La Caída de Satanás y la Victoria de Cristo (John Piper)
¿Por qué Dios le Permite Vivir a
Satanás?
Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio." (2 Pedro 2:4)
"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar." (Génesis 3:15).
Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 20:10)
La búsqueda más espectacular de pecado que se haya cometido es el deseo de los ángeles santos de amar más su propia gloria que la de Dios.
Esto es insondable. La Biblia no nos lleva profundamente al corazón de un pecado tan misterioso para explicar la dinámica del alma que hace que la rebelión surja de la rectitud. No se nos da la respuesta última de cómo tiene lugar el origen del pecado en el alma de un ser santo. Pero tampoco nos queda preguntarnos si Dios se sorprendió o si tuvo que renovar todos sus planes. Somos llevados por las Escrituras hacia lo profundo de los pasillos de la eternidad y nos son dados destellos que son impresionantes. Y el objetivo de Dios en esto no es promover la especulación, sino despertar la adoración y hacernos poderosos para Cristo en medio del pecado y de la miseria.
A medida que avanzamos desde Génesis 1-2 hacia Génesis 3, todo está bien, al parecer. Génesis 1:31 dice: "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera". Dios no creó nada malo. Todo era bueno en gran manera.
Entonces, de repente, cuando abre el capítulo 3, se halla esta serpiente. Y ella es claramente malvada. Ella cuestiona la palabra de Dios. Verso 1: "¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?" Ella es tortuosa, engañosa y destructiva. Dios había dicho en Génesis 2:17, "El día que de él comieres seguramente morirás". Pero la serpiente dice en el versículo 4: "No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal".
Por lo tanto, Jesús dice acerca de él en Juan 8:44 que es a la vez "mentiroso" y "homicida". "El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira".
Satanás, Aquella Serpiente
¿Quién es esta serpiente? La respuesta más completa se encuentra en Apocalipsis 12:9: "Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él." Entonces la serpiente en el huerto es el diablo (lo que significa calumniador), Satanás (lo que significa acusador) y el engañador de todo el mundo.
Jesús lo llama "el malo" (Mateo 13:19) y "el príncipe de este mundo" (Juan 12:31; 14:30; 16:11). Los fariseos lo llaman "Beelzebú, príncipe de los demonios" (Mateo 12:24). Pablo lo llama "el dios de este siglo" (2 Corintios 4:4) y "el príncipe de la potestad del aire" (Efesios 2:2).
Ese es aquel que encontramos en Génesis 3. Él ya es malo, ya es un engañador, ya es un homicida cuando aparece en el huerto de Dios. En Génesis 3:15, después de que la serpiente atrae a Adán y a Eva al pecado, Dios pronuncia juicio sobre la serpiente: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar".
Toma en cuenta que al principio parece que la guerra será entre dos descendientes: "entre tu descendencia y su descendencia". Pero en la siguiente declaración, se menciona algo sorprendente: "ésta te herirá en la cabeza". ¿A quién se refiere? Respuesta: a la descendencia de la mujer. ¿A quién se refiere con te ("ésta te herirá en la cabeza")? Respuesta: a la serpiente en persona, no a su descendencia. Eso es significativo.
El Aplastamiento de Satanás en la Cruz
El día viene, Dios dice, cuando tú, la serpiente (no solo tu descendencia), serás derrotada y eliminada de la tierra. La descendencia de esta mujer te aplastará. Es por eso que el Hijo de Dios se hizo humano. Era un ser humano quien aplastaría a Satanás--la simiente de la mujer.
Hebreos 2:14 describe la conexión entre la humanidad de Jesús y la destrucción de Satanás. "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo". El golpe decisivo fue dado por el descendiente perfecto de la mujer, Jesucristo, cuando murió en la cruz. Esta es una de las razones por las cuales el Hijo eterno de Dios tuvo que volverse humano--porque era la descendencia de la mujer la que aplastaría a Satanás. "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Juan 3:8). Dios deseaba que su Hijo obtuviera la gloria como Vencedor sobre la serpiente.
Colosenses 2:14-15 describe lo que Dios les hizo a los demonios cuando su Hijo murió en la cruz: "anulando el acta de los decretos que había contra nosotros... quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz." Cuando Cristo murió por nuestros pecados, Satanás fue desarmado y derrotado. Fue despojado de la única arma eternamente destructiva que tenía, es decir, su acusación ante Dios de que nosotros somos culpables y de que pereceríamos con él. Cuando Cristo murió por nosotros, esa acusación fue anulada.
