Leer: Un Nuevo Enfoque (Dr. Feddes)
Un Nuevo Enfoque
por David Feddes
Supongamos que has estado invirtiendo tu dinero. Lo sé, eso es algo exagerado para algunos—apenas pueden pagar las facturas, y mucho menos invertir en algo—pero pretendamos que eres un inversionista.
Antes, cuando no sabías mucho, seguiste un consejo y depositaste tu dinero en Acme Blimp Corporation, también conocida como ABC. En poco tiempo, sin embargo, recibiste una sugerencia diferente de que no, los dirigibles no eran lo que marcaba la pauta. Entonces retiraste tu dinero de ABC y sufriste una pérdida en tu inversión. Luego tomaste el poco dinero que te quedaba y lo invertiste en DEF, Diversified Equity Fund. DEF no es para nada como ABC. DEF, Diversified Equity Fund, es administrado por un brillante administrador de fondos y tiene participaciones en una variedad de las mejores compañías. Tu inversión sigue creciendo y creciendo. Ahora eres rico y te vuelves más rico todo el tiempo.
Aquí está la pregunta: cuando revisas los informes financieros, ¿dónde miras primero—a ABC o a DEF? ¿Qué te importa más? ¿Dónde está tu enfoque? Sospecho que tus pensamientos y tus esperanzas están con DEF, no con ABC. Acme Blimp Company es una causa perdida; ya no tienes nada invertido en ABC, así que es un asunto muerto para ti. DEF, por otro lado, es vibrante y vivo; Diversified Equity Fund es la clave para tu bienestar financiero, por lo que te entusiasma y te concentras en él. Si alguna vez piensas en ABC, es solo para recordarte que es un alivio no haberte enredado más. ¿Por qué concentrarte en un pasado fallido cuando ahora estás invertido en algo con un gran futuro? Las únicas personas que se enfocan en una compañía que fracasa son las personas que todavía tienen inversiones en esa compañía.
Nueva Inversión
Cuando tienes una nueva inversión, tienes un nuevo enfoque. Esto es cierto en el ámbito financiero, y es cierto en el ámbito espiritual. Si tu futuro está invertido en este mundo agonizante y en tu capacidad para triunfar en él, entonces es allí donde te centrarás. Si tu futuro está invertido en el reino de Jesucristo y en tu relación con él, entonces tu enfoque estará en Jesús. Independientemente de lo que inviertas, en eso te enfocas. Como dijo Jesús: "Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mateo 6:21). Si tu futuro tesoro está ligado a la muerte y a la resurrección de Jesús, enfocarás tu interés y tu energía en tu nueva vida en Cristo. En Colosenses 3:1-4, la Biblia dice:
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Según la Biblia, lo que le sucedió a Jesús también le sucede a su pueblo. La muerte y la resurrección de Cristo involucran a más de un hombre. Un individuo llamado Jesús murió en la cruz del Calvario, pero con él fue crucificado un grupo entero de personas, una forma de vida completa, un sistema mundial completo. Un individuo llamado Jesús resucitó en la Pascua, y con él se levantó un grupo entero de personas, una forma de vida completa, un mundo completamente nuevo y glorioso (ver Romanos 6:3-4). La resurrección es lo que marca la pauta.
Algunas personas simplemente no lo entienden. Continúan invirtiéndose en cosas terrenales que están tan condenadas como la Acme Blimp Company. Están ciegos a la vida en Cristo. Tal vez eres de esa manera. Estás atrapado en el mundo de la ropa, de los autos, de las carreras, del sexo, de los deportes y del estatus. El reino sobrenatural te parece irreal y sin importancia. Dios es solo un poder vago, la resurrección de Jesús es solo una linda historia, y el cielo es solo un sueño extraño. Si esa es la forma en la que piensas, entonces estás fuera de contacto con la realidad. El mundo que significa mucho para ti se está desvaneciendo, mientras que Jesús está muy vivo. Necesitas dejar de invertir en una empresa en quiebra. Necesitas saber lo que está disponible para ti en Cristo. Puedes hacer nuevas inversiones y tener un nuevo enfoque.
