La Desobediencia Fatal de Adán y la Obediencia Triunfante de Cristo

Cómo Sirve el Pecado de Adán a la Supremacía de Cristo

Por John Piper

Reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.

Romanos 5:14.

Si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.

Romanos 5:17

 

Uno de los objetivos de este libro es grabar en nuestras mentes el hecho de que Jesucristo es la persona más importante del universo. No más (o menos) importante que Dios el Padre o que Dios el Espíritu, por supuesto. Junto con ellos, él es igual en valor, en belleza, en sabiduría, en justicia, en amor y en poder. Pero él es más importante que todas las personas creadas, ya sean ángeles, demonios, reyes, comandantes, científicos, artistas, filósofos, atletas, músicos, actores, quienes viven ahora, han vivido alguna vez o alguna vez vivirán. Jesucristo es supremo.

Todas las Cosas para Jesús—Incluso el Mal

Este libro también pretende mostrar que todo lo que existe, incluyendo al mal, está ordenado por un Dios infinitamente santo y omnisciente para hacer que la gloria de Cristo brille más intensamente. La palabra ordenado es peculiar, lo sé. Pero quiero dejar en claro lo que quiero decir con eso. No hay un intento de oscurecer lo que digo sobre la relación de Dios con el mal. Pero hay un intento de decir cuidadosamente lo que dice la Biblia. Por ordenar quiero decir que Dios causó algo directamente o lo permitió para propósitos sabios. Este permiso es una especie de causante indirecto, ya que Dios conoce todos los factores involucrados, los efectos que tendrán y podría evitar cualquier resultado. Entonces su permiso es un tipo de causa secundaria, pero no de causa directa. Esta distinción es un esfuerzo por ser fiel a las diferentes formas en las que la Biblia habla acerca de la relación de Dios con los eventos.

La Biblia expresa ambas ideas—causar y permitir, en la forma en que Dios hace las cosas. Por ejemplo, en Marcos 5:12-13, los demonios piden ser enviados a los cerdos, y Jesús "les dio permiso." En 1 Corintios 16:7 Pablo dice: "Espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite." Hebreos 6:1-3 exhorta a la gente a dejar "los rudimentos de la doctrina" e ir hacia "adelante a la perfección", concluye, "Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite".

Y la Biblia habla de la acción más directa de Dios incluso en eventos que involucran el mal. Por ejemplo, los hermanos de José lo vendieron a la esclavitud. A causa de este acto pecaminoso, José va a Egipto y luego tiene las condiciones de salvar a los mismos hermanos que lo odiaban. José dice: "Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra" (Génesis 45:7).

En el éxodo de Egipto, leemos acerca de que Dios endureció el corazón de Faraón e hizo que los egipcios odiaran a los israelitas. "Endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo" (Éxodo 4:21). "Cambió el corazón de ellos para que aborreciesen a su pueblo, Para que contra sus siervos pensasen mal" (Salmos 105:25).

Y cuando se trata de calamidades—físicas y espirituales—éstas son descritas repetidamente como enviadas por Dios. "Enviaré, pues, sobre vosotros hambre, y bestias feroces que te destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por en medio de ti" (Ezequiel 5:17). "Enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová" (Amós 8:11).

Así que cuando digo que todo lo que existe—incluyendo el mal—es ordenado por un Dios infinitamente santo y todo sabio para hacer que la gloria de Cristo brille más intensamente, quiero decir que, de una forma u otra, Dios se asegura de que todas las cosas sirvan para glorificar a su Hijo. Si él lo causa o lo permite, lo hace con un propósito. Para un Dios infinitamente sabio y omnisciente, tanto causar como permitir son intencionales. Son parte del panorama general de lo que Dios planea llevar a cabo.


El Mal Existe para Su Propósito Designado

La Biblia es explícita acerca de que la maldad existe para los propósitos sabios de Dios. Por ejemplo, Proverbios 16:4 dice: "Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aun al impío para el día malo". Dios ha hecho esto de una manera tan misteriosa que conserva la responsabilidad de los impíos y la impecabilidad de su propio corazón. Deberíamos humillarnos si no podemos explicar cómo puede ser esto. Nos han dicho que esto es así. Ten cuidado de llevar a la Biblia las suposiciones que no se enseñan en la Biblia. Así es como es anulada la palabra de Dios.