Todos los que tenemos nuestra confianza en Cristo nunca pereceremos. Ninguna acusación se opondrá a nosotros. Satanás no puede separarte del amor de Dios en Cristo (Ro. 8:37-39).
La Insurrección de Satanás
Ahora la pregunta que clama por una respuesta es: ¿De dónde vino Satanás? ¿Y por qué Dios tolera su actividad homicida? En Génesis 3, él parece presentarse. Dios creó todo bueno, pero algo sucedió. La creación buena fue corrompida.
Los libros de Judas y 2 Pedro del Nuevo Testamento nos dan pistas sobre lo que sucedió. Judas 6 dice: "Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día". Y 2 Pedro 2:4 dice: "Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio".
Esto puede no ser una referencia directa a la caída original de Satanás y a su rebelión. Algunos argumentan que esto se refiere a los pecados de los ángeles ("hijos de Dios") de Génesis 6:1-4. Pero en cualquier caso, es el mejor indicador que tenemos en la Biblia de cómo Satanás y sus subordinados llegaron a ser lo que son.
Parece que al principio había una gran cantidad de ángeles santos. Y algunos de ellos, incluyendo a Satanás, "pecaron" o, como dice Judas 6, "no guardaron su dignidad". En otras palabras, el pecado fue una especie de insurrección. Un deseo de mayor poder y de mayor autoridad de lo que les fue dado por Dios y bajo Dios.
Entonces Satanás se origina como un ángel creado que, junto con otros ángeles, se rebela en contra de Dios. Lo rechazan como su rey y como su alegría que todo lo satisface y emprenden un camino de autoexaltación y de presunta autodeterminación. Ellos no quieren ser subordinados. No quieren ser enviados por Dios para servir a otros (Hebreos 1:14). Pierden su reverencia, su admiración y su satisfacción en Dios. Ahora sueñan con tener autoridad sobre sí mismos y exaltarse a sí mismos por encima de Dios.
El Origen del Pecado de Satanás
Pero ahora preguntamos: ¿Por qué? ¿Cómo pudo pasar esto? No hay una respuesta fácil. De hecho, la respuesta bíblica final crea aún más preguntas. Entonces parece que en esta era, mientras "vemos por espejo, oscuramente" (1 Co. 13:12), no todas nuestras preguntas serán contestadas.
Algunas personas encuentran ayuda para decir que los ángeles tenían "libre albedrío" y, por lo tanto, Dios, por respeto a este libre albedrío, no podía ejercer una influencia decisiva para mantener su lealtad o para hacer que lo adoraran. Pero yo no encuentro útil esa idea. Simplemente no responde la pregunta: ¿Por qué un ángel perfectamente santo en la presencia infinitamente hermosa de Dios usaría su libre albedrío para odiar repentinamente a Dios?
Esta idea de que Dios no pudo evitar la rebelión debido a su respeto por las voluntades autodeterminadas innatas de los ángeles sin pecado no es una solución al problema. No explica por qué aquellos seres perfectamente santos usarían sus voluntades para despreciar lo que adoraban al ser creados. Y no encaja con lo que dice el resto de la Biblia acerca del gobierno de Dios sobre el diablo. En este contexto, el término libre albedrío simplemente es otra forma de nombrar el misterio. Pero no es la forma en que la Biblia maneja la situación.
Mi enfoque para responder a la pregunta de cómo pensar acerca del origen del pecado de Satanás es leer toda la Biblia con la pregunta: ¿Cómo se relaciona Dios con la voluntad de Satanás? ¿Dios se encuentra indefenso ante la voluntad de los poderes del mal? ¿Él es respetuoso del libre albedrío de Satanás para no inmiscuirse y ejercer su soberanía sobre éste? ¿Hay poderes fuera de él que limitan su dominio sobre ellos? ¿O Dios se presenta en toda la Biblia teniendo el derecho y el poder de refrenar a Satanás cuando le plazca? Y si es así, ¿por qué no lo hace más a menudo? De hecho, ¿por qué no termina por anularlo o por destruirlo por completo?
Entonces, cuando leo la Biblia, aquí está lo que encuentro. Aquí hay solo algunos destellos acerca del poder de Dios sobre Satanás. Ellos señalan el camino para la forma en que debemos de pensar con respecto a la medida de libertad que tiene Satanás.
La Soberanía de Dios Se Mueve Sobre Satanás
1. Aunque Satanás es llamado "el príncipe de este mundo" (Juan 12:31), Daniel 4:17 dice: "El Altísimo [Dios] gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da". Y el Salmo 33:10-11 dice: "Jehová hace nulo el consejo de las naciones, Y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones". Sí, Satanás es "el príncipe de este mundo" en un sentido subordinado. Dios le ha dado una asombrosa libertad para obrar su pecado y su miseria en el mundo. Él es un gran príncipe del mundo, pero no el supremo. Dios tiene el poder decisivo.
