¿Cristo Murió por Nosotros o por Dios? (John Piper)
¿Cristo Murió por Nosotros o por
Dios?
1 de enero de 1995 por John Piper
Escritura: Romanos 3:25-26
Tema: La Muerte de Cristo
Romanos 3:25-26
[Cristo] a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Introducción
Una de las razones por las que es difícil comunicarle la realidad bíblica a la gente moderna y secular es que la mentalidad bíblica y la mentalidad secular se mueven desde puntos de partida radicalmente diferentes.
Lo que quiero decir con mentalidad secular no es necesariamente una forma de pensar que excluye a Dios o que niega en principio que la Biblia es verdadera. Se trata de una mentalidad que comienza con el hombre como la realidad básica dada en el universo. Todo su pensamiento comienza con la suposición de que el hombre tiene derechos básicos, necesidades básicas y expectativas básicas. Entonces la mente secular se mueve desde este centro e interpreta el mundo, con el hombre, sus derechos y sus necesidades como la medida de todas las cosas.
Aquello que la mentalidad secular ve como problemas son vistos como problemas debido a cómo encajan o no encajan las cosas con el centro: el hombre, sus derechos, sus necesidades y sus expectativas. Y aquello que esta mentalidad ve como éxitos son vistos como éxitos porque encajan con el hombre, con sus derechos, con sus necesidades y con sus expectativas.
Esta es la mentalidad con la que nacimos y que nuestra sociedad secular refuerza en nuestras vidas prácticamente cada hora del día. El apóstol Pablo llama a esta forma de pensar "designios de la carne" (Romanos 8:6-7), y dice que es la forma en que piensa el "hombre natural" (1 Corintios 2:14, traducción literal). Se trata de una gran parte de nosotros que apenas sabemos que está allí. Simplemente la damos por hecho, hasta que colisiona con otra mentalidad, concretamente la de la Biblia.
La mentalidad bíblica no es simplemente una que incluye a Dios en algún lugar del universo y dice que la Biblia es verdadera. La mentalidad bíblica comienza con un punto de partida radicalmente diferente, es decir, con Dios. Dios es la realidad dada básica del universo. Él estuvo allí antes de que existiéramos, o antes de que existiera algo. Él es simplemente la realidad más absoluta.
Y entonces la mentalidad bíblica comienza con la suposición de que Dios es el centro de la realidad. Todo pensamiento comienza con la suposición de que Dios tiene derechos básicos como el Creador de todas las cosas. Él tiene metas que encajan con su naturaleza y con su carácter perfecto. Entonces la mentalidad bíblica se mueve desde este centro e interpreta el mundo, con Dios, con sus derechos y con sus metas como la medida de todas las cosas.
Aquello que la mentalidad bíblica ve como problemas básicos en el universo generalmente no son los mismos problemas que ve la mentalidad secular. La razón de esto es que aquello que lo hace un problema no es, primero, que algo no se ajuste a los derechos y necesidades del hombre, sino que no se ajuste a los derechos y objetivos de Dios. Si comienzas con el hombre, con sus derechos y con sus deseos, en lugar de comenzar con el Creador, con sus derechos y con sus objetivos, los problemas que verás en el universo serán muy diferentes.
¿El enigma básico del universo es cómo preservar los derechos del hombre y resolver sus problemas (por ejemplo, el derecho a la autodeterminación y el problema del sufrimiento)? ¿O el enigma básico del universo es cómo un Dios infinitamente digno en completa libertad puede mostrar todo el rango de sus perfecciones — lo que Pablo llama las "riquezas de su gloria" (Romanos 9:23) – su santidad, su poder, su sabiduría, su justicia, su ira, su bondad, su verdad y su gracia?
La manera en la que respondas esa pregunta afectará profundamente la forma en que entiendes el evento central de la historia humana: la muerte de Jesús, el Hijo de Dios.
