Capítulo 4 

La Gran Meta y los Propósitos del  Ministerio Juvenil 

“Mis caminos y mis pensamientos son más alto que los de ustedes. ¡Más altos que los  cielos sobre la tierra” 

Isaías 55:9 

Estaba enseñando una materia de ministerio juvenil a una buena cantidad de  

pastores de jóvenes en un importante seminario de Centroamérica cuando le hice a la clase  las siguientes preguntas: -si ustedes tuvieran todos los recursos y permisos para hacer todo  lo que sueñan con sus ministerios juveniles, ¿Qué harían? — los dejé volar un rato para ir  luego a la pregunta que yo más ansiaba hacer — Ahora, sinceramente ¿por qué harían eso? 

Las respuestas no me sorprendieron. Lo primero que se notó fue que si bien podían pensar  en actividades e ideas alocadas tenían bastantes problemas en definir el por qué. Algunos  soltaron algunos versículos pero lo más evidente es que cada uno había agarrado para el  lado de su propios dones y preferencias personales. Los evangelistas citaban la gran  comisión, los que estaban en la alabanza querían puras noches de celebración, los teólogos  se veían construyendo un súper instituto para la juventud y los solteros querían incrementar  las salidas y las noches de gala (no te rías). Este capítulo se trata de definir para qué debe  existir un ministerio juvenil. Cuál debe ser el por qué detrás de lo que hacemos y sobre todo  qué se supone que debemos conseguir. 

Es casi imposible armar un rompecabezas sin la imagen de lo que se debe armar. Lo  mismo ocurre con el ministerio juvenil. Si no sabemos lo que se supone que debemos  lograr estaremos entreteniendo un programa que terminará consumiéndonos pero sin  conseguir resultados perdurables en la vida de la juventud. Según la Clave 1, los ministros  juveniles efectivos se dan cuenta que al fin y al cabo, el eje del ministerio juvenil es  acompañar a los jóvenes de la niñez a la adultez siendo sensibles a sus necesidades más  íntimas. Lo siguiente es llevarlos activamente en el camino que Dios trazó para sus hijos.  Algo así como: “entiendo el quién y defino el a dónde.” 

Cada líder, maestra o pastor de adolescentes tiene una filosofía que acompaña el  ministerio que hacen. No siempre lo saben y no siempre esa filosofía está ordenada de  manera que pueda ser comunicada, pero como dice John Dettoni: “cada trabajador juvenil  podrá responder al menos de manera embrionariamente racional por qué el o ella hacen lo 

que hacen en el ministerio de jóvenes.”13 Pero no es suficiente tener una idea vaga. Es  necesario definir a dónde es que nos dirigimos para no perder tiempo paseando por  programas que solo tienden a cumplir con costumbres o con las expectativas de personas  que no entienden a los jóvenes ni de qué en verdad se trata el ministerio juvenil. 

La Biblia es una fuente inagotable de dirección. A mi me fue muy revelador encontrar  que un líder juvenil llamado Pablo hace una interesante declaración que resume una definición de la meta de su ministerio. 

Pablo le escribía a los Colosenses: 

A este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los  seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en Él. (Colosenses 1:28). Aquí Pablo dice que él trabaja con el propósito de presentar perfecto en Cristo Jesús a  todos los que él tiene la posibilidad de influenciar. Pero te confieso, de primera impresión  no entendía lo de “perfectos”. Por eso me ayudó descubrir que en el griego original la  palabra traducida “perfectos” puede muy bien ser traducida “maduros” y esa es una palabra  fantástica para el ministerio juvenil.14 Precisamente de madurez y adultez venimos  conversando hasta ahora 

La Gran Meta: Madurez 

La gran tarea del ministerio juvenil es acompañar a los jóvenes a la completa madurez.  Esta madurez se desglosa en los 5 carriles del desarrollo: físico, intelectual, emocional,  social y espiritual y desde la perspectiva del ministerio juvenil nuestro trabajo es ayudar a  los jóvenes a ir saltando en estas áreas que muchas veces son como vallas hacia la madurez  completa. Obviamente desde siempre nuestra primera prioridad en la iglesia ha sido la  cuestión espiritual y está muy bien que así sea. Si tuviéramos que elegir dónde sembrar  nuestras mejores semillas, mejor ponerlas dónde nadie mejor que nosotros va a sembrar.  Pero lo cierto es que esa es una elección que en muy rara ocasión tendremos que hacer. Hoy  por hoy la mayoría de los líderes juveniles pueden afectar concientemente todas la áreas del  desarrollo. Pero hay una verdad todavía más crucial: es casi imposible dividir al ser  humano en áreas. Las separamos con el fin de explicar todos los componentes del  desarrollo pero la línea divisoria que separa todos los carriles es a veces gris y hasta a veces  desaparece de la carrera. En el caso de lo físico es fácil hacer una distinción pero es muy  difícil hacerla con las otras áreas. 