Vimos en el Capítulo Dos que todas las cosas fueron hechas a través de Cristo y para Cristo (Col. 1:16). Vimos que esto incluye explícitamente "tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades" que fueron derrotados por Cristo en la cruz. En otras palabras, fueron creados "para el día malo", como lo implica Proverbios 16:4. Dios sabía en qué se convertirían cuando los creó, y plegó su maldad en su plan de redención. En el Viernes Santo, cuando Cristo murió y los poderes del mal fueron derrotados, fue mostrado el poder, la justicia, la ira y el amor de Cristo. Tarde o temprano cada rebelión contra él llega a la ruina y sirve para glorificar a Cristo.


El Dios Que Está Allí

Este libro también tiene como objetivo consolidar la convicción de que el Cristianismo no es simplemente un conjunto de ideas, de prácticas y de sentimientos diseñados para nuestro bienestar psicológico—ya sea diseñado por Dios o por el hombre. Eso no es el Cristianismo. El Cristianismo comienza con la convicción de que Dios es una realidad objetiva fuera de nosotros mismos. No hacemos de él lo que es al pensar de cierta manera sobre él. Como dijo Francis Schaeffer, él es el Dios que es allí. Nosotros no lo hacemos. Él nos hace. Nosotros no decidimos cómo será. Él decide cómo seremos. Él creó el universo, y éste tiene el significado que él le da, no el significado que nosotros le damos. Si le damos un significado diferente al suyo, somos tontos. Y nuestras vidas serán trágicas al final.

El Cristianismo no es un juego; no es una terapia. Todas sus doctrinas provienen de quién es Dios y de lo que ha hecho en la historia. Corresponden a hechos sólidos. El Cristianismo es más que hechos, pero no menos. Hay fe, esperanza y amor. Pero estos no flotan en el aire. Crecen como grandes cedros en la roca de la verdad de Dios.

Y la razón por la que hago de este uno de mis objetivos en este libro es porque la Biblia me convence profundamente de que nuestro gozo eterno, fortaleza y santidad dependen de la solidez de esta visión del mundo que pone una fibra fuerte en la columna vertebral de nuestra fe. Los puntos de vista débiles acerca del mundo hacen débiles a los Cristianos. Y los Cristianos débiles no sobrevivirán en los días venideros. La emotividad irracional que considera al Cristianismo una opción terapéutica será barrida en los últimos días. Aquellos que quedarán en pie serán aquellos que han construido sus casas sobre la roca de la gran verdad objetiva con Jesucristo como el origen, el centro y el objetivo de todo.


La Gloria de Jesús Prevista en el Pecado de Adán

El enfoque de este capítulo es sobre el espectacular pecado del primer hombre, Adán, y cómo preparó el escenario para el contraataque más espectacular de Jesucristo. Pasamos ahora a Romanos 5:12-21.

La gloria de Cristo es el propósito principal que Dios tenía en mente cuando permitió el pecado de Adán, y con él la Caída de toda la humanidad en pecado. Recuerda lo que hemos visto sobre el permiso de Dios: lo que Dios permite, lo permite por una razón. Y sus razones son siempre infinitamente sabias y con un propósito. Él no tenía que permitir que ocurriera la Caída de Satanás o de Adán. Él pudo haberlo detenido.

El hecho de que no lo detuviera significa que tiene una razón, un propósito para ello. Y él no inventa sus planes a medida que avanza. Aquello que él sabe que es sabio, siempre ha sabido que es sabio, eternamente. Por lo tanto, el pecado de Adán, la caída de la raza humana con él en pecado y la miseria no tomaron a Dios por sorpresa. Es parte del plan general de Dios con el objetivo de mostrar la plenitud de la gloria de Jesucristo.