Presento nuestro texto (Romanos 3:25-26) con esta larga meditación sobre el poder de nuestros puntos de partida, porque el problema más profundo por el cual fue diseñada la muerte de Jesús es virtualmente incomprensible para la mentalidad secular. Es por eso que esta verdad sobre el propósito de la muerte de Cristo es apenas conocida, y mucho menos apreciada, como parte de la piedad evangélica cotidiana. Nuestra mentalidad cristiana está tan sesgada por el enfoque natural y secular del hombre que apenas podemos comprender o amar la centralidad de Dios en la cruz de Cristo.
"El Significado Interior de la Cruz"
Nuestro enfoque es muy limitado. Pasaremos por debajo del tema de la justificación, de la reconciliación y del perdón hasta el fondo y la base de todo: a lo que C.E.B. Cranfield llama "el significado más profundo de la cruz" (La Epístola a los Romanos, Vol. 1, I.C.C., Edinburgh: T.&T. Clark, 1975, p. 213)
Lo que debes escuchar mientras leemos este texto es el problema del universo que la mentalidad bíblica (la mentalidad de Dios) está tratando de resolver a través de la muerte de Cristo. ¿Cómo difiere esto de los problemas que la mentalidad secular dice que Dios tiene que resolver?
[Cristo] a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados. (Romanos 3:25)
Resume esto hasta el problema más básico que la muerte de Cristo deba resolver. Dios hizo avanzar a Cristo (lo envió a morir) para demostrar su rectitud (o justicia). El problema que necesitaba solución era que Dios, por alguna razón, parecía ser injusto, y quería reivindicarse a sí mismo y limpiar su nombre. Ese es el problema básico. La justicia de Dios está en juego. Su nombre, su reputación o su honor deben ser vindicados. Antes de que la cruz pueda ser para nuestro beneficio, debe ser para la gloria de Dios.
Pero, ¿qué fue lo que creó ese problema? ¿Por qué Dios enfrentó el problema de tener que dar una vindicación pública de su justicia? La respuesta está en la última frase del versículo 25: "a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados".
Ahora, ¿qué significa eso? Significa que durante siglos Dios había estado haciendo lo que dice el Salmo 103:10: "No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados". Él ha estado pasando por alto miles de pecados. Él los ha perdonado, los ha dejado ir y no los castiga.
Cómo es que David despreció a Dios
El Rey David es un buen ejemplo. En 2 Samuel 12, se enfrenta al profeta Natán por cometer adulterio con Betsabé y luego por matar a su esposo. Natán dice: "¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová?" (2 Samuel 12:9). David siente la reprensión de Natán, y en el versículo 13 dice: "Pequé contra Jehová". A esto, Natán responde: "Jehová ha remitido tu pecado; no morirás". ¡Así cómo así! El adulterio y el asesinato son "pasados por alto". Es casi increíble. Nuestro sentido de la justicia grita: "¡No, no puedes dejarlo así! ¡Se merece morir o ser encarcelado de por vida!" Pero Natán no dice eso. Él dice: "Jehová ha remitido tu pecado; no morirás".
¿Por qué el Perdón es un Problema?
Eso es lo que Pablo quiere decir en Romanos 3:25 al pasar por alto los pecados previamente cometidos. Pero, ¿por qué eso es un problema? ¿Se siente como un problema por la mentalidad secular – de que Dios es amable con los pecadores? ¿Cuántas personas fuera del alcance de la influencia bíblica luchan con el problema de que un Dios santo y justo hace salir el sol sobre malos y buenos y envía lluvia sobre los justos y sobre los injustos (Mateo 5:45)? ¿Cuántos luchan con la aparente injusticia de que Dios es indulgente con los pecadores? ¿Cuántos cristianos luchan con el hecho de que su propio perdón es una amenaza a la justicia de Dios?
La mentalidad secular ni siquiera evalúa la situación de la forma en que lo hace la mentalidad bíblica. ¿Por qué es así? Es porque la mentalidad secular piensa desde un punto de partida radicalmente diferente. No comienza con los derechos de Creador de Dios— el derecho de defender y de mostrar el valor infinito de su justicia y de su gloria. Comienza con el hombre y asume que Dios se ajustará a nuestros derechos y deseos.