Mientras tanto, ¿qué hay del resto de nosotros que ya creemos que Jesús resucitó de entre los muertos y confiamos en que tenemos una participación personal en su victoria? No rechazamos a Jesús. Decimos que nuestra vida anterior murió con Jesús en la cruz y que ahora nuestra vida está invertida con Cristo y escondida con él en Dios. Decimos todo esto y, sin embargo, muchos de nosotros todavía prestamos mucha atención y energía a nuestras viejas inversiones, a las cosas que están en bancarrota.
Es extraño—es completamente loco—pero sucede: tenemos una naturaleza nueva y celestial en el Cristo resucitado, pero no queremos soltar nuestra naturaleza terrenal pecaminosa. Tenemos un nuevo futuro celestial en el Cristo resucitado, y seguimos aferrándonos a nuestro antiguo pasado terrenal. El Espíritu Santo nos conecta con Cristo por fe, de modo que morimos al pecado y revivimos para Dios, y aún así nos enfocamos en nuestro pasado muerto en lugar de en nuestro futuro vivo.
Es como salir de la Acme Blimp Corporation y entrar en el Diversified Equity Fund justo a tiempo, y luego, después de todo eso, enfocarse más en la ABC que en el DEF. En lugar de centrarnos en las cosas de arriba donde está Cristo, seguimos volviendo a verificar nuestra inversión fallida anterior en cosas que son meramente terrenales. Incluso podemos comenzar a invertir en ello nuevamente.
Es por eso que necesitamos el llamado de la Biblia hacia un nuevo enfoque. Si no estás conectado con Jesús, necesitas saber quién puedes ser en él. Y si estás conectado a Jesús por la fe y el bautismo, necesitas saber quién eres ahora y cuál es tu situación: has sido crucificado y resucitado con Cristo. Cristo es tu vida. Ya no perteneces al sistema mundano; perteneces al reino de las cosas de arriba, donde Cristo reina. Ahora debes pensar de esa manera, y actuar de esa manera. Sabes quién eres. Se lo que eres.
Si eres un niño mayor y todavía haces berrinches o te chupas el dedo, tus padres podrían decir: "¡Actúa conforme a tu edad! Ya no eres un bebé." Si te unes al ejército, un sargento de instrucción podría decir: "¡No soy tu mamá! Ahora estás en el Ejercito. Eres un soldado. ¡Actúa como tal!" Si inmigras y te conviertes en ciudadano de un nuevo país, no puedes pretender que nada ha cambiado. Tienes un nuevo estatus y un nuevo conjunto de lealtades. Y cuando estás conectado con Jesús, no puedes simplemente enfocarte en este viejo mundo y seguir con tus viejas costumbres. Debes darte cuenta de quién eres en Cristo y de cuánto ha cambiado tu situación. Necesitas un nuevo enfoque. "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra".
Las Cosas de la Tierra
La Biblia ofrece pistas y visiones acerca del cielo, de la ciudad y del reino de Dios perfectos, y Dios nos dice que pongamos la mira en las cosas de arriba, no en las cosas de la tierra. ¿Qué significa esto?
Observemos lo que la Biblia quiere decir con "cosas de la tierra", con lo que las Escrituras a menudo llaman "el mundo". A veces la Biblia habla de "el mundo" simplemente como el universo que Dios creó y que pobló con seres vivos y con personas hechas a su imagen. En este sentido, el mundo es algo que Dios creó, defiende y ama, y es algo por lo que todos podemos estar agradecidos.
Pero a veces la Biblia habla del mundo en otro sentido: como un sistema pecaminoso y un reino que se opone a Dios. "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Juan 2:15-17). El apóstol Santiago dice: "Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios" (Santiago 4:4).