La Madurez Espiritual 

  

13 En Introduction to Youth Ministry (Introducción al ministerio Juvenil), Zondervan. 14 La Palabra es τελειος

Ahora vamos a los propósitos en el carril de prioridad UNO para la iglesia. ¿Qué quiere decir llevar a los jóvenes a la madurez en Cristo? ¿Cómo se distingue la  madurez espiritual? ¿En qué pensaba Pablo cuando escribía “perfectos en Él”? Rick Warren y Doug Fields de la iglesia de Saddleback señalan que basándose en las  escrituras la iglesia debe estar enfocada en cinco propósitos eternos. Es en el cumplimiento  de estos propósitos que puede evaluarse la madurez de una congregación y también de una  persona. La fuente escritural fundamental de estos principios es conocida como el gran  mandamiento y la gran comisión: 

“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente — le  respondió Jesús -. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo  se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen  toda la ley y los profetas.” (Mateo 22:37–40). 

“Por tanto vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre  el Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he  mandado a ustedes.” (Mateo 28:19–20).

Para ellos los principios fundamentales emergentes de estos versículos son: 

1. Adoración 

2. Ministerio 

3. Evangelismo 

4. Comunión 

5. Discipulado 

Hay un cantidad gigante de iglesias que han sido súper bendecidas al orientar sus  ministerios al cumplimiento de estos propósitos. Pero si bien estoy muy agradecido a estos  pastores que se han dejado usar por el Señor para bendecir a su iglesia, personalmente  prefiero ver a la comunión no como un fin en sí misma sino como un medio. Claro que muy  importante y por eso una de las 6 claves principales de este libro tiene que ver  esencialmente con la comunión. La clave número 4 es: “trabajar relaciones significativas” y  de eso se trata específicamente la comunión. La comunión es más bien una avenida por la  cuál llegar a la adoración, al verdadero servicio, al natural evangelismo y a la obediencia. 

Según puedo interpretar habiendo discutido con varios pastores y pensadores, logro ver  cuatro propósitos principales:15 

Estos son: 

1. Adoración: “Amarás al Señor tu Dios con todo lo que eres.” 

2. Servicio: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” 

3. Evangelismo: “Vayan y hagan discípulos.” 

4. Discipulado: “Bautizándolos en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo, enseñándoles  a obedecer.” 

El líder juvenil efectivo entiende que su tarea es acompañar a sus jóvenes a la madurez  por las cinco áreas del desarrollo hasta ayudarlos a ser cristianos que amen a Dios, sirvan al  prójimo, sean testimonio de Cristo a otros y aprendan a obedecer la voluntad de Dios para  sus vidas. 

Alguien es maduro espiritualmente cuando vive en actitud de adoración, sirve a sus  semejantes, evangeliza naturalmente y sigue creciendo en obediencia mientras ayuda a  otros a crecer en ella también … No se si te habrás dado cuenta pero muy probablemente la  definición anterior no coincide con la definición de madurez más popular en el pueblo  evangélico. Según los “santos evangélicos,” la madurez espiritual tiene que ver con edad,  conocimiento bíblico, activismo eclesiástico y experiencias para-normales conocibles por el  resto en algunos círculos. Nosotros solemos medir la espiritualidad según patrones que  nada tienen que ver con la verdadera convocatoria de Cristo en el gran mandamiento y la  gran comisión. 

  

15 Incluyendo a Doug Fields con quién he hablado de estas diferencias.

Lo cierto es que la mayor parte de nuestros programas más bien originados en  costumbres denominacionales, o en expectativas de las personalidades fuertes de nuestra  iglesia, aunque tienen algo de estos propósitos en mente, suelen estar descompensados en  alguna dirección. Algunas iglesias tienen un fuerte ministerio de alabanza y adoración pero  poco y nada discipulado. Otras están muy fuertes en la comunión del grupo de jóvenes pero  de evangelismo ni idea. Otras hacen bastantes actividades de servicio pero sus jóvenes no  están bien conectados con el Rey, no existen la alabanza y adoración personales y los  jóvenes no saben como expresar su amor a Dios sin que alguien les de manija desde un  escenario. 