El Pecado es un Menosprecio de la Gloria de Dios
Nota el versículo 23: "Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios". Lo que está en juego en el pecado es la gloria de Dios. Cuando Natán se enfrenta a David, cita a Dios diciendo: "¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová?" Podríamos imaginarnos a David diciendo: "¿Qué quieres decir con que te puse en poco? No te puse en poco. Ni siquiera estaba pensando en ti. Estaba apasionado por esta mujer y luego me morí de miedo de que la gente fuera a descubrirlo. Tú ni siquiera estabas en la imagen".
Y Dios hubiera dicho: "¡El Creador del universo, el diseñador del matrimonio, la fuente de la vida, el que te sostiene en el ser, el que te hizo rey - aquel, yo el Señor, ni siquiera estuve en la imagen! ¡Así es, David! Eso es exactamente lo que quiero decir. Me tuviste en poco". Todo pecado es un desprecio a Dios, antes de que sea un daño para el hombre. Todo pecado es una preferencia por los placeres fugaces del mundo sobre el gozo eterno de la comunión con Dios. David rebajó la gloria de Dios. Él menospreció el valor de Dios. Él deshonró el nombre de Dios. Ese es el significado del pecado: no amar la gloria de Dios por encima de todo lo demás." "Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios".
Por lo tanto, el problema cuando Dios pasa por alto el pecado es que Dios parece estar de acuerdo con aquellos que desprecian su nombre y que menosprecian su gloria. Él parece estar diciendo que se trata de una cuestión de indiferencia que su gloria sea rechazada. Él parece tolerar la baja evaluación de su valor.
El Insulto de Absolver a los Anarquistas
Supongamos que un grupo de anarquistas planean asesinar al presidente de los Estados Unidos y a todo su gabinete, y casi lo logran. Sus bombas destruyen parte de la Casa Blanca y matan a algunos miembros del personal, pero el presidente escapa por poco. Los anarquistas son atrapados y el tribunal los declara culpables. Pero luego los anarquistas dicen que lo sienten, por lo que el tribunal suspende sus condenas y las libera. Ahora, ¿qué comunicaría eso al mundo sobre el valor de la vida del Presidente y sobre la importancia de su gobierno? Comunicaría que tienen poco valor. Eso es lo que comunica el pasar por alto el pecado: la gloria de Dios y su gobierno justo tienen un valor menor, o ningún valor.
Alejada de la revelación divina, la mente natural – la mente secular – no ve ni siente este problema. ¿Qué persona secular pierde el sueño por la aparente injusticia de la bondad de Dios hacia los pecadores?
Pero, según Romanos, este es el problema más básico que Dios resolvió por medio de la muerte de su Hijo. Leámoslo de nuevo: "[Cristo] a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo..." (versículos 25b-26a) Dios sería injusto si pasara por alto los pecados como si el valor de su gloria no fuera nada.
Dios vio su gloria siendo despreciada por los pecadores (como David) – vio su valor menospreciado y su nombre deshonrado por nuestros pecados – y en lugar de vindicar el valor de su gloria al matar a su pueblo, reivindicó su gloria matando a su Hijo.
Dios pudo haber saldado cuentas al castigar a todos los pecadores con el infierno. Esto habría demostrado que él no minimiza nuestra falta de gloria – el menosprecio de su honor. Pero Dios no tiene la intención de destruir. "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él" (Juan 3:17).
¿Conocemos (¡y compartimos?!) la profunda pasión Dios?
Esta verdad, la conocemos bien. Sabemos bien que Dios es por nosotros. Sabemos que nuestra salvación es su objetivo al enviar a Jesús. Pero, ¿conocemos la base de todo? ¿Sabemos que hay una meta más profunda al enviar al Hijo? ¿Sabemos que el amor de Dios por nosotros depende de un amor más profundo, a saber, el amor de Dios por su gloria? ¿Sabemos que la pasión de Dios para salvar a los pecadores se basa en una pasión más profunda, es decir, la pasión de Dios para vindicar su justicia? ¿Nos damos cuenta de que el logro de nuestra salvación no se centra en nosotros, sino en la gloria de Dios? La vindicación de la gloria de Dios es el fundamento de nuestra salvación (Romanos 3:25-6), y la exaltación de la gloria de Dios es el objetivo de nuestra salvación. "Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión... para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia" (Romanos 15:8-9).