Una de las maneras más claras de mostrar esto en la Biblia—y no vamos a entrar en detalles aquí—es mirar aquellos lugares donde se muestra que el sacrificio de Cristo que derrota al pecado se encuentra en la mente de Dios desde la creación del mundo.

Por ejemplo, en Apocalipsis 13:8, Juan escribe sobre aquellos "cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo" Entonces había un libro desde el principio del mundo llamado "el libro de la vida del Cordero que fue inmolado". Desde el principio del mundo, Dios ya había planeado que su Hijo sería asesinado como un cordero para salvar a todos los que están escritos en el libro.

O considera 2 Timoteo 1:9: "[Dios] nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos." La gracia salvadora nos fue dada antes de que comenzaran los tiempos de los siglos. Es decir, nos fue dada antes de que hubiera algún pecado humano del cual salvarnos. Por lo tanto, la gracia fue planeada antes de que el pecado humano estuviera allí para necesitarla. Esto significa que el plan de Dios para salvarnos por medio de la gracia no fue una respuesta a las decisiones humanas de pecar. La gracia salvadora fue el plan que hizo necesario el pecado. Dios no encontró el pecado en el mundo y luego hizo un plan para remediarlo. Tenía el plan desde antes de los siglos, y ese plan era para la gloria de la gracia que conquista el pecado a través de la muerte de Jesucristo.

Esto es aún más claro en Efesios 1:4-6: "[Dios] nos escogió en él [Cristo] antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado". ¿Con qué fin nos predestinó a nosotros, los pecadores, para adopción? Para la alabanza de la gloria de su gracia. Es por eso que el plan fue creado. El objetivo final del plan eterno era que la alabanza fuera lo más intensa posible para la gloria de la gracia de Dios. Y el ápice de esa gloria se encuentra en la muerte de Jesús. Tanto así que el evangelio de la muerte de Cristo para los pecadores es llamado "evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios" (2 Corintios 4:4).

Por lo tanto, el punto de vista bíblico es que los sufrimientos y la muerte de Cristo por el pecado no son planeados después del pecado real de Adán sino antes. Por lo tanto, cuando sucede el pecado de Adán, Dios no se sorprende, sino que ya lo ha hecho parte de su plan, a saber, un plan para mostrar su asombrosa paciencia, su gracia, su justicia y su ira en la historia de la redención, y entonces, climáticamente, para revelar la grandeza de su Hijo como el segundo Adán superior en todos los sentidos al primer Adán.

Así que vemos Romanos 5:12-21, teniendo en cuenta que el pecado espectacular de Adán no frustró los propósitos de Dios de exaltar a Cristo, sino que sirvió a ellos. Esta es la manera en que veremos estos versículos. Hay cinco referencias explícitas a Cristo. Una de ellas establece la forma en que Pablo piensa acerca de Cristo y de Adán. Y las otras cuatro muestran cómo Cristo es más grande que Adán. Dos de esas cuatro son tan similares que las agruparemos juntos. Lo que significa que veremos tres aspectos de la superioridad de Cristo.


Jesús, "El Que Viene"

Nota el modo en que se menciona a Cristo en el versículo 14. Los versículos 12-13 proveen el contexto: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir." Hay una referencia a Cristo en el versículo 14:"del que había de venir"

Este versículo establece la forma en que Pablo está pensando en el resto del pasaje. Nota lo más obvio primero: Cristo "había de venir". Desde el principio, Cristo era "el que viene". Pablo muestra que Cristo no es una ocurrencia tardía. Pablo no dice que Cristo fue concebido como una copia de Adán. Él dice que Adán fue un tipo de Cristo. Dios trató con Adán de manera que lo haría un tipo de la forma en que planeó glorificar a su Hijo. Un tipo es un presagio de algo que vendrá después y que será como el tipo, solo que mayor. Entonces Dios trató con Adán de una manera que lo haría un tipo de Cristo. El plan de Dios para Cristo precedió su trato con Adán.

