraón (Éxodo 14:4) y para que su nombre pudiera ser declarado en toda la tierra (Éxodo 9:16).
¿Por qué Dios perdonó al rebelde Israel en el desierto y finalmente lo llevó a la Tierra Prometida? "Actué a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones" (Ezequiel 20:14). ¿Por qué no destruyó a Israel cuando lo rechazaron de ser rey sobre ellos y exigieron ser como todas las naciones (1 Samuel 8:4-6)? "Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre" (1 Samuel 12:22). El amor de Dios por la gloria de su propio nombre es la fuente de la gracia gratuita y la roca de nuestra seguridad.
¿Por qué Dios sacó a los Israelitas del cautiverio de Babilonia? Porque Daniel oró, "haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor" (Daniel 9:17). ¿Por qué el Padre envió al Hijo encarnado a Israel? "para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia" (Romanos 15:8-9). ¿Por qué el Hijo vino para su hora final? "Para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre" (Juan 12:27-28). Cristo murió para glorificar al Padre y para reparar toda la difamación que habíamos traído sobre su honor. Nuestra única esperanza es que la muerte de Cristo satisfaga las demandas justas de Dios de recibir la gloria apropiada de Sus criaturas (Rom. 3:24-26).
¡Hermanos, Dios ama su gloria! Él está comprometido con todo Su infinito y eterno poder para mostrar esa gloria y para preservar el honor de Su nombre.
Cuando Pablo dice en 2 Timoteo 2:13: "Si fuéremos infieles, él permanece fiel", no significa que somos salvos a pesar de la falta de fe. Porque el versículo anterior dice: "Si le negáremos, él también nos negará". Más bien, como explica el versículo, "Él permanece fiel" significa "Él no puede negarse a sí mismo." La lealtad más fundamental de Dios es para Su propia gloria. Él está comprometido en ser Dios antes de comprometerse en ser cualquier otra cosa.
¿Tu gente sabe estas cosas? ¿Apuestan la respuesta de sus oraciones sobre el amor de Dios por su propia gloria? ¿Presentan sus casos ante su trono con el argumento de que Dios hace todo por amor de su propio nombre? "oh Jehová, actúa por amor de tu nombre" (Jer. 14:7). "Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre" (Salmos 79:9). "Por amor de tu nombre, oh Jehová, Perdonarás también mi pecado, que es grande" (Sal. 25:11). ¿Sabe realmente nuestra gente que "santificado sea tu nombre" es una petición para que Dios se glorifique a sí mismo como Dios? "No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria" (Sal. 115:1).
Le hemos dicho a nuestra gente cien veces: "hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31). ¿Pero les hemos dado el fundamento de este mandamiento? Dios ama Su gloria. Él la ama con infinita energía, pasión y compromiso. Y el Espíritu de Dios arde con este amor. Es por eso que los hijos de Dios aman la gloria de Dios; ellos son guiados por este Espíritu ardiente (Rom. 8:14).
Declaremos con valentía y con poder aquello que Dios ama más--la gloria de Dios. Protejámonos del océano centrado en el hombre que nos rodea. "Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?" (Isaías 2:22). La base, los medios y el objetivo del ágape de Dios para los pecadores es Su amor previo, más profundo y supremo por su propia gloria. Por lo tanto, hermanos, díganle a su gente la gran base del Evangelio: ¡Dios ama su gloria!
Este material es el Capítulo 2 de Hermanos, Nosotros no Somos Profesionales,
de John Piper. El libro completo se puede descargar gratuitamente como un
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