2. Aunque los espíritus inmundos están en todas partes haciendo cosas engañosas y homicidas, Jesucristo tiene toda la autoridad sobre ellos. Marcos 1:27 dice: "con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen". Cuando Cristo manda al diablo, el diablo le obedece. Esto plantea la pregunta sobre la diferencia entre el mandamiento de Dios, por ejemplo, en los Diez Mandamientos, y el mandamiento de Cristo al decirle a los demonios que se vayan o al decirle al universo que se forme. Claramente, Dios ejerce su autoridad al dar los Diez Mandamientos. Todas sus criaturas están obligadas a obedecer, incluyendo al diablo.
Sin embargo, el diablo desobedece estos mandamientos todos los días. La autoridad que tienen no es la misma clase de autoridad que Jesús ejerce en Marcos 1:27: "con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen". Esta es una autoridad absoluta y eficaz. Cuando Dios ejerce esta autoridad, ésta produce lo que exige. Cuando él quiere, puede hacer que los demonios hagan lo que él ordena.
Esta es una autoridad diferente de la que él ejerce en su ley escrita, como en los Diez Mandamientos. Es decisiva. Cristo domina sobre la voluntad de Satanás cuando quiere. Esto significa que cada vez que los demonios hacen cosas horribles, Jesús no les ordena que hagan lo contrario. Y al no ordenarles que hagan lo contrario, tiene una razón para dejarlos hacer lo que están haciendo.
1. Satanás es un león rugiente que merodea y que busca devorar. Pedro dice: "Resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo" (1 Pedro 5:8-9). En otras palabras, el "sufrimiento" es la forma con la que Satanás está tratando de devorar a los santos. Pero Pedro dice en 1 Pedro 3:17, "Mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal". Si la voluntad de Dios así lo quiere. En otras palabras, si sufrimos--ya sea que las mandíbulas del león puedan sujetar nuestra pierna o nuestra garganta--finalmente lo decide Dios. Si el Señor quiere, sufriremos o no. Si el Señor quiere, a Satanás se le dará este permiso o no. Este sufrimiento, estas fauces del león merodeador, se abren y se cierran solo de acuerdo con la voluntad de Dios. Dios tiene dominio supremo, no Satanás.
2. Sí, Satanás es homicida desde el principio, dijo Jesús (Juan 8:44). ¿Pero Satanás ha apartado el don de la vida de la mano del Dador? No. Deuteronomio 32:39 dice: "Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano". Dios tiene el poder supremo de cada muerte y de cada vida.
3. Santiago dice lo mismo en Santiago 4:15: "Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello." Santiago no dice que viviremos "si Satanás quiere." Él dice: "Si el Señor quiere, viviremos". Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito (Job 1:21). Satanás es un homicida. Pero su elección de a quién asesinar no convierten al Dios vivificante en su lacayo. Dios toma todas las decisiones finales sobre quién vivirá y sobre quién morirá. Satanás no es absoluto. Dios sí lo es.
4. Cuando Satanás intenta destruir a Job y demostrar que Dios no es su tesoro, debe obtener el permiso de Dios antes de atacar las posesiones de Job y a su familia con destrucción, y antes de atacar su cuerpo con enfermedad. En Job 1:12, Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que [Job] tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él". Es decir, "Tienes mi permiso para atacar, pero no irás más allá de los límites que establecí".
5. En Job 2:6 Dios le da permiso a Satanás para ir tan lejos y hasta ahí: "Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida". Y cuando se completa la historia y el escritor inspirado se encuentra resumiendo todo lo que sucedió, ni siquiera le da una mera mención a Satanás. Él solo ve la predominantemente suprema mano de Dios en todo lo que hizo Satanás: "[Los hermanos y hermanas de Job] se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él"(Job 42:11). La causalidad de Satanás en todo el sufrimiento de Job no fue definitiva. Es por eso que el escritor simplemente puede dejarlo fuera del relato y decir que el Señor fue la sabiduría suprema y decisiva que ordenó estas cosas. Satanás no fue definitivo. Dios lo fue.
6. Satanás es el gran tentador. Él quiere que pequemos. Lucas nos dice que Satanás estaba detrás de las negaciones de Pedro. Él lo tentó a negar a Jesús. ¿Pero podía hacer eso sin el permiso de Dios? Escucha lo que Jesús le dice a Simón Pedro en Lucas 22:31-32. Es muy similar a la forma en que interactúan Satanás y Dios en Job: "Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos".