Observa más de cerca dónde, en el flujo de su pensamiento, Pablo elige decir que Adán es un tipo de Cristo. Verso 14: "No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir". Él decidió decirnos que Adán es un tipo de Cristo justo después de decir que incluso las personas que no pecaron en la forma en que Adán lo hizo, todavía soportarían el castigo que le dio Adán. ¿Por qué Pablo, justo en este punto, dijo que Adán era un tipo de Cristo?


Jesús, Nuestro Jefe Representativo

Lo que acaba de decir se basa en la esencia de cómo Cristo y Adán son iguales y la forma en que son diferentes. Aquí está el paralelo: la gente cuya transgresión no fue como la de Adán murió como Adán. ¿Por qué? Porque estaban conectados con Adán. Él era el jefe representativo de su humanidad, y su pecado se cuenta como el pecado de ellos debido a su conexión con él. Esa es la esencia de por qué a Adán se le llama un tipo de Cristo, porque nuestra obediencia no es como la obediencia de Cristo y, sin embargo, tenemos vida eterna con Cristo. ¿Por qué? Porque estamos conectados a Cristo por fe. Él es el jefe representativo de la nueva humanidad, y su justicia es contada como nuestra justicia debido a nuestra conexión con él (Romanos 6:5).

Ese es el paralelo implicado en llamar a Adán un tipo de Cristo.

El resto del pasaje revela cuánto más grande es Cristo y su obra de salvación que Adán y su obra destructiva. Ten en cuenta lo que dije al comienzo de este capítulo. Lo que estamos viendo aquí es la revelación de Dios acerca de las realidades que definen el mundo en el que vive cada persona en este planeta. Todos en este planeta están incluidos en este texto porque Adán fue el padre de todos. Por lo tanto, cada persona que conoces, de cualquier origen étnico, se enfrenta a aquello de lo que habla este texto. Muerte en Adán o vida en Cristo.

Este es un texto global. No pierdas de vista eso. Esta es la realidad que define a cada persona que conocerás. Los puntos de vista del mundo débiles producen Cristianos débiles. Este no es un punto de vista del mundo débil. Se extiende sobre toda la historia y sobre toda la tierra. Afecta profundamente a todas las personas del mundo y a todos los titulares de Internet.


Celebrando la Superioridad de Jesús

Ahora veamos tres formas en que Pablo celebra cómo Cristo y su obra son superiores a Adán y su obra. Se pueden resumir bajo tres frases: (1) la abundancia de la gracia, (2) la perfección de la obediencia y (3) el reino de la vida.


La Gracia Abundante de Cristo

Primero, el versículo 15 y la abundancia de la gracia. "Pero el don [de justicia, v. 17] no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo." El punto aquí es que la gracia de Dios es más poderosa que la transgresión de Adán. Eso es lo que las palabras mucho más significan: "abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios" Si la transgresión del hombre trajo muerte, cuánto más la gracia de Dios traerá vida.

Pero Pablo es más específico que eso. La gracia de Dios es específicamente "la gracia de un hombre, Jesucristo". "Abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo." Estas no son dos gracias diferentes. "La de un hombre, Jesucristo" es la encarnación de la gracia de Dios. Esa es la forma en que Pablo habla de ello, por ejemplo, en Tito 2:11: "la gracia de Dios [es decir, en Jesús] se ha manifestado para salvación. . . ." Y en 2 Timoteo 1:9: "según el propósito suyo. . . la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús." Entonces la gracia que está en Jesús es la gracia de Dios.

Esta gracia es gracia soberana. Conquista todo a su paso. Veremos en solo un momento que tiene el poder del rey del universo. Es la gracia reinante. Esa es la primera celebración de la superioridad de Cristo sobre Adán. Cuando la ofensa de Adán y la gracia de un hombre, Jesucristo, se encuentran, Adán y su transgresión pierden. Cristo y su gracia ganan. Esa es una muy buena noticia para aquellos que pertenecen a Cristo.