El mundo en este sentido—el mundo de pecado, los deseos del mal, el orgullo y la rebelión contra Dios—es algo que debemos rechazar por completo y dejar atrás. Dios de alguna manera transfirió el pecado del mundo a Jesús y lo crucificó en la cruz de Cristo, y ahora nos dice a aquellos de nosotros que estamos conectados con Cristo que lleguemos a ser lo que somos, y a hacer lo que ya ha sido hecho en Cristo: hacer morir el pecado y vivir la nueva vida de resurrección. Colosenses 3:5-10 dice:
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría… dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo.
Debemos crucificar el comportamiento del mundo, y para hacer eso, tenemos que crucificar la mentalidad del mundo. Necesitamos darnos cuenta de que el pecado está en bancarrota, un callejón sin salida. Necesitamos ver que es una inversión en desastre. Hubo un tiempo en que el ser pecaminoso tomó mucha de nuestra atención y energía, pero ha sido clavado en la cruz y deberíamos rehuirlo a favor de cosas mejores. Necesitamos alejar nuestras mentes de las cosas de este mundo pecaminoso, de sus principios y procedimientos, y fijar nuestras mentes en las cosas de arriba donde está Cristo. Necesitamos un nuevo enfoque.
Pero redirigir nuestras mentes de las cosas terrenales a las de arriba significa más que solo evitar el mal terrenal. También significa que nuestro enfoque principal e interés debe ser más elevado que este mundo, incluso cuando pensamos en el mundo en el buen sentido. Dije antes que la noción de "el mundo" o de "cosas de la tierra" a veces puede referirse simplemente al universo que Dios ha creado. La Biblia nos anima a disfrutar de cualquier regalo que Dios nos dé y a darle gracias. Pero todos los regalos terrenales de Dios son aperitivos; no son el platillo principal. Aun cuando disfrutamos de las cosas terrenales, nuestras mentes deberían estar volcándose hacia las cosas de arriba, hacia el Dios bueno que nos bendice en esta vida, y hacia las mayores bendiciones que aún nos esperan.
Muchas cosas terrenales no son malvadas como tales, pero incluso cuando son buenas, no están pensadas simplemente para tu propio beneficio, sino que apuntan hacia algo mejor. La Biblia dice que las cosas creadas apuntan hacia el poder eterno y hacia la naturaleza divina de Dios (Romanos 1:20). Nuestro problema es que a menudo solo miramos el puntero e ignoramos hacia dónde apunta.
El autor británico C.S. Lewis dice que, en su experiencia, la mayoría de los perros no pueden entender los señalamientos. Si señalas un trozo de comida en el piso, el perro olfateará tu dedo en lugar de ir a buscar la comida. Un dedo es un dedo para él; es una cosa cierta y sin significado. De manera similar, algunas personas adoptan un enfoque canino en el mundo: una cosa cierta y sin significado. Necesitamos el buen sentido espiritual para mirar más allá de las cosas terrenales para ver hacia dónde apuntan, hacia Dios y hacia las cosas de Cristo.
Las Cosas de Arriba
Eso nos lleva a otro problema. ¿Cómo sabemos hacia dónde nos está apuntando esta creación terrenal? ¿Cómo fijamos nuestras mentes en las cosas de arriba? Esas cosas son invisibles. La pregunta se vuelve aún más difícil cuando nos damos cuenta de que cuando la Biblia habla de las cosas de arriba, a menudo habla en términos que suenan bastante terrenales. Las Escrituras hablan del reino celestial en términos de carne jugosa, de vino rico, de ropa fina, de música encantadora, de casas espléndidas, de riquezas fabulosas y de calles de oro. Si pensar en las cosas anteriores significa pensar en comida, en vino, en ropa, en música, en un hogar y en la riqueza de todos modos, ¿por qué esperar el cielo? ¿Por qué no hacer de estas cosas nuestro enfoque exclusivo ahora mismo?