7. Satanás no podía hacer lo que deseaba con Pedro sin el permiso de Dios. Y cuando lo tuvo, al igual que con Job, Dios le había puesto un límite: "No destruirás a Pedro. Sólo lo harás tropezar esta noche." Por eso Jesús dice: "Una vez vuelto [¡no si vuelves!], confirma a tus hermanos. "Jesús tiene la ventaja aquí, no Satanás. Y a Satanás se le permite ir tan lejos y hasta ahí.
8. Pablo dice en 2 Corintios 4:4 que "el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos". Pero, ¿para las personas ciegas este poder es un poder supremo? ¿Dios puede vencerlo, resistirlo y anularlo? Sí puede. Dos versículos después Pablo dice: "Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo." En otras palabras, el efecto cegador de Satanás cede ante la luz de Dios cuando él dice: "Sea la luz".
Dios Gobierna Sobre Cada Movimiento de Satanás
Entonces volvamos a la pregunta sobre el origen de la pecaminosidad de Satanás. ¿Dios es incapaz de hacer con sus propios ángeles lo que hace con los demonios en la tierra: "manda ... y le obedecen" (Marcos 1:27)? ¿Hay un poder fuera de él que limite su dominio sobre ellos? Mi conclusión es que, de principio a fin, la Biblia presenta a Dios como el gobernante de Satanás y de sus demonios. Él tiene el derecho y el poder de restringirlos cuando lo desee. Él ejerce influencia sobre sus voluntades. Él manda a los espíritus malignos, y le obedecen. No tengo una razón de la Biblia para pensar lo contrario.
Concluyo, por lo tanto, que Dios permitió la caída de Satanás, no porque no fuera capaz de detenerla, sino porque tenía un propósito para ella. Como a Dios nunca se le toma por sorpresa, sus permisos siempre tienen un propósito. Si él elige permitir algo, lo hace por una razón: una razón infinitamente sabia porque él es infinitamente sabio.
Cómo surge el pecado en el corazón de Satanás, no lo sabemos. Dios no nos lo ha dicho. Lo que sí sabemos es que Dios es soberano sobre Satanás y, por lo tanto, la voluntad de Satanás no se mueve sin el permiso de Dios. Y, por lo tanto, cada movimiento de Satanás es parte del propósito y del plan general de Dios. Y esto es verdadero de tal manera que Dios nunca peca. Dios es infinitamente santo, y Dios es infinitamente poderoso. Satanás es malo, y Satanás está bajo la sabiduría de Dios quien lo gobierna todo.
¿Por Qué No Aniquilar a Satanás?
¿Por qué, entonces, Dios no simplemente aniquila a Satanás? Él tiene el derecho y el poder para hacer esto. Y Apocalipsis 20:10 dice que algún día lo hará. "Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos". ¿Por qué Dios no lo arrojó al lago de fuego el día posterior al que se rebeló? ¿Por qué dejarlo arrasar en medio de la humanidad durante siglos?
Satanás se merecía el lago de fuego en el momento en que se rebeló en contra de Dios. El hecho de rebelarse en contra de un Ser infinitamente digno es un pecado infinitamente doloroso. Él era completamente digno del lago de fuego en el momento en que pecó. Una cantidad finita de pecados después de esta rebelión no llevaría finalmente la culpabilidad de Satanás al punto de merecer el lago de fuego. Satanás no necesitó milenios de carnicería pecaminosa para merecer el lago de fuego. Dios tenía el derecho y el poder de poner a Satanás fuera de servicio en el momento en que pecó. Por lo tanto, el hecho de que Dios no lo hiciera muestra que él tenía una razón. ¿Podemos saber cuál era?
Por la Plenitud de la Gloria de Cristo
La respuesta definitiva, como vimos en el último capítulo, es que "todo fue creado por medio de él [Cristo] y para él [Cristo]" (Col. 1:16). Dios previó todo lo que Satanás haría si lo creaba y le permitía rebelarse. Al elegir crearlo, él escogió plegar todo ese mal en su propósito para la creación. Ese propósito para la creación era la gloria de su Hijo. Todas las cosas, incluyendo a Satanás y a todos sus seguidores, fueron creadas con esto a la vista. Fueron creados sabiendo lo que harían, y ese conocimiento fue tomado en cuenta en la decisión de Dios de crearlos. Por lo tanto, el mal que hacen en el mundo es parte de cómo será logrado el mayor propósito de Dios.
