Lectura: Lo Que Más Me Gustaría que Mis Alumnos Supieran Acerca de los Estudios Bíblicos (Dr. Weima)
Lo Que Más Me Gustaría que Mis Alumnos Supieran Acerca de los Estudios Bíblicos (Dr. Weima)
Como profesor, tengo el privilegio de enseñar en el área de los estudios bíblicos. Y cuando reflexiono sobre lo que más me gustaría que mis alumnos supieran, me siento atraído por el desafío que otro maestro, Pablo, le dio a su alumno, Timoteo: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2 Tim. 2:15). Mi principal objetivo como maestro de estudios bíblicos, por lo tanto, es asegurar que los graduados "manejen correctamente la palabra de verdad".
¿Qué tipo de cosas están involucradas en manejar la Biblia de una manera correcta? ¿Qué principios se deben seguir para interpretar correctamente las Escrituras? El término técnico para esta asignatura es la hermenéutica. Este tema, por supuesto, es un muy complicado y sobre ello se puede decir mucho. Aquí, sin embargo, me limito a una breve descripción de los cinco principios hermenéuticos que espero que mis estudiantes se lleven consigo al ministerio.
El Principio del Espíritu Santo
Lo primero que todos los lectores de las Escrituras deberían tener en cuenta es que el mismo Espíritu Santo, que inspiró a los escritores bíblicos a registrar las palabras que se encuentran en la Biblia, necesita obrar en nuestro corazón y en nuestra vida hoy si queremos interpretar esas palabras correctamente. Jesús habló sobre esta obra iluminadora del Espíritu Santo cuando dijo: "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas..." (Juan 14:26; vea también Juan 16:13). De manera similar, Pablo se refiere al Espíritu Santo como el revelador de la verdad de Dios en su carta a los corintios (1 Co. 2:10-11). Estos y otros textos llevaron a los reformadores a enfatizar la obra iluminadora del Espíritu al hacer que los creyentes interpreten la Biblia correctamente. Juan Calvino, por ejemplo, declara: "Debemos venir a la Biblia] con reverencia, debemos esperar enteramente a Dios, sabiendo que debemos ser enseñados por su Espíritu Santo, y que sin Él no podemos entender nada de lo que se nos muestra en su Palabra" (Sermón sobre 1 Timoteo 3).
La primera forma, por lo tanto, de "manejar correctamente la palabra de verdad" es invitar al Espíritu Santo a iluminar nuestras mentes oscurecidas por el pecado para que podamos entender adecuadamente la verdad de Dios cuando la encontramos en la Biblia. Quiero que mis alumnos tengan una conciencia poderosa de su dependencia del Espíritu Santo para una interpretación correcta de la palabra de Dios.
El Principio Gramatical
Como sabe cualquier persona que hable un idioma extranjero, es imposible pasar de un idioma a otro de manera perfecta. Siempre se pierde algo en la traducción. Es por eso que los italianos tienen el proverbio "Traduttore traditore", que significa "El traductor es un traidor". No importa cuán dotado pueda ser el traductor, siempre pierde algo en la traducción. El traductor inevitablemente traiciona el texto original.
Lo mismo ocurre con la traducción de la Biblia. El Antiguo Testamento fue escrito originalmente en hebreo y el Nuevo Testamento en griego. Y cuando la Biblia es traducida a nuestros idiomas modernos, algo se pierde. Como lo expresó Haim Nacham Bialik, un poeta judío: "Leer la Biblia traducida es como besar a tu novia a través de un velo". Puedes hacerlo, ¡pero no es tan bueno como lo es en realidad! De manera similar, uno puede beneficiarse de un estudio de las Escrituras en inglés, pero no es tan útil como mirar el texto en su idioma original. La interpretación de las Escrituras a menudo depende del significado de palabras particulares o de la gramática y sintaxis de un texto en particular.
Por lo tanto, la segunda forma de "manejar correctamente la palabra de verdad" es estudiar la palabra de Dios en los idiomas antiguos. No quiero que mis alumnos se limiten a las traducciones, sino que estén completamente equipados para estudiar la Palabra de Dios en los idiomas en que se escribió originalmente.
El Principio Literario
La Biblia es literatura y como tal debe ser abordada desde una perspectiva literaria. Esto implica una apreciación de las diferentes formas de escritura que se encuentran en las escrituras: narrativas históricas, códigos legales, poesía, dichos de sabiduría, evangelios, parábolas, cartas y apocalipsis. Cada una de estas formas de escritura tiene sus propias características únicas y cada una debe ser interpretada en consecuencia.
Por ejemplo, cuando Jesús dice: "Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti" (Mt. 5:29), es importante saber que esto es una hipérbole, un uso deliberado de la exageración. Para persuadir de una manera memorable. Jesús nunca tuvo la intención de que este dicho fuera tomado literalmente y sería incorrecto interpretarlo de esta manera.