Propósito 1. Adoración 

Primero lo primero: todas las civilizaciones de la humanidad han hablado de servir y  obedecer a su dios o dioeses pero solo una persona habló primero de AMAR a Dios con  todo lo que somos porque Él nos ama con todo lo que es. Esa persona fue Cristo. Los  líderes juveniles efectivos saben que el ministerio juvenil se trata de conectar a los jóvenes  con este Dios amoroso que los ama hasta la muerte para que ellos al experimentar su amor  también le amen con todo lo que son. Enseñar la Biblia, tener reuniones, hacer actividades  religiosas y todo lo que se nos pueda ocurrir que participe de nuestra experiencia cristiana  debe tener el fin claro de acercarnos a una mayor experimentación de quién es Dios. La  adoración no se trata de cantar lento como repiten algunos, no es un estilo musical ni una nueva onda. La adoración se trata de aceptar la invitación a rendirnos continua y  enteramente al Dios creador de todas las cosas.

Los líderes juveniles que sintonizan sus ministerios a los mandamientos de Cristo  trabajan para levantar adoradores. El mismo Jesús nos recordó que Dios todavía está  buscando adoradores que lo adoren en espíritu y en verdad (Juan 4:23–24) y al ser maestros  y líderes de este generación nosotros debemos trabajar para presentar esta clase de  adoradores a nuestro Señor. 

Propósito 2. Servicio 

La consecuencia directa de amar a Dios es amar lo que él ama. Por eso el gran  mandamiento dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Jesús  dijo que esa sería la gran señal del cristianismo (Juan 13:35) y Juan nos exhortó diciendo  que nos podemos decir que amamos a Dios si no amamos a nuestros hermanos que vemos  en necesidad (1 Juan 4:20). Alguno me querrá decir: - ¡Alto Lucas, el tema era el servicio  no el amor! Y eso evidencia el problema que tenemos en la iglesia con el servicio. Por  alguna razón donde es obvio presentir que el diablo metió la cola, la mayoría de los  cristianos tienen un divorcio entre el servicio y el amor en su comprensión de ambos. Te  doy un ejemplo: la última noche o prédica de la mayoría de los congresos juveniles suele  tener un fuerte llamado a la consagración donde si prestas detenida atención te vas a dar  cuenta que el llamado es a un mayor compromiso con las actividades del templo pero no  necesariamente a un mayor compromiso con servir a las comunidades que nos rodean.16 Cuando hablemos de los programas en relación a los propósitos vamos a insistir  conversando de esto. Por años la iglesia ha limitado el “servicio” a las actividades de  manutención de lo que ocurre adentro del templo y cuando los jóvenes piensan en “servir a  Dios” entienden que hacerlo se trata de manejar bien un micrófono, tocar teclado o guitarra  en un escenario, enseñar Biblia en la escuela dominical o irse al África de misiones. 

Los líderes efectivos entienden que el servicio tiene que ver con el amor al prójimo y  facilitan oportunidades para que sus jóvenes lo hagan. El servicio tiene que ver con  responder a las necesidades de quienes nos rodean y hay una multifacética forma de  hacerlo. Levantar una generación de servidores es una misión que nos encomendó el  comandante en jefe y nosotros debemos usar nuestras mejores estrategias para lograrlo. Los  ministerios que enseñan y movilizan a los jóvenes a servir al prójimo son ministerios que  desarrollan distintas capacidades en sus participantes, impulsan a la iglesia al crecimiento y  hacen del cristianismo una fuerza relevante en sus medios de influencia. 

Propósito 3. Evangelismo 

Si hay algo de lo que hablamos mucho y practicamos poco es el evangelismo. Creo que  se debe a cuatro razones: la primera es que no tenemos suficiente compasión por los  perdidos, la segunda es que tenemos una idea muy “formulista” de qué es el evangelismo,  la tercera es que en el orden de prioridades de muchas iglesias y ministerios juveniles el  evangelismo nunca es un propósito sino una actividad que de tanto en tanto hay que hacer y  la cuarta de la digo en un ratito … La noticia es que los ministerios juveniles sanos  descubren que la iglesia debe crecer y empiezan a trabajar activamente para lograrlo. Pero  el propósito del evangelismo no se trata simplemente de encontrar el mejor programa para  

  