Necesitamos entender que la Biblia usa cosas con las que estamos familiarizados para darnos una pista de realidades que van más allá de cualquier cosa con la que estamos familiarizados. Malinterpretamos las Escrituras si pensamos que el cielo solo consiste en las diversas cosas que disfrutamos ahora. Ninguna cosa terrenal que encontramos con nuestros sentidos puede darnos el pleno conocimiento de la nueva creación. La Biblia dice: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Corintios 2:9). Las Escrituras también dicen que "aún no se ha manifestado lo que hemos de ser" (1 Juan 3:2). Lo que tenemos ahora es solo la semilla; el cielo es la planta en plena floración. Lo que vemos en la tierra es, en el mejor de los casos, un dibujo a lápiz; el cielo es la realidad viva y colorida. C.S. Lewis dice:
Imaginemos a una mujer arrojada a una mazmorra. Allí ella da a luz y cría a un hijo. Él crece viendo nada más que las paredes de la mazmorra, la paja del suelo, y un pequeño pedazo de cielo visto a través de la rejilla, la cual es demasiado alta para mostrar algo, excepto el cielo. Esta desafortunada mujer era artista, y cuando la encarcelaron logró llevar consigo un cuaderno de dibujo y una caja de lápices. Como ella nunca pierde la esperanza de la liberación, constantemente le está enseñando a su hijo sobre ese mundo exterior que él nunca ha visto. Ella lo hace en gran medida dibujándole imágenes. Con su lápiz, ella intenta mostrarle cómo son los campos, los ríos, las montañas, las ciudades y las olas de una playa. Él es un niño obediente y hace todo lo posible para creerle cuando ella le dice que el mundo exterior es mucho más interesante y glorioso que cualquier cosa en el calabozo.
Entonces, un día, el niño dice algo que su madre no puede entender. Finalmente, ella se da cuenta de lo que está pensando. Ella jadea y dice: "¿No creíste que el mundo real estaba lleno de líneas dibujadas con lápiz de plomo?"
"¿Qué?", Dice el niño. "¿No hay marcas de lápiz allí?" Y al instante su noción completa del mundo exterior se convierte en un espacio en blanco. Él ha visto muchos de los bocetos de su madre, pero ¿qué pueden significar si el mundo que ella ha estado dibujando para él no está hecho con marcas de lápiz?
Él no puede imaginar un mundo copas de árboles agitándose, de luz bailando en un lago, de realidades tridimensionales coloridas que no son en blanco y negro y que no están encerradas por líneas, sino que definen sus propias formas de una manera que ningún dibujo jamás podría mostrar. Una vez que la madre del niño explica que el mundo fuera de la mazmorra no está hecho con líneas de lápiz, el niño puede tener la idea de que el mundo exterior es menos real que las imágenes de su madre. Pero ese mundo no tiene líneas de lápiz porque es mucho más real.
No sabemos exactamente cómo será la vida en el cielo. Pero sí sabemos que será más, no menos, que la vida terrenal, y sabemos que Jesús está allí. La Biblia dice: "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Juan 3:2). La realidad completa de quiénes estamos en Cristo permanece oculta por el momento, pero podemos estar seguros de que es mucho más real que cualquier cosa que podamos ver, y será revelada plenamente a su debido tiempo. Como dice Colosenses 3, "Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria".
Viviendo Por Fe
Cuando nos enfocamos en las cosas de arriba, nos estamos enfocando en algo que no podemos ver, y estamos llenando nuestra imaginación con algo que no podemos imaginar. Por extraño que parezca, eso es lo que sucede en el milagro de la fe. "Vivimos por fe, no por vista" (2 Corintios 5:7).
¿Cómo sucedió esto? Bueno, las cosas terrenales que nos rodean son, en el peor de los casos, distracciones y, en el mejor de los casos, punteros, de modo que si queremos tener alguna comprensión de la grandeza y de la realidad de las cosas de arriba, Dios mismo nos las debe revelar. Tiene que venir a través de lo que sabemos de Jesucristo y de su Espíritu Santo que vive en nosotros. Inmediatamente después de que la Biblia dice: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman", sigue diciendo: "Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu". (1 Corintios 2:10).
