Lucas 19:1-9

 

Jesús y Zaqueo Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.

Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.

Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.

Nota: La ley judía exigía que un malhechor pagara la restitución a la víctima (p. ej., Ex. 22). Cuando Zaqueo dijo que pagaría cuatro veces más de lo que había tomado, estaba aplicando la ley del Antiguo Testamento a su situación. Entonces Zaqueo fue más allá de los requisitos de la ley al prometer entregar la mitad de sus posesiones a los pobres. Esto fue algo adicional que eligió hacer para reparar el daño que había causado.

 

¿Qué significa reparar un daño? El acto de reparar un daño consiste en un intento de devolver o remediar de alguna forma la pérdida o el daño resultante de una fechoría. Cuando un delincuente intenta reparar un daño, muestra la voluntad de asumir la responsabilidad por la ofensa y manifiesta la sinceridad de su confesión y su arrepentimiento por ello.

La restitución es una forma de reparar el daño. Otras formas pueden incluir servicios personales hacia la víctima o servicio comunitario. De cualquier manera, un delincuente trata de dar algo a cambio a fin de compensar, en la medida en que sea posible, por la pérdida o daño de la víctima.

Para algunas víctimas, la confesión y la disculpa profunda, sincera y humilde de un delincuente son formas importantes de reparar el daño. La restitución no hace que el daño desaparezca. Sin embargo, reconoce que el delincuente tiene una deuda con la víctima y con la comunidad y que busca pagar esa deuda. De esta manera, los esfuerzos del delincuente para reparar un daño pueden jugar un papel vital en la reparación de daños, en la restauración de pérdidas materiales o no materiales, y en contribuir a una posible reconciliación con la víctima.

Usado con permiso - www.restorativejustice.org - un Ministerio de Confraternidad Carcelaria Internacional

 

Última modificación: miércoles, 26 de octubre de 2022, 09:37