¿La Auto-Exaltación Puede de Ser un Acto de Amor?
Alguien puede preguntar: "¿Cómo es que Dios puede ser amoroso al exaltarse de tal manera a sí mismo en la obra de la cruz? Si realmente está exaltando su propia gloria y vindicando su propia justicia, entonces, ¿cómo es que la cruz es realmente un acto de amor hacia nosotros?"
Me temo que la pregunta traiciona una mentalidad secular común con el hombre en el centro. Asume que, para que seamos amados, Dios debe convertirnos en el centro. Él debe resaltar nuestro valor. Si nuestro valor no es acentuado, entonces no somos amados. Si nuestro valor no es el fundamento de la cruz, entonces no somos estimados. La suposición de tal cuestionamiento es que la exaltación del valor y de la gloria de Dios sobre el hombre no es la esencia misma de lo que es el amor de Dios para el hombre.
La mentalidad bíblica, sin embargo, afirma todo lo contrario. La cruz es el pináculo del amor de Dios por los pecadores, no porque demuestre el valor de los pecadores, sino porque reivindica el valor de Dios para que los pecadores lo disfruten. El amor de Dios por el hombre no consiste en hacer al hombre central, sino en hacerse central para el hombre. La cruz no dirige la atención del hombre hacia su propio valor vindicado, sino hacia la justicia vindicada de Dios.
Esto es amor, porque la única felicidad eterna para el hombre es la felicidad enfocada en las riquezas de la gloria de Dios. "En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre" (Salmos 16:11). La auto exaltación de Dios es amorosa, porque nos preserva y nos ofrece el único Objeto de deseo totalmente satisfactorio en el universo — el Dios glorioso y virtuoso.
¿Por Qué la Cruz Es Locura?
La razón principal de por qué la cruz es una locura para el mundo es porque ésta significa el fin de la auto exaltación humana y un compromiso radical con la exaltación de Dios. No — "compromiso" no es la palabra correcta. Más bien, la cruz es un llamado a la "exaltación" radical en la exaltación de Dios. La cruz es la muerte de nuestra demanda de ser amados al ser el centro. Y es el nacimiento de la alegría en el hecho de que Dios se convirtió en el centro.
¿Cómo Es Que la Cruz Es Tu Alegría?
Ponte a prueba. ¿Cuál es tu forma de pensar? ¿Comienzas con Dios, con sus derechos y sus metas? ¿O comienzas contigo, con tus derechos y tus deseos?
Y cuando observas la muerte de Cristo, ¿qué sucede? ¿Tu alegría realmente proviene de traducir esta obra divina asombrosa en un impulso para la autoestima? ¿O eres sacado de ti mismo y lleno de asombro, de reverencia y de adoración de que aquí en la muerte de Jesús se encuentra la declaración más profunda y clara de la infinita estima de Dios por su gloria y por su Hijo?
Aquí hay un gran fundamento objetivo para la plena seguridad de la esperanza: el perdón de los pecados se basa, finalmente, no en mi valor u obra finita, sino en el valor infinito de la justicia de Dios: la lealtad inquebrantable de Dios para sostener y vindicar la gloria de su nombre
Apelo a ti con todo mi corazón, adopta tu posición en esto. Basa tu vida en esto. Cimienta tu esperanza en esto. Te librarás de la mentalidad inútil del mundo. Y nunca caerás. Cuando la exaltación de Dios en Dios es tu alegría, ésta nunca puede fallar.
©2013 Fundación Deseando a Dios. Usado con Permiso.
Por John Piper. ©2013 Fundación Deseando a Dios. Sitio web: desiringGod.org