La caída y la existencia continua de Satanás son para la gloria de Cristo. El Hijo de Dios, Jesucristo, será más honrado, más profundamente apreciado y amado al final porque él derrota a Satanás no en el momento posterior a la caída de Satanás, sino a través de milenios de paciencia, de humildad, de servidumbre, de sufrimiento y decisivamente a través de su propia muerte. Una exhibición de poder única, repentina e infinitamente santa para destruir a Satanás inmediatamente después de su caída habría sido una muestra gloriosa de poder y de rectitud. Pero no habría sido la exhibición más completa posible de todas las glorias en el Hijo y en el Padre. Dios escogió una forma infinitamente sabia de mostrar toda la gama de glorias divinas al permitir que Satanás cayera e hiciera su obra por milenios.
La gloria de Cristo alcanza su punto más alto en el sacrificio obediente de la cruz donde Jesús triunfó sobre el diablo (Col 2:15). Jesús dijo en esa hora final de su propio sacrificio: "Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él" (Juan 13:31). Pablo dijo que la crucifixión de Cristo es el punto donde vemos su sabiduría y su poder exhibido gloriosamente: "Predicamos a Cristo crucificado. . . poder de Dios y sabiduría de Dios" (1 Corintios 1:23-24).
Jesús le habló a Pablo acerca del aguijón de Satanás en el costado de Pablo: "Mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Co. 12:9). Satanás, y todo su dolor, al final sirven para magnificar el poder, la sabiduría, el amor, la gracia, la misericordia, la paciencia y la ira de Jesucristo. No conoceríamos a Cristo en la plenitud de su gloria si él no hubiera vencido a Satanás de la manera en que lo hizo.
Cómo Relacionarse con el Mal
Así que cierro este capítulo con una pregunta urgente y práctica: ¿cómo deberíamos relacionarnos con el mal? ¿Cómo debemos pensar, sentir y actuar sobre el mal satánico? ¿La muerte de un niño pequeño ante el ataque de un pit bull? ¿La muerte de tres mineros valientes que intentan salvar a sus amigos? ¿Quinientos muertos en un terremoto de Perú? Estas son solo algunas de las agonías de las noticias durante la semana que prediqué este mensaje. ¿Y qué hay del mal y del dolor que ustedes enfrentan en sus propias vidas? Aquí está el resumen de mi respuesta.
Ocho Cosas que Se Deben Hacer Ante el Mal
Por un lado:
1. Espera que sucederá el mal. "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese" (1 Pedro 4:12).
2. Soporta el mal. "Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (1 Co. 13:7; ver Marcos 13:13).
3. Da gracias por el efecto refinador del mal que viene en tu contra. "Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5:20; ver 1 Tesalonicenses 5:18). "Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia. . . "(Romanos 5:3-5).
4. Aborrece el mal "El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno" (Romanos 12:9).
5. Ora por escapar del mal. "No nos metas en tentación, mas líbranos del mal" (Mateo 6:13).
6. Reprende el mal. "No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas" (Efesios 5:11).
7. Vence el mal con el bien. "No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal" (Romanos 12:21).
8. Resiste el mal. "Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4:7).
Cuatro Cosas Que Nunca Se Deben Hacer Ante el Mal
Pero, por otro lado:
1. Nunca desesperes de que este mundo malvado esté fuera del control de Dios.
"[Él] hace todas las cosas según el designio de su voluntad" (Efesios 1:11).
2. Nunca cedas a la sensación de que a causa del aparentemente mal aleatorio, la vida es absurda y sin sentido. "¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! ... Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos" (Romanos 11:33, 36).
3. Nunca cedas al pensamiento de que Dios peca, o de que no es equitativo o de que es injusto en la forma en la que gobierna el universo. "Justo es Jehová en todos sus caminos" (Salmos 145:17).
4. Nunca dudes que Dios está totalmente para ti en Cristo. Si confías en él con tu vida, estás en Cristo. Nunca dudes de que todo el mal que acontece--incluso si se lleva tu vida--se trata de la disciplina amorosa, purificadora, salvadora y paternal de Dios. No se trata de una expresión de su castigo en ira. Esa ira cayó sobre Jesucristo nuestro sustituto (Gálatas 3:13, Romanos 8:3). Solo viene misericordia de parte de Dios, no ira, si somos sus hijos por medio de la fe en Jesús. "Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo" (Hebreos 12:6).
Cuando renunciamos a los designios del diablo y confiamos en el poder, en la sabiduría y en la bondad de Dios mostrados en los humildes triunfos de Jesucristo, cumplimos el propósito de Dios al permitir que Satanás viva un poco más. Glorificamos el valor infinitamente superior de Jesús. Así que te invito a confiar en él y admirar la manera en la que él te salva y derrota a Satanás en un gran sacrificio de amor.