O cuando el escritor de Proverbios dice: "Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él", y luego, en el siguiente versículo, dice: "Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión" (Prv. 26:4-5), es importante saber que esto es un dicho de sabiduría. A diferencia de los códigos legales (como los Diez Mandamientos) que deben aplicarse universalmente en todas las situaciones, los dichos de sabiduría proporcionan pautas generales mediante las cuales podemos vivir en una relación correcta con Dios y nuestro prójimo. Así, el escritor de Proverbios no se contradice a sí mismo. Más bien está afirmando la importante verdad de que a veces es más inteligente ignorar a una persona tonta que poner atención en su locura, mientras que otras veces es más prudente reprender a un tonto que permitir que otras personas sean engañadas por su locura.
La tercera forma, por lo tanto, de "manejar correctamente la palabra de verdad" es acercarse a la Biblia desde una perspectiva literaria. Esto implica no solo un conocimiento de las diferentes formas de escritura en las Escrituras, sino también una apreciación de cómo se comunica la información a través del arte sofisticado y de la calidad estética de los textos bíblicos. Quiero que mis alumnos prediquen y enseñen de una manera que sea fiel a las diversas formas literarias empleadas por los escritores bíblicos. Y quiero que interpreten las Escrituras correctamente teniendo en cuenta las abundantes características literarias del texto.
El Principio Histórico
La Biblia, por supuesto, no cayó del cielo en la versión King James con mapas en la parte posterior. En cambio, Dios eligió revelarse a sí mismo y su obra de redención en eventos históricos muy específicos. Esto significa que los lectores modernos de las Escrituras siempre deben trabajar para volver a pensar en el mundo antiguo de los autores bíblicos--en su historia, idioma, geografía y cultura. Por ejemplo, uno necesita saber cómo se usaba la sal en el mundo antiguo para apreciar la afirmación de Jesús de que los creyentes son "la sal de la tierra" (Mt. 5:13). La larga discusión de Pablo sobre la carne ofrecida a los ídolos (1 Cor. 8:1-11:1) debe ser entendida a la luz de los sacrificios ofrecidos en los templos paganos. La discusión de la fe de Santiago (Santiago 2:14-26) debe ser escuchada en un contexto específico en el que los líderes de la iglesia discriminaban a los cristianos pobres, una situación histórica muy diferente del problema del legalismo que se encuentra detrás de la discusión de la fe de Pablo en Gálatas.
La cuarta forma, por lo tanto, de "manejar correctamente la palabra de verdad" es tomar en serio el contexto histórico y cultural de cualquier pasaje bíblico. Quiero que mis alumnos profundicen en el mundo antiguo y en la cultura de la Biblia para que hagan las escrituras tan comprensibles y relevantes para los lectores modernos como lo fue para sus oyentes originales hace siglos.
El Principio Teológico
Aunque la Biblia tiene muchos autores secundarios que fueron guiados por el Espíritu Santo a registrar su mensaje en diferentes formas de escritos y en diferentes situaciones históricas, tiene solo un autor primario y ese es Dios. Como Louis Berkhof señaló en su libro sobre hermenéutica: "Las Escrituras contienen muchas cosas que no encuentran su explicación en la historia, ni en los autores secundarios, sino solo en Dios como el autor primario... En vista de todo esto, no solo está perfectamente justificado, sino que es absolutamente necesario, complementar la interpretación gramatical e histórica habitual con un tercero. El nombre 'Interpretación teológica' merece la preferencia, ya que expresa el hecho de que su necesidad se deriva de la autoría divina de la Biblia" (Principios de Interpretación bíblica, 133-134).
El hecho de que Dios es el autor principal de la Biblia destaca la unidad de las Escrituras. En última instancia, hay una voz divina que habla en la Biblia. Esto significa que no debemos leer ciertos pasajes aislados de otros, sino interpretar los pasajes a la luz del todo. Como se suele decir, esto significa "interpretar las escrituras con las escrituras". Esto también significa que el intérprete debe conocer los temas generales que sirven para unificar el mensaje de las Escrituras, como el Pacto y el Reino de Dios.
La quinta forma, por lo tanto, de "manejar correctamente la palabra de verdad" es abordarla teológicamente. Quiero que mis alumnos eviten las "pruebas de texto" y los versos fuera de contexto, y que en su lugar basen sus doctrinas teológicas y su visión del mundo y de la vida en todo lo que Dios revela en su palabra.
Los miembros de la iglesia y especialmente sus líderes necesitan saber cómo interpretar la Biblia correctamente. Necesitamos ministros que prediquen y enseñan el texto bíblico desde una perspectiva del Espíritu Santo, gramatical, literaria, histórica y teológica. En resumen, la iglesia necesita obreros del reino piadosos que "manejen correctamente la palabra de verdad".