16 Gracias a Dios esto está cambiando.

evangelizar a esta generación. Se trata de “criar” evangelistas. Se trata de levantar una  generación que entienda que el evangelismo no es una variable negociable en la experiencia  cristiana. Ahora ¿Cuál ha sido el gran impedimento para que tu generación y la mía no  vivieran esta verdad? La cuarta razón es que por lo menos a mi me enseñaron a evangelizar  solo desde atrás de un púlpito. Me hicieron sentir culpable, desde atrás de un púlpito, me  enseñaron la importancia de hacerlo, desde atrás de un púlpito y me enseñaron diversos  métodos para hacerlo, desde atrás de un púlpito. En muy pocas ocasiones me sacaron a la  calle para darme el ejemplo y en todavía menos ocasiones vi líderes que “naturalmente”  comunicaban el evangelio. Digo “naturalmente” por que no estoy hablando ni de fanatismo,  ni de personas que saben usar una fórmula o método, sino de personas que en su vida diaria  muestran algo distinto que hace que otros se cuestionen que hay de especial en él o ella y  usen eso para dar testimonio de Cristo. En los próximos capítulos vamos a conversar de los  “cómos” pero ahora déjame decirte que si queremos levantar una generación de  evangelistas tenemos que “modelar” lo que vamos a hablar. 

El propósito de evangelizar debe perfumar cada actividad de nuestros ministerios  juveniles. Si quieres un cada vez más sano y emocionante ministerio juvenil debes apuntar  todos los componentes hacía un ministerio extrovertido y contagioso. 

Propósito 4. Discipulado 

El discipulado es un proceso. Empieza en el momento que entramos en la membresía  del cuerpo y se terminará en los cielos. Si estás leyendo este libro es porque tienes un  interés especial en que tus adolescentes y jóvenes aprendan a obedecer a Jesús y se  mantengan siempre creciendo en su fe. ¿De qué sirve tener hoy un “exitoso” ministerio  juvenil si en unos años tus jóvenes no van a estar obedeciendo a Cristo? Tener el templo  lleno de jóvenes que saben hablar “evangélico” y ser la estrella admirada de tu ciudad por  tener el ministerio juvenil más numeroso no significa nada si al fin al cabo tus jóvenes no  saben hacer lo correcto en lo secreto como estilo de vida. No que no se equivoquen y sean  perfectos. Acuérdate que nuestra palabra es “maduros.” 

El conocido pensador Henri Nouwen solía destacar que discípulo y disciplina son la  misma palabra. Ser discípulos y amigos de Cristo significa que queremos vivir como él nos  enseñó. El discipulado no es un programa ni meramente un método. El discipulado es  practicar las disciplinas de Cristo a tal punto que nuestra vida contagie a otros con la misma  obediencia. Nosotros debemos vivir las enseñanzas de Cristo para poder “enseñarlas” a  nuestros jóvenes. Parte de esas enseñanzas fueron: «Amar al que es rechazado, resistir la  tentación, ayudar al necesitado y llevar en alto nuestros valores,» una increíble  responsabilidad considerando el medio que nos rodea. Cristo practicaba el retiro, la oración,  la misericordia, el perdón, la sencillez, la compasión, el sacrificio y nosotros debemos  enseñara a nuestros jóvenes a practicar lo mismo. 

Al viajar por tantos países tengo la posibilidad de escuchar a muchos líderes con ideas  bien diferentes respecto al discipulado. Pero hay una idea que es necesario aclarar: a mi me  da miedo cuando escucho a un líder referirse a “sus” discípulos. Qué decepción si estoy  formando discípulos propios, probrecitos. Los discípulos deben ser de Cristo. El  discipulado significa ser seguidores de Él y llevar a otros al mismo blanco. Crecer  conforme a la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13) dejando de lado las cosas de  niños (1 Corintios 14:20), esperando alcanzar aquello para la cuál Cristo nos alcanzó 

(Filipenses 3:12), conocerlo más a Él (Filipenses 3:10) y comprender con todos los santos  la dimensión de quién es Jesús (Efesios 3:18) debe estar en la mira constante de nuestros  ministerios. 

Los ministerios que descubren este propósito de Cristo para su lglesia y lo ponen claro  como fin y blanco de tal manera que determine sus programas y sus relaciones son  ministerios efectivos que impactan la juventud como pocas otras fuerzas pueden en la  tierra. 

Capítulo 4 Hoja de Trabajo 

para uso personal o equipo de trabajo 

1. ¿Qué significa llevar a los jóvenes a la madurez en Cristo? 

2. ¿Cómo se diferencian relacionan la gran meta y los cuatro propósitos? 3. ¿Por qué es determinante identificar los propósitos? 

4. ¿Cuál es tu evaluación de la iglesia en general en vista de los cuatro propósitos? 5. ¿Cómo evalúas tu ministerio en cada uno de los cuatro aspectos? 

www.especialidadesjuveniles.com 4 

  

4Leys, L. (2009). El Ministerio Juvenil Efectivo: El arte de alcanzar y discipular a las nuevas  generaciones (54). Miami, FL: Editorial Vida.



最后修改: 2022年02月17日 星期四 10:01