La Obediencia Perfecta de Cristo

Segundo, Pablo celebra el modo en que la gracia de Cristo vence la transgresión y la muerte de Adán, es decir, la perfección de la obediencia de Cristo. Versículo 19: "Porque así como por la desobediencia de un hombre [es decir, de Adán] los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno [es decir, de Cristo] los muchos serán constituidos justos". Así que la gracia de un hombre, Jesucristo, te previene de pecar—te mantiene obediente hasta la muerte, incluso la muerte en la cruz (Filipenses 2:8)—de manera que él le ofrece una obediencia completa y perfecta al Padre en nombre de los que están conectado a él por la fe. Adán falló en su obediencia. Cristo tuvo éxito de manera perfecta. Adán fue la fuente del pecado y de la muerte. Cristo fue la fuente de la obediencia y de la vida.

Cristo es como Adán, que era un tipo de Cristo; ambos son los jefes representativos de una humanidad antigua y nueva. Dios atribuye el fracaso de Adán a su humanidad, y Dios atribuye el éxito de Cristo a su humanidad, debido a la forma en que estas dos humanidades están unidas a sus respectivas cabezas. La gran superioridad de Cristo radica en que no solo logra obedecer perfectamente, sino que lo hace de tal manera que millones de personas son consideradas justas por su obediencia. ¿Estás solo conectado con Adán? ¿Eres solo parte de la primera humanidad ligada a la muerte? ¿O también estás conectado a Cristo y eres parte de la nueva humanidad destinada a la vida eterna?


El Reinado de la Vida

En tercer lugar, Pablo celebra no solo la abundante gracia de Cristo y la perfecta obediencia de Cristo, sino también el reinado de la vida por medio de Cristo. La gracia conduce a través de la obediencia de Cristo hacia el triunfo de la vida eterna. Verso 21: ". . . para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro". La gracia reina por la justicia (es decir, por la perfecta justicia de Cristo) hasta el gran clímax de la vida eterna. todo eso es "mediante Jesucristo, Señor nuestro".

O, una vez más en el versículo 17, el mismo punto: "Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia." El mismo patrón: la gracia a través del don gratuito de la justicia conduce al triunfo de la vida, y todo eso a través de Jesucristo.

Mencioné anteriormente que la gracia de Dios en Cristo a la que Pablo se refiere en estos versículos es la gracia soberana. Puedes ver eso en la palabra reinar. La muerte tiene una especie de soberanía sobre el hombre y reina sobre todos. Todos mueren. Pero la gracia vence al pecado y a la muerte. Ésta reina en la vida aun en los que una vez estaban muertos. Esa es la gracia soberana.


La Obediencia Espectacular de Jesús

Esta es la gran gloria de Cristo: él supera ampliamente al primer hombre, Adán. El espectacular pecado de Adán no es tan grande como la espectacular gracia y obediencia de Cristo y el don de la vida eterna. De hecho, el plan de Dios desde el principio, en su justicia perfecta, era que Adán, como cabeza representativa de la humanidad, sería un tipo de Cristo como cabeza representativa de una nueva humanidad. Su plan era que, mediante esta comparación y contraste, la gloria de Cristo brillara aún más.

El versículo 17 nos plantea el asunto muy personalmente y con mucha urgencia. ¿En dónde nos paramos? "Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia." Lee estas palabras con mucho cuidado y personalmente: "los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia".


Palabras Preciosas para Pecadores

Estas son palabras preciosas para pecadores como tú y como yo: la gracia es gratuita, el regalo es gratuita, la justicia de Cristo es gratuita. La pregunta es: ¿las recibiremos como la esperanza y el tesoro de nuestras vidas? Si lo hacemos, reinaremos "por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo". Y en este reinado eterno, disfrutaremos como nuestro tesoro supremo de la belleza y del valor de Jesucristo, cuya gloria brilla con mayor intensidad en el contexto del pecado espectacular de Adán. El punto de Romanos 5:12-21 es que el logro salvador de Cristo se entiende y se aprecia como debería ser a la vista del espectacular pecado de Adán. Esto no fue una coincidencia. Fue el propósito de Dios desde la creación del mundo.

Modifié le: mercredi 28 mars 2018, 08:19