Para apuntar más alto y poner nuestras mentes en las cosas de arriba, necesitamos que el Espíritu de Dios nos dé una comprensión de estas cosas y nos conecte con la Persona de Jesús crucificado y resucitado. La historia puede decirnos algo acerca de la vida terrenal de Cristo, pero solo el Espíritu de Dios puede decirnos que Cristo es nuestra vida, que nuestra vida está en él y que su vida está en nosotros.
La Biblia usa imágenes de comida, vino, ropa, música, hogares, riqueza y otras cosas terrenales para mostrarnos el invisible pero real mundo de la vida en Cristo y la riqueza, la gloria y la alegría que será revelada. Pero vivir por fe significa más que solo esperar a que se revelen las realidades ocultas. Significa que ahora mismo vivimos en Cristo y en su poder, y que en este momento podemos probar lo que es vivir en un nivel superior.
Colosenses 3 dice que dado que hemos resucitado con Cristo, debemos poner nuestros corazones en las cosas de arriba, y luego muestra cómo las personas con corazones puestos en las cosas de arriba vivirán sus vidas aquí abajo. Un nuevo enfoque produce una nueva vida. Esta nueva vida significa compasión, bondad, gentileza, paciencia, perdón y amor por los demás. En relación con Dios, la nueva vida significa una sensación creciente de paz, de gratitud, de conocimiento y de alabanza (v. 12-16). De hecho, esta nueva vida colorea y transforma todo lo que hacemos. Colosenses 3:17 dice: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él". Cuando pones la mira en las cosas de arriba, esto le da un nuevo significado a tu vida cotidiana en la tierra.
Todo lo que hacemos en esta tierra, sin importar cuán pequeño sea, importa mucho una vez que nos damos cuenta de que el Señor Jesús es nuestro maestro, de que una era antigua ha terminado y una nueva está rayando el alba, de que Jesús se ha ido a otro mundo para ser coronado Rey y Señor, y de que nuestras actividades aquí son una preparación para cosas mucho más grandes en el nuevo mundo por venir. Jesús cuenta una historia que aclara el punto: "Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas".
"Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades".
"Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades".
"Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas" (Lucas 19:11-27).
Ahora, ¿qué está pasando aquí? ¿El maestro originalmente repartió las minas solo para ver cuánto dinero podía ganar? No, iba a gobernar una nación entera, así que un poco de dinero aquí o allá no importaba mucho. Su principal preocupación no era ver cuánto dinero podía ganar sino ver qué clase de siervos tenía. ¿Quién era digno de gobernar con él, y cuánta responsabilidad debería confiarle a cada uno? Quería ver cómo manejaban una responsabilidad de "mina" antes de otorgarles responsabilidades importantes.
Nuestra vida y responsabilidades en este mundo son menores en comparación con las principales realidades y responsabilidades de la vida venidera. Allí, la nueva humanidad tendrá un estatus incluso más elevado que los ángeles y reinará con Cristo sobre el universo. Cuando hacemos de este destino nuestro nuevo enfoque y ponemos nuestros corazones en esta realidad asombrosa, manejaremos cada momento y cada oportunidad de nuestra vida terrenal de una forma completamente nueva. Jesús dice: "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?" (Lucas 16:10-11).
¿Tienes un nuevo enfoque? Pon tu corazón en las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Hay un nuevo Rey a cargo. Él murió para romper tus lazos con el viejo reino, y él resucitó para resucitarte a un nuevo reino. Así que deja atrás tus caminos pecaminosos. Olvídate de tus inversiones fallidas. Deja que lo que es bueno en esta tierra te dirija hacia algo más elevado y mejor. Usa cada oportunidad que Dios te dé para avanzar en su causa, para demostrar que eres un siervo fiel de tu Rey y para acumular tesoros en el cielo. Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón también. Pon tu corazón en Cristo y concéntrate